Antecedentes
Se revisó la evidencia acerca de si el ejercicio ayuda a las personas que desean dejar de fumar, o que han dejado de fumar recientemente, a abandonar el hábito durante al menos seis meses o más. Hacer ejercicio de manera regular puede ayudar a las personas a dejar de fumar al ayudarles con el síndrome de abstinencia del cigarrillo y el deseo imperioso, y al ayudarles a controlar el aumento de peso, que puede ser una preocupación entre las personas que tratan de dejar de fumar.
Características de los estudios
Se encontraron 24 estudios con un total de 7279 personas. Dos estudios se centraron en ayudar a los que habían dejado de fumar recientemente y el resto de los estudios incluyó a fumadores actuales que deseaban dejar de fumar. Todos los estudios se realizaron en adultos. Once estudios se realizaron en mujeres solamente y uno en hombres solamente. La mayoría de los estudios reclutaron personas bastante inactivas. La mayoría de los estudios ofrecieron ejercicios aeróbicos supervisados y grupales. La evidencia está actualizada hasta mayo 2019.
Resultados clave
Cuando se combinaron los resultados de 21 estudios (6607 participantes) que compararon el ejercicio y los programas de abandono del hábito de fumar con los programas de abandono del hábito de fumar solamente, no hubo evidencia de que el ejercicio aumentara las tasas de abandono a los seis meses o más. No hubo evidencia de que el efecto fuera diferente para los diferentes tipos de ejercicio. Cuando se combinaron los resultados de dos estudios (453 participantes), no hubo evidencia de que el ejercicio ayudara a las personas que habían dejado de fumar recientemente a seguir haciéndolo.
Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia sobre si los programas de ejercicios ayudan a las personas a dejar de fumar se valoró como de certeza baja, lo que indica que los estudios de investigación futuros podrían cambiar estos resultados. La baja certeza se debe a que no es posible descartar el azar como explicación del ligero efecto beneficioso indicado. Podría ser que el ejercicio no ayude en absoluto, o podría ser que el apoyo a las personas para que hagan ejercicio aumente modestamente las tasas de abandono del hábito de fumar. No se conoce cuál de ellas es la verdadera razón. También se considera que un buen número de los ensayos pueden estar sesgados. Existen preocupaciones acerca de si los estudios pequeños que encontraron efectos menores tienen menos probabilidades de ser publicados que los estudios pequeños que encontraron efectos más grandes, lo que hace que el resultado promedio sea engañoso. La evidencia de dos estudios que examinaron si el ejercicio ayuda a las personas a evitar la recaída del hábito de fumar se valoró como de certeza muy baja, lo que indica nuevamente que se necesitan más estudios de investigación. Lo anterior se debe a la imprecisión de los efectos calculados y a un alto riesgo de sesgo en los métodos utilizados por uno de los estudios.
No hay evidencia de que agregar el ejercicio al apoyo para el abandono del hábito de fumar mejore la abstinencia en comparación con el apoyo solo, pero la evidencia no es suficiente para evaluar si hay un efecto beneficioso modesto. Los cálculos del efecto del tratamiento tuvieron certeza baja o muy baja debido a las preocupaciones acerca del sesgo en los ensayos, la imprecisión y el sesgo de publicación. Por lo tanto, es probable que los ensayos futuros cambien estas conclusiones.
Realizar ejercicio regular, ya sea de tipo cardiovascular o de resistencia, puede ayudar a las personas a dejar de fumar, en particular al reducir los síntomas de abstinencia y de el deso imperioso, y al ayudar a controlar el aumento de peso.
Determinar la efectividad de las intervenciones basadas en ejercicios, solas o combinadas con un programa de abandono del hábito de fumar, para lograr el abandono del hábito de fumar a largo plazo, en comparación con una intervención para el abandono del hábito de fumar sola o con otra intervención sin ejercicios.
Se realizaron búsquedas de estudios en el registro especializado del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco (Cochrane Tobacco Addiction Group), mediante los términos "exercise" o "physical activity" en el título, el resumen o las palabras clave. La fecha de la búsqueda más reciente fue mayo 2019.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados que compararon un programa de ejercicios solo, o un programa de ejercicios como complemento de un programa de abandono, con un programa de abandono solo u otro grupo control sin ejercicios. Se exigió que los ensayos reclutaran fumadores que desearan dejar de fumar o personas que lo hubieran abandonado recientemente, evaluaran la abstinencia como un resultado y tuvieran un seguimiento de al menos seis meses.
Se utilizaron los métodos Cochrane estándar. El abandono del hábito de fumar se midió después de al menos seis meses, mediante la definición más rigurosa disponible, sobre la base del análisis por intención de tratar (intention-to-treat analysis). Cuando fue posible, se calcularon los riesgo relativos (RR) y los intervalos de confianza (IC) del 95% para el abandono del hábito de fumar para cada estudio. Los estudios elegibles se agruparon según el tipo de comparación como abandono del hábito de fumar o prevención de la recaída. Cuando fue apropiado se realizaron metanálisis y se utilizaron los modelos de efectos aleatorios de Mantel-Haenszel.
Se identificaron 24 ensayos elegibles con un total de 7279 participantes adultos asignados al azar. Dos estudios se centraron en la prevención de la recaída entre los fumadores que habían dejado de fumar recientemente, y los 22 estudios restantes analizaron el abandono del hábito de fumar en los fumadores que deseaban dejarlo. Once estudios se realizaron en mujeres solamente y uno en hombres solamente. La mayoría de los estudios reclutaron personas bastante inactivas. La mayoría de los ensayos utilizaron ejercicios de tipo cardiovascular supervisados y grupales, complementados por un programa de ejercicios domiciliarios y combinados con un programa cognitivo-conductual de varias sesiones para el abandono del hábito de fumar. El comparador en la mayoría de los casos fue un programa cognitivo-conductual de varias sesiones para el abandono del hábito de fumar solamente. En general se consideró que dos estudios tuvieron bajo riesgo de sesgo, 11 alto riesgo de sesgo y 11 riesgo incierto.
Entre los 21 estudios analizados, se encontró evidencia de baja certeza, limitada por el posible sesgo de publicación y por la imprecisión, al comparar el efecto del ejercicio más el apoyo para el abandono del hábito de fumar con el apoyo para el abandono del hábito de fumar solo sobre los resultados de abandono del hábito de fumar (RR 1,08; IC del 95%: 0,96 a 1,22; I2 = 0%; 6607 participantes). Se excluyó un estudio de este análisis ya que no se informaron las tasas de abstinencia del hábito de fumar de los grupos de estudio. No hubo evidencia de diferencias en los subgrupos según el tipo de ejercicio promovido; los subgrupos considerados fueron: ejercicio de tipo cardiovascular solo (17 estudios), entrenamiento de resistencia solo (un estudio), ejercicio combinado de tipo cardiovascular y de resistencia (un estudio) y tipo de ejercicio no especificado (dos estudios). Los resultados no se alteraron de manera significativa cuando se excluyeron los ensayos con alto riesgo de sesgo, o los que reclutaron poblaciones especiales, o los ensayos donde el apoyo de la intervención para el abandono del hábito de fumar no se pareó entre el brazo de intervención y el de control. Entre los dos estudios de prevención de la recaída, se encontró evidencia de muy baja certeza, limitada por el riesgo de sesgo y la imprecisión, de que agregar el ejercicio a la prevención de la recaída no mejoró la abstinencia a largo plazo en comparación con la prevención de la recaída sola (RR 0,98; IC del 95%: 0,65 a 1,47; I2 = 0%; 453 participantes).
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