Pregunta de la revisión:
Se deseaba identificar el mejor método para ofrecerles alimentación complementaria a los recién nacidos a término y prematuros, y la pregunta se centró en si la alimentación con taza es una mejor forma de alimentación complementaria que la alimentación con biberón o con sonda, cuando los recién nacidos no pueden alimentarse solamente con leche materna.
Antecedentes:
La mayoría de los recién nacidos que nacen a término o ligeramente prematuros pueden alimentarse solamente con leche materna después del nacimiento. Sin embargo, por diversas razones, algunos recién nacidos a término y muchos recién nacidos prematuros pueden no ser capaces de alimentarse solamente con leche materna y requieren alimentación complementaria por métodos alternativos, como una taza, una jeringa, un biberón o una sonda de alimentación, hasta que se puedan alimentar solamente con leche materna.
Características de los estudios:
La búsqueda de estudios elegibles realizada el 31 de enero de 2016 encontró cinco estudios que se pudieron incluir en esta revisión y todos ellos compararon la alimentación con taza y con biberón en recién nacidos. Estos estudios se realizaron en unidades neonatales y de maternidad de hospitales de Australia, el Reino Unido, Brasil y Turquía. La edad gestacional media de los lactantes en la mayoría de los estudios fue similar en el momento del ingreso en el estudio. En cuatro de los estudios, la intervención (taza o biberón) comenzó desde el momento en que se reclutó en el estudio, cuando los lactantes necesitaron por primera vez una alimentación complementaria y tenían apenas 30 semanas de gestación. En el estudio realizado en Turquía, la alimentación complementaria no se inició en el momento del reclutamiento en el estudio ni en el momento de la primera alimentación complementaria, sino que se retrasó hasta que los lactantes tuvieran por lo menos 35 semanas de vida.
Resultados clave:
En algunos de los resultados no se pudieron combinar los hallazgos de los diferentes estudios. Esto incluyó no alimentarse con leche materna en el momento del alta hospitalaria; no alimentarse con leche materna exclusivamente a los tres y a los seis meses; el tiempo promedio de alimentación y el número de días de estancia hospitalaria. Para cada uno de estos resultados, los hallazgos de algunos estudios favorecieron la alimentación con taza, mientras que los resultados de otros estudios favorecieron la alimentación con biberón.
En algunos de los resultados se pudieron combinar los hallazgos de los diferentes estudios: no hubo diferencias en el aumento de peso o en la edad gestacional al momento del alta entre los lactantes que recibieron alimentación complementaria con taza en comparación con el biberón. Sin embargo, los lactantes que recibieron alimentación complementaria con taza tuvieron más probabilidades de ser alimentados exclusivamente con leche materna al ser dados de alta del hospital y tuvieron más probabilidades de recibir alguna alimentación con leche materna a los tres y seis meses de vida.
Debido a que los estudios incluyeron principalmente a lactantes prematuros y a pocos lactantes a término, no se pueden hacer recomendaciones sobre la alimentación con taza en los lactantes a término.
Calidad de la evidencia:
La calidad de la evidencia sobre el aumento de peso, la duración de la estancia hospitalaria, el no alimentarse con leche materna al alta hospitalaria y a los seis meses de vida y alimentarse exclusivamente con leche materna al alta hospitalaria y a los seis meses de vida se considera muy baja a baja. En los estudios incluidos en esta revisión se informa que muchos lactantes que iban a recibir alimentación complementaria con taza recibieron alimentación complementaria por otros medios ya que a los padres o al personal de enfermería no les gustaba la alimentación con taza.
Debido a que la mayoría de los lactantes de los estudios incluidos son prematuros, no se pueden hacer recomendaciones sobre la alimentación con taza de los lactantes a término debido a la falta de evidencia en esta población.
Según los estudios realizados con niños prematuros, la alimentación con taza puede tener algunos efectos beneficiosos en los niños prematuros tardíos y en las tasas de lactancia materna hasta los seis meses de vida. La situación de autoinforme de la lactancia materna y del cumplimiento de las intervenciones complementarias puede ser excesiva, ya que las expectativas de la sociedad en cuanto a la lactancia materna y el hecho de no querer decepcionar a los profesionales sanitarios pueden influir en las respuestas en las entrevistas y en los cuestionarios.
Los resultados relacionados con la duración de la estancia son contradictorios, ya que en el estudio con lactantes prematuros de menor edad gestacional se determinó que los alimentados con taza pasaron aproximadamente diez días más en el hospital, mientras que en el estudio con lactantes prematuros de mayor edad gestacional, que no comenzaron a alimentarse con taza hasta las 35 semanas de gestación, no se registró una mayor duración de la estancia, ya que ambos grupos permanecieron en promedio 26 días. Este hallazgo puede haber estado influenciado por la edad gestacional al nacer y la edad gestacional al comienzo de la alimentación con taza, así como por las visitas de las madres; (un gran número de madres de estos últimos niños prematuros vivían en la región del hospital y podían visitarlo por lo menos dos veces por semana).
El cumplimiento de la intervención de alimentación con taza es un desafío. En los dos estudios más grandes se ha informado de incumplimiento, y en uno de ellos se analizaron los datos por intención de tratar y en el otro se excluyeron los lactantes del análisis. Esto puede haber influido en los resultados del ensayo. Es preciso examinar las cuestiones relacionadas con el incumplimiento antes de realizar nuevos ensayos controlados aleatorizados a gran escala, ya que ello influye en el poder del estudio y, por consiguiente, en los resultados estadísticos. Además, se necesitan estudios más grandes con una evaluación de los resultados de mejor calidad (especialmente cegados) con un seguimiento del 100%.
La leche materna proporciona una nutrición óptima para los lactantes a término y prematuros, y la forma ideal de que los lactantes reciban leche materna es a través de la succión del pecho. Desafortunadamente, esto no siempre es posible por razones médicas o fisiológicas, como el hecho de haber nacido enfermo o prematuro y, por lo tanto, requerir alimentación complementaria. En la actualidad, hay varias formas en que los lactantes pueden recibir alimentación complementaria. Tradicionalmente en las unidades de neonatología y maternidad se han utilizado biberones y sondas nasogástricas; sin embargo, la alimentación con taza se vuelve cada vez más popular como una forma de ofrecer alimentación complementaria en un intento de mejorar las tasas de lactancia. No existe una consistencia que guíe la elección del método de alimentación complementaria.
Determinar los efectos de la alimentación con taza versus otras formas de alimentación enteral complementaria sobre el aumento de peso y el logro de una lactancia materna satisfactoria en los lactantes a término y prematuros que no pueden alimentarse solamente con leche materna.
Se utilizó la estrategia de búsqueda estándar del Grupo Cochrane de Neonatología (Cochrane Neonatal Review Group) para buscar en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL 2016, número 1), MEDLINE vía PubMed (1966 hasta 31 de enero de 2016), EMBASE (1980 hasta 31 de enero de 2016) y en CINAHL (1982 hasta 31 de enero de 2016). También se buscaron ensayos controlados aleatorizados y ensayos cuasialeatorizados en bases de datos de ensayos clínicos, actas de congresos y listas de referencias de los artículos recuperados.
Ensayos controlados aleatorizados o cuasialeatorizados que compararan la alimentación con taza con otras formas de alimentación enteral para la alimentación complementaria de lactantes a término y prematuros.
La obtención y el análisis de los datos se realizaron de acuerdo con los métodos del Grupo Cochrane de Neonatología. Se utilizaron los criterios GRADE para evaluar la calidad de la evidencia.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, realizaron las evaluaciones de la calidad y la extracción de los datos de los ensayos incluidos. Los resultados que se informaron en esos estudios fueron los siguientes: aumento de peso; proporción que no se alimenta con leche materna al alta hospitalaria; proporción que no se alimenta a los tres meses de vida; proporción que no se alimentación a los seis meses de vida; proporción que no se alimenta solamente con leche materna al alta hospitalaria; proporción que no se alimenta solamente con leche materna a los tres meses de vida; proporción que no se alimenta solamente con leche materna a los seis meses de vida; tiempo medio por alimentación (minutos); duración de la estancia hospitalaria y eventos fisiológicos de inestabilidad como bradicardia, apnea y baja saturación de oxígeno. Para las variables continuas como el aumento de peso, se informaron las diferencias de medias y los intervalos de confianza (IC) del 95%. Para los resultados categóricos como la mortalidad, se informaron los riesgos relativos (RR) y los IC del 95%.
La intervención experimental fue la alimentación con taza y la intervención control fue la alimentación con biberón en los cinco estudios incluidos en esta revisión. Un estudio informó sobre el aumento de peso en g/kg/día y no hubo diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos (DM -0,60; IC del 95%: -3,21 a 2,01); mientras que un segundo estudio informó sobre el aumento de peso en los primeros siete días en gramos/día y tampoco mostró diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos (DM -0,10; IC del 95%: -0,36 a 0,16). Hubo una variación significativa en los hallazgos en la mayoría de los resultados de la lactancia materna, excepto en los que no se alimentan con leche materna a los tres meses (tres estudios) (RR típico 0,83; IC del 95%: 0,71 a 0,97) que favoreció a la alimentación con taza. En los casos en que hubo heterogeneidad moderada se realizó un metanálisis: no se alimentan con leche materna a los seis meses (dos estudios) (RR típico 0,83; IC del 95%: 0,72 a 0,95); no se alimentan solamente con leche materna al alta hospitalaria (cuatro estudios) (RR típico 0,61; IC del 95%: 0,52 a 0,71).
Dos estudios informaron sobre el tiempo promedio de alimentación, que no mostró diferencias entre los dos grupos. Dos estudios evaluaron la duración de la estancia hospitalaria y hubo una variación considerable en los resultados y en la dirección del efecto. Sólo un estudio ha informado la edad gestacional al momento del alta, que no mostró diferencias entre los dos grupos (DM -0,10; IC del 95%: -0,54 a 0,34).
La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.