Pregunta de la revisión
¿Cuál es la eficacia y la seguridad de los glucocorticoides en el tratamiento de los niños con laringotraqueobronquitis?
Antecedentes
Los virus respiratorios son la principal causa de la laringotraqueobronquitis en niños. Provoca una inflamación de la garganta y las vías respiratorias, lo que puede dificultar la respiración. Los niños también presentan un tipo especial de tos denominada tos perruna. Los glucocorticoides son tipos de corticoides que ayudan a reducir la inflamación, facilitando así la respiración de los niños con esta enfermedad.
Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 1999 y actualizada en 2004, 2011 y 2018.
Fecha de la búsqueda
La evidencia está actualizada hasta el 4 de marzo de 2022.
Características de los estudios
Se incluyeron dos estudios nuevos con 1323 niños, para un total de 45 estudios con 5888 niños de cero a 18 años publicados entre 1964 y 2021. Los tres tipos de glucocorticoides utilizados en los nuevos estudios fueron la budesonida, la dexametasona y la prednisolona. El estudio más reciente comparó la eficacia de la budesonida y la dexametasona. El otro estudio nuevo comparó la eficacia de la dexametasona y la prednisolona, así como una dosis pequeña de dexametasona (0,15 mg/kg) frente a 0,60 mg/kg de dexametasona. Se añadieron los datos del nuevo estudio que comparó las dosis de dexametasona con los estudios incluidos anteriormente que analizaron la misma comparación.
Fuentes de financiación de los estudios
Entre las fuentes de financiación se incluyeron el gobierno (11%), entidades académicas o de investigación (7%), la industria (18%) o fundaciones (9%). Más de la mitad de los estudios (55%) no informaron acerca de las fuentes de financiación.
Resultados clave
En comparación con la prednisolona, la dexametasona no mostró mejoría en la puntuación de la laringotraqueobronquitis a las dos y seis horas de acudir al hospital o al servicio de urgencias, y probablemente redujo casi a la mitad las nuevas visitas o los (re)ingresos por la enfermedad. Añadir de glucocorticoides suplementarios favoreció a la dexametasona frente a la prednisolona. En comparación con 0,15 mg/kg de dexametasona, la dosis estándar de 0,60 mg/kg probablemente redujo la gravedad de la laringotraqueobronquitis evaluada con la escala de puntuación de la laringotraqueobronquitis a las 24 horas de acudir al hospital o al servicio de urgencias. Sin embargo, no se encontraron diferencias importantes entre los grupos en la escala de puntuación de laringotraqueobronquitis a las 2, 6 o 12 horas, en las nuevas visitas o (re)ingresos de los niños, ni en la duración de la estancia en el hospital o en el servicio de urgencias. La necesidad de tratamientos adicionales como el uso de otros medicamentos como adrenalina, glucocorticoides suplementarios o el uso de un tubo para ayudar a respirar no difirió entre 0,15 mg/kg y 0,60 mg/kg de dexametasona. No se notificaron episodios adversos graves derivados del uso de glucocorticoides en los nuevos estudios incluidos.
Conclusiones
No ha cambiado la evidencia de que los glucocorticoides reducen los síntomas de la laringotraqueobronquitis a las dos horas, acortan la estancia hospitalaria y reducen la tasa de nuevas visitas a consulta o (re)ingresos en comparación con el placebo (tratamiento falso). Una pequeña dosis de dexametasona de 0,15 mg/kg podría ser tan eficaz como la dosis estándar de 0,60 mg/kg. Se necesitan más estudios para reforzar la evidencia de la efectividad de la dexametasona a dosis bajas de 0,15 mg/kg para tratar la laringotraqueobronquitis. Se concluye que los glucocorticoides son eficaces en el tratamiento de la laringotraqueobronquitis en niños.
Certeza de la evidencia
La mayoría de los estudios (98%) tenían problemas relacionados con los métodos, con la manera de presentar la información o ambos. En el caso de cualquier glucocorticoide comparado con placebo, se redujo la certeza de la evidencia para el cambio en la puntuación de la laringotraqueobronquitis después de 2, 6, 12 y 24 horas y las nuevas visitas o (re)ingresos debido a la variabilidad de los estudios, la imprecisión y la inconsistencia de los resultados de los estudios, así como el riesgo de sesgo. Hay escasa evidencia de que el sesgo de notificación influyera en los resultados de esta revisión con respecto a las nuevas visitas o los (re)ingresos, o ambos. Se encontraron amenazas similares a la certeza de la evidencia en las otras comparaciones de esta revisión, que incluyen preocupaciones relacionadas con el riesgo de sesgo y la inconsistencia e imprecisión de los resultados de los estudios.
La evidencia de que los glucocorticoides reducen los síntomas de la laringotraqueobronquitis a las dos horas, acortan la estancia hospitalaria y reducen la tasa de nuevas visitas o (re)ingresos no ha cambiado en esta actualización. Una dosis menor de 0,15 mg/kg de dexametasona podría ser tan eficaz como la dosis estándar de 0,60 mg/kg. Se necesitan más ECA para reforzar la evidencia de la efectividad de la dexametasona a dosis bajas de 0,15 mg/kg para tratar la laringotraqueobronquitis.
Los glucocorticoides son la base del tratamiento de la laringotraqueobronquitis. La evidencia existente muestra que los glucocorticoides son eficaces en el tratamiento de la laringotraqueobronquitis en niños. Sin embargo, es imperativo actualizar la evidencia sobre su relevancia clínica en esta enfermedad. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 1999 y actualizada en 2004, 2011 y 2018.
Investigar los efectos y la seguridad de los glucocorticoides en el tratamiento de la laringotraqueobronquitis en niños de hasta 18 años de edad.
Se hicieron búsquedas en La Biblioteca Cochrane, que incluye el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL; 2022 número 9), Ovid MEDLINE Epub Ahead of Print, In-Process & Other Non-Indexed Citations y Ovid MEDLINE (1946 hasta el 4 de marzo de 2022), Embase (Ovid) (1974 hasta el 4 de marzo de 2022). También se realizaron búsquedas en la ICTRP de la OMS y en ClinicalTrials.gov el 4 de marzo de 2022.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) en niños (de 18 años o menos) con laringotraqueobronquitis. El efecto de los glucocorticoides se evaluó en comparación con lo siguiente: placebo, cualquier otro agente farmacológico, cualquier otro glucocorticoide, cualquier combinación de otros glucocorticoides, administrados por diferentes formas de administración o administrados en diferentes dosis. Los estudios incluidos debían haber evaluado al menos uno de los desenlaces principales de esta revisión (definidos como el cambio en la puntuación del crup o las nuevas visitas a consulta, los [re]ingresos hospitalarios o ambos) o los desenlaces secundarios (definidos como la duración de la estancia hospitalaria o en los servicios de urgencias, la mejoría del paciente, el uso de tratamientos adicionales o los eventos adversos).
Los autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente, con la comprobación de otro autor de la revisión. Los datos se introdujeron en Review Manager 5 para el metanálisis. Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente el riesgo de sesgo de los estudios mediante la herramienta Cochrane de riesgo de sesgo. Dos autores de la revisión evaluaron la certeza de la evidencia para los desenlaces principales mediante el método GRADE.
Esta revisión actualizada incluye 45 ECA con un total de 5888 niños, un aumento de dos ECA con 1323 niños desde la última actualización. También se identificó un estudio en curso y otro pendiente de clasificación. La mayoría de los estudios (98%) se consideraron con riesgo de sesgo alto o incierto.
Cualquier glucocorticoide comparado con placebo
En comparación con placebo, los glucocorticoides podrían dar lugar a mayores reducciones de la puntuación del crup después de dos horas (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,65; intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,13 a -0.18; siete ECA, 426 niños; evidencia de certeza baja); de seis horas (DME -0,76; IC del 95%: -1,12 a -0,40; 11 ECA, 959 niños; evidencia de certeza baja); y de 12 horas (DME -1,03; IC del 95%: -1,53 a -0,53; ocho ECA, 571 niños; evidencia de certeza baja). La evidencia del cambio en la puntuación del crup después de 24 horas es muy incierta (DME -0,86; IC del 95%: -1,40 a -0,31; ocho ECA, 351 niños; evidencia de certeza muy baja).
Un glucocorticoide comparado con otro glucocorticoide
Hubo poca o ninguna diferencia entre la prednisolona y la dexametasona en la reducción de la puntuación del crup a las dos horas a partir de la puntuación inicial (DME 0,06; IC del 95%: -0,06 a 0,18; un ECA, 1231 niños; evidencia de certeza alta). Probablemente hubo poca o ninguna diferencia entre la prednisolona y la dexametasona en la reducción de la puntuación del crup a las seis horas a partir de la puntuación inicial (DME 0,21; IC del 95%: -0,21 a 0,62; un ECA, 99 niños; evidencia de certeza moderada). Sin embargo, es posible que la dexametasona reduzca las nuevas visitas a consulta o los (re)ingresos por laringotraqueobronquitis a casi la mitad (razón de riesgos [RR] 0,55; IC del 95%: 0,28 a 1,11; cuatro ECA, 1537 niños; evidencia de certeza moderada), y mostró una reducción del 28% en el uso de glucocorticoides suplementarios como tratamiento adicional (RR 0,72; IC del 95%: 0,53 a 0,97; dos ECA, 926 niños).
Dexametasona administrada a diferentes dosis
En comparación con 0,15 mg/kg, 0,60 mg/kg de dexametasona probablemente redujo la gravedad del laringotraqueobronquitis evaluada por la escala de puntuación del crup a las 24 horas a partir de la puntuación inicial (DME 0,63; IC del 95%: 0,16 a 1,10; un ECA, 72 niños; evidencia de certeza moderada); sin embargo, este no fue el caso a las dos horas (DME -0,27; IC del 95%: -0,76 a 0,22; dos ECA, 861 niños; evidencia de certeza alta). Probablemente no hubo una reducción a las seis horas (DME -0,45; IC del 95%: -1,26 a 0,35; tres ECA, 178 niños; evidencia de certeza moderada) y la evidencia a las 12 horas es muy incierta (DME -0,60; IC del 95%: -4,39 a 3,19; dos ECA, 113 niños; evidencia de certeza muy baja). Hubo poca o ninguna diferencia entre las dosis de dexametasona en las nuevas visitas o (re)ingresos de los niños o ambos (RR 0,91; IC del 95%: 0,71 a 1,17; tres ECA, 949 niños; evidencia de certeza alta) o en la duración de la estancia hospitalaria o en el servicio de urgencias (diferencia de medias 0,12; IC del 95%: -0,32 a 0,56; dos ECA, 892 niños). La necesidad de tratamientos adicionales, como epinefrina (RR 0,78; IC del 95%: 0,34 a 1,75; dos ECA, 885 niños); intubación (diferencia de riesgos 0,00; IC del 95%: -0,00 a 0,00; dos ECA, 861 niños); o la administración de glucocorticoides suplementarios (RR 0,77; IC del 95%: 0,51 a 1,15; dos ECA, 617 niños), tampoco difirió entre las dosis de dexametasona.
Hubo niveles de heterogeneidad de moderados a altos en los análisis de la mayoría de las comparaciones. Se observaron eventos adversos en algunas de las comparaciones notificadas en la revisión.
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