Tener un problema de salud mental puede causar dificultades y obstáculos en todas las áreas de la vida, incluso en aquellas tan simples como lavarse, ir de compras, hablar abiertamente con otras personas, cepillarse los dientes, limpiar la casa, administrar el dinero, hacer amigos, afeitarse y ser independiente. Tener un problema de salud mental, combinado con un aturdimiento similar al sueño que provocan muchos medicamentos antipsicóticos, limita la capacidad de las personas para cuidar de sí mismas, socializar con otras personas, participar en la educación o el desarrollo profesional y encontrar trabajo.
Los programas de habilidades para la vida tratan de remediar algunas de estas dificultades fomentando la vida independiente y mejorando así la calidad de vida. Las habilidades para la vida a menudo tienen varios componentes: comunicación y conversación; conciencia financiera y administración del dinero; tareas domésticas (como cocinar, lavar los platos, aspirar, lavar la ropa y llevar la casa); y cuidado personal (como lavarse, bañarse, limpiarse los dientes, afeitarse, peinarse y vestirse). Otras habilidades para la vida incluyen la capacitación para hacer frente al estrés, comprar y comer alimentos saludables, saber la hora, tomar medicamentos, mejorar las habilidades sociales, usar el transporte y la planificación anticipada.
La rehabilitación o mejora es lenta, compleja y difícil. Hay muchas maneras de involucrarse con la gente durante este proceso, incluyendo: terapias creativas (arte, drama, música, poesía, educación, danza, canto); habilidades para la vida (como se ha descrito anteriormente); terapia basada en el trabajo para mejorar el empleo; y actividades recreativas (tales como caminatas en grupo, natación, deportes, lectura, escribir un diario, ver televisión, ir a fiestas, eventos y excursiones).
Esta revisión considera diferentes tipos de tratamiento de rehabilitación para las personas con problemas de salud mental. Compara la capacitación en habilidades para la vida con la terapia ocupacional y el apoyo entre iguales (donde se animaba a un grupo de personas con problemas de salud mental a ayudarse entre sí). La comparación también se realizó con la atención estándar o habitual. Las habilidades para la vida, la terapia ocupacional y el apoyo entre iguales tienen como objetivo promover la salud al permitir que las personas realicen actividades significativas y con un propósito.
En general, los autores de la revisión concluyen que no existe una gran diferencia entre aquellos que reciben habilidades para la vida, terapia ocupacional, apoyo entre iguales y atención estándar. Es discutible si se debe presionar a las personas para que asistan a clases de habilidades para la vida y que se desconozca si estos programas de habilidades para la vida son beneficiosos o incluso perjudiciales. Los profesionales y los usuarios de los servicios invierten mucho tiempo en habilidades para la vida y esto puede costar tiempo y dinero. Sin embargo, la calidad de la evidencia científica es baja e incierta. Los autores señalan que las habilidades para la vida son todavía una forma simple y fácil que tiene el potencial de generar grandes beneficios para las personas que están casi discapacitadas por problemas de salud mental.
(Este resumen en términos sencillos ha sido redactado por Ben Gray, de Rethink Mental Illness). Benjamin Gray, Usuario de Servicios y Experto Usuario de Servicios, Rethink Mental Illness. Correo electrónico ben.gray@rethink.org
Actualmente no existe evidencia convincente que sugiera que los programas de habilidades para la vida sean efectivos para las personas con enfermedades mentales crónicas. Se necesitan datos más sólidos de estudios con un poder estadístico adecuado para determinar si el entrenamiento en habilidades para la vida es beneficioso para las personas con problemas crónicos de salud mental.
La mayoría de las personas con esquizofrenia tienen un patrón cíclico de enfermedad caracterizado por la remisión y las recaídas. La enfermedad puede reducir la capacidad de autocuidado y funcionamiento y puede llevar a que la enfermedad se vuelva incapacitante. Los programas de habilidades para la vida, que hacen hincapié en las necesidades asociadas con el funcionamiento independiente, suelen formar parte del proceso de rehabilitación. Estos programas han sido desarrollados para mejorar la vida independiente y la calidad de vida de las personas con esquizofrenia.
Revisar los efectos de los programas de habilidades para la vida comparados con la atención estándar u otros tratamientos comparables para las personas con problemas de salud mental crónicos.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Esquizofrenia (Cochrane Schizophrenia Group) (junio de 2010). Se complementó este proceso con una búsqueda manual y un escrutinio de las referencias. Se revisaron las referencias de todos los estudios incluidos para obtener ensayos adicionales.
Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorizados o cuasialeatorizados pertinentes para los programas de habilidades para la vida versus otros tratamientos comparables o la atención estándar que incluye a personas con enfermedades mentales graves.
Se obtuvieron los datos de forma independiente. Para los datos dicotómicos, se calcularon los riesgos relativos (RR) y sus intervalos de confianza (IC) del 95% en base a un análisis de intención de tratar, según un modelo de efectos aleatorios. Para los datos continuos, se calcularon las diferencias de medias (DM) y, nuevamente, se utilizó un modelo de efectos aleatorios.
Se incluyeron siete ensayos controlados aleatorizados con un total de 483 participantes. Estos ensayos evaluaron programas de habilidades para la vida versus atención estándar, o grupos de apoyo. No se encontraron diferencias significativas en el rendimiento en habilidades para la vida entre las personas que recibieron entrenamiento en habilidades para la vida y la atención estándar (1 ECA, n = 32; DM -1,10; IC del 95%: -7,82 a 5,62). El entrenamiento en habilidades para la vida no mejoró ni empeoró la retención de los estudios (5 ECA, n = 345; RR 1,16; IC del 95%: 0,40 a 3,36). No se encontraron diferencias significativas en las puntuaciones positivas, negativas o totales de PANSS entre la intervención de habilidades para la vida y la atención estándar. Se encontró que las puntuaciones de calidad de vida eran contradictorias entre los participantes que recibieron entrenamiento en habilidades para la vida (1 ECA, n = 32; DM -0,02; IC del 95%: -0,07 a 0,03) y la atención estándar. Las habilidades para la vida comparadas con los grupos de apoyo tampoco revelaron diferencias significativas en las puntuaciones de PANSS, la calidad de vida o las habilidades sociales (1 ECA, n = 158; DM -0,90; IC del 95%: -3,39 a 1,59).
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