Antecedentes a la pregunta
Los profesores y el personal escolar deben saber cómo controlar el asma en las escuelas. Si tienen poco conocimiento del asma, el personal puede no saber cómo proteger mejor a un niño con asma, o puede no lograr actuar en caso de un ataque grave. Se procuró evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales posibles de la educación sobre el asma para el personal escolar, y explorar cómo esta educación puede administrarse mejor.
Características de los estudios
Se encontraron cinco estudios que incluían más de 100 escuelas y que comparaban un programa educativo sobre el asma para el personal escolar versus un control. Los investigadores midieron los resultados para los profesores y el personal, y a menudo también para los niños o los padres, con mayor frecuencia entre el mes y los 12 meses. La búsqueda de estudios más reciente se realizó el 29 noviembre 2016.
Resultados principales
No fue posible decir si la educación del personal escolar redujo el número de niños que necesitaban visitar el servicio de urgencias (SU) o el hospital, y ningún estudio informó muertes. Los autores de los estudios midieron el control del asma de diferentes maneras aunque encontraron poco beneficio, especialmente más de un año después de administrar la intervención.
Las escuelas que recibieron educación sobre el asma se adhirieron mejor a las políticas del asma y el personal estuvo mejor preparado; más escuelas que habían recibido adiestramiento sobre el asma para el personal habían redactado políticas sobre el asma en comparación con las escuelas de control, más escuelas de intervención mostraron una mejoría en las medidas tomadas para prevenir o controlar las crisis asmáticas inducidas por el ejercicio y más personal de las escuelas de intervención sintió que podía administrar salbutamol mediante un espaciador.
Se deseaba examinar qué deben cubrir las sesiones educativas y cómo podrían administrarse mejor, aunque no se encontró suficiente información para realizar dicha evaluación.
En resumen, la educación sobre el asma para el personal escolar aumenta el conocimiento del asma y la preparación en las escuelas, aunque no se conoce mucho acerca de los beneficios reales de esta educación para los niños con asma.
Calidad de la evidencia
El número pequeño de estudios y la variación entre ellos dieron lugar a que no fuese posible tener seguridad sobre el efecto general de la educación del personal escolar acerca del asma. Las formas en que los investigadores asignaron las escuelas, los profesores o los niños a los grupos pueden haber causado algún sesgo. Además, el hecho de que los profesores sabían si estaban en el grupo activo o el de control puede haber afectado la forma en que se comportaron y respondieron los cuestionarios, lo cual puede haber dado lugar a la sobrestimación de los beneficios. Muchas personas incluidas en los estudios no regresaron los cuestionarios al final del estudio, lo cual significa que no se obtuvo una imagen completa de los resultados de las intervenciones educativas sobre el asma.
La educación sobre el asma para el personal escolar aumenta el conocimiento y la preparación sobre el asma, aunque los estudios varían y toda la evidencia disponible es de baja calidad. Los estudios todavía no han capturado si esta mejoría en el conocimiento ha dado lugar a beneficios apreciables a corto plazo o a más largo plazo para la seguridad y la salud de los niños con asma en la escuela. La evidencia de los ensayos aleatorios no contribuye al conocimiento del contenido o los atributos de las intervenciones que dan lugar a los mejores resultados, ni de los recursos requeridos para su ejecución exitosa.
El informe completo del contenido y los recursos de las intervenciones educacionales es esencial para la evaluación de su efectividad y factibilidad para la ejecución. Lo anterior aplica tanto a los estudios aleatorios como no aleatorios, aunque los últimos pueden estar mejor situados para observar los resultados clínicos importantes como las exacerbaciones y la mortalidad a más largo plazo.
Los profesores y el personal escolar deben ser competentes en cuanto al control del asma en las escuelas. Los niveles bajos demostrados de conocimiento sobre el asma significan que el personal puede no saber cómo proteger mejor a un niño con asma en su atención, o que puede no lograr tomar las medidas apropiadas en caso de un ataque grave. La educación acerca del asma podría ayudar a mejorar este conocimiento y dar lugar a una mejoría en los resultados del asma para los niños.
Evaluar la efectividad y la seguridad de los programas educativos sobre el asma para el personal escolar, e identificar los contenidos y los atributos que los sustentan.
Las búsquedas más recientes se han realizado el 29 de noviembre de 2016.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios que comparaban una intervención para educar al personal escolar acerca del asma versus un grupo de control. Se incluyeron los estudios informados como texto completo, los publicados como resumen solamente y los datos no publicados.
Al menos dos autores de la revisión examinaron las búsquedas, extrajeron los datos de resultado y las características de las intervenciones de los estudios incluidos y evaluaron el riesgo de sesgo. Los resultados primarios para la síntesis cuantitativa fueron las visitas al servicio de urgencias (SU) o al hospital, la mortalidad y el control del asma; se calificaron los resultados principales y se presentó la evidencia en una tabla de “Resumen de los resultados”. Se planificó una síntesis cualitativa de las características de las intervenciones, aunque los autores de los estudios no pudieron proporcionar la información necesaria.
Los datos dicotómicos se analizaron como odds ratios, y los datos continuos como diferencias de medias o diferencias de medias estandarizadas, todos con un modelo de efectos aleatorios. Se evaluó la heterogeneidad clínica, metodológica y estadística al realizar los metanálisis, y los datos sesgados se describieron de forma narrativa.
Cinco ECA con asignación al azar por grupos de 111 escuelas cumplieron con los criterios de elegibilidad de la revisión. Los investigadores midieron los resultados en el personal participante y a menudo en los niños o los padres, con mayor frecuencia entre el mes y los 12 meses.
Todas las intervenciones fueron programas educacionales, aunque la duración, el contenido y la administración variaron; algunas incluyeron elementos de formación para los alumnos o los proveedores de atención primaria. Se observó riesgo de sesgo de selección, realización, detección y deserción, aunque a un grado diferente entre los estudios y los resultados.
Los análisis cuantitativos y cualitativos fueron limitados. Sólo un estudio informó las visitas al SU o al hospital y proporcionó datos que estuvieron demasiado sesgados para el análisis. Ningún estudio informó muertes o eventos adversos. Los estudios no informaron el control del asma de forma sistemática, aunque los resultados no mostraron ninguna diferencia entre los grupos en el cuestionario pediátrico sobre la calidad de vida relacionada con el asma (diferencia de medias [DM] 0,14; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,03 a 0,31; 1005 participantes; se disminuyó la calidad de la evidencia a baja debido al riesgo de sesgo y la imposibilidad para generalizar la evidencia). Los datos sobre los días con síntomas, el despertar durante la noche, las actividades cotidianas restringidas y el ausentismo escolar estuvieron sesgados o no pudieron analizarse; algunas puntuaciones medias fueron mejores en el grupo adiestrado, aunque la mayoría de las diferencias entre los grupos fueron pequeñas y no persistieron hasta los 24 meses.
Las escuelas que recibieron educación sobre el asma se adhirieron más a las políticas del asma, y el personal estuvo mejor preparado; más escuelas que habían recibido adiestramiento sobre el asma para el personal habían redactado políticas sobre el asma en comparación con las escuelas de control, más escuelas de intervención mostraron una mejoría en las medidas tomadas para prevenir o controlar las crisis asmáticas inducidas por el ejercicio y más personal de las escuelas de intervención informó que se sentía capaz de administrar el salbutamol con un espaciador. Sin embargo, la calidad general de la evidencia fue baja; los resultados muestran desequilibrios al inicio, y la confianza en la evidencia fue limitada por el riesgo de sesgo y la imprecisión. El conocimiento del personal fue mayor en los grupos que habían recibido educación sobre el asma, aunque los resultados fueron inconsistentes y difíciles de interpretar debido a las diferencias entre las escalas (baja calidad).
La información disponible acerca de las intervenciones fue insuficiente para que los autores de la revisión realizaran una síntesis cualitativa significativa del contenido que diera lugar a una intervención exitosa, o de los recursos requeridos para repetir los resultados con exactitud.