No hay suficiente evidencia que demuestre los efectos de una política de parto por cesárea inmediata planificada en lugar de una política de parto vaginal planificado para el parto de fetos prematuros.
La cesárea es una operación que se realiza para dar a luz al feto a través de un corte en el abdomen y el útero. El parto por cesárea planificado para mujeres que se cree que están en trabajo de parto prematuro puede ser protector para el feto y también evitar una cirugía de emergencia intraparto con sus complicaciones asociadas, pero también puede ser traumático para la madre y para el feto. La mayoría de las veces, las mujeres que se cree que están en trabajo de parto prematuro dan a luz semanas más tarde, a menudo a término. Por lo tanto, existe una posibilidad real de que una política de cesárea planificada pueda aumentar el número de recién nacidos prematuros.
Se incluyeron seis estudios aleatorizados (con 122 mujeres embarazadas), pero solo cuatro estudios (con 116 mujeres) contribuyeron a los análisis. La revisión encontró que no hay suficiente evidencia fiable para comparar el parto por cesárea planificado con el parto vaginal planificado. A veces no es posible realizar una cesárea planificada porque el trabajo de parto progresa demasiado rápido y en ocasiones, aunque se planifique un parto vaginal, las complicaciones que surgen durante el trabajo de parto pueden hacer necesaria una cesárea. La revisión encontró que no se han reclutado suficientes mujeres en los ensayos y, por lo tanto, la decisión de cuál es la mejor manera de dar a luz a un bebé prematuro, ya sea en presentación cefálica o de nalgas, aún depende de la opinión y la práctica actual dentro de un hospital, en lugar de basarse en la evidencia.
Los cuatro ensayos se interrumpieron antes de tiempo, debido a las dificultades para reclutar mujeres. No hubo datos disponibles sobre las complicaciones maternas graves, incluidos los ingresos en la unidad de cuidados intensivos. Sin embargo, hubo siete casos de complicaciones maternas importantes después del parto en el grupo asignado a cesárea programada (dehiscencia de la herida, trombosis venosa profunda, shock endotóxico y sepsis puerperal) y ninguno en el grupo asignado al parto vaginal. La pérdida excesiva de sangre del canal de parto después del nacimiento (hemorragia posparto) no fue claramente diferente entre los dos grupos, como tampoco lo fue la asfixia al parto o el síndrome de dificultad respiratoria, ni las lesiones del recién nacido.
No hay evidencia suficiente para evaluar una política de cesárea inmediata planificada para los fetos prematuros. Se necesitan más estudios en esta área, pero el reclutamiento será difícil.
El parto por cesárea planificado para mujeres que se cree que están en trabajo de parto prematuro puede ser protector para el feto, pero también puede ser bastante traumático para la madre y el feto. Por lo tanto, el modo óptimo de parto de los fetos prematuros en presentación cefálica y de nalgas aún es controvertido.
Evaluar los efectos de una política de parto por cesárea inmediata planificada frente a un parto vaginal planificado para las mujeres en trabajo de parto prematuro.
Se realizaron búsquedas en el Registro de Ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group (5 de agosto 2013).
Ensayos aleatorizados que compararon una política de parto por cesárea inmediata planificada versus parto vaginal planificado para el parto prematuro.
Dos autores de la revisión de forma independiente evaluaron los ensayos para inclusión. Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Se verificó la exactitud de los datos.
Se incluyeron seis estudios (con 122 mujeres), pero solo cuatro estudios (con solo 116 mujeres) aportaron datos a los análisis.
Del recién nacido
Hubo muy pocos datos de importancia para los tres resultados principales (primarios) considerados en este examen: No hubo diferencias significativas entre la cesárea inmediata programada y el parto vaginal programado con respecto a las lesiones del feto durante el parto (riesgo relativo [RR] 0,56; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,05 a 5,62; un ensayo, 38 mujeres) o a la asfixia durante el parto (CR 1,63; IC del 95% 0,84 a 3,14; un ensayo, 12 mujeres). Los únicos casos de traumatismo al parto fueron una laceración en la nalga de un recién nacido por cesárea y un leve hematoma en otro asignado al grupo que nació por vía vaginal.
La diferencia entre los dos grupos con respecto a las muertes perinatales no fue significativa (0,29; IC del 95%: 0,07 a 1,14; tres ensayos, 89 mujeres) y no hubo datos relacionados específicamente con el ingreso del recién nacido en la unidad de cuidados especiales o de cuidados intensivos.
Tampoco hubo diferencias entre los grupos de cesárea o parto vaginal en cuanto a los marcadores de posible asfixia del parto (RR 1,63; IC del 95%: 0,84 a 3,14; un ensayo, 12 mujeres) o la puntuación de Apgar menor de siete a los cinco minutos (RR 0,83; IC del 95%: 0,43 a 1,60; cuatro ensayos, 115 mujeres) y ninguna diferencia en los intentos de lactancia materna (RR 1,40; 95%: 0,11 a 17,45; un ensayo, 12 mujeres). Tampoco hubo diferencias en los ataques/convulsiones neonatales (RR 0,22; IC del 95%: 0,01 a 4,32; tres ensayos, 77 mujeres), la encefalopatía hipóxica isquémica (RR 4,00; IC del 95%: 0,20 a 82,01; un ensayo, 12 mujeres) o el síndrome de dificultad respiratoria (RR 0,55; IC del 95%: 0,27 a 1,10; tres ensayos, 103 mujeres). No se informaron datos en los ensayos relacionados específicamente con la aspiración de meconio. Tampoco hubo diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto al seguimiento anormal en la infancia (RR 0,65; IC del 95%: 0,19 a 2,22; un ensayo, 38 mujeres) o el parto menos de siete días después del ingreso (RR 0,95; IC del 95%: 0,73 a 1,24; dos ensayos, 51 mujeres).
Madre
No se comunicaron datos sobre los ingresos de las madres en los cuidados intensivos. Sin embargo, hubo siete casos de complicaciones maternas graves posparto en el grupo asignado a la cesárea inmediata programada y ninguno en el grupo asignado al parto vaginal (RR 7,21; IC del 95%: 1,37 a 38,08; cuatro ensayos, 116 mujeres).
No se informaron datos en los ensayos relacionados específicamente con la satisfacción materna (postnatal). No hubo diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto a la hemorragia posparto. En los análisis también se consideraron varios resultados secundarios no especificados. Hubo una ventaja significativa para las mujeres del grupo de parto vaginal con respecto a la pirexia puerperal materna (RR 2,98; IC del 95%: 1,18 a 7,53; tres ensayos, 89 mujeres) y otras infecciones maternas (RR 2,63; IC del 95%: 1,02 a 6.78; tres ensayos, 103 mujeres), pero no hubo diferencias significativas en la infección de la herida (RR 1,16; IC del 95%: 0,18 a 7,70; tres ensayos, 103 mujeres), la estancia materna de más de 10 días (RR 1,27; IC del 95%: 0,35 a 4,65; tres ensayos, 78 mujeres) o la necesidad de transfusión de sangre (resultados no estimables).
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