La encefalopatía hepática es una complicación grave de las enfermedades hepáticas graves. La enfermedad a menudo es fluctuante y presenta un espectro amplio de síntomas que varían desde signos menores que no son fácilmente discernibles hasta el coma profundo. Los síntomas a menudo se presentan en conexión con el estrés relacionado con la infección, la deshidratación, el estreñimiento o la hemorragia gastrointestinal. No se conocen los mecanismos exactos que subyacen al desarrollo de la enfermedad. Los estudios experimentales indican que los cambios mentales observados en la encefalopatía hepática reflejan alteraciones en los neurotransmisores del cerebro.
La dopamina desempeña una función principal en la neurotransmisión. Varias enfermedades del sistema nervioso, incluida la enfermedad de Parkinson, son causadas por una disfunción en el sistema de dopamina. Algunos pacientes con encefalopatía hepática presentan síntomas similares a los observados en los pacientes con enfermedad de Parkinson (cerebración lenta; rigidez en los movimientos; temblor). Para los pacientes con enfermedad de Parkinson, los fármacos conocidos como agentes dopaminérgicos (fármacos que imitan el efecto del neurotransmisor dopamina) alivian claramente los síntomas. También se han evaluado estos fármacos para los pacientes con encefalopatía hepática.
Se realizó la presente revisión sistemática para determinar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los agentes dopaminérgicos para los pacientes con encefalopatía hepática. Los análisis incluyeron cinco pequeños ensayos publicados en 1982 o anteriormente. Todos los ensayos excepto uno tuvieron riesgos altos de sesgo (es decir, riesgos de errores sistemáticos o riesgos de sobrestimación de los efectos beneficiosos o riesgos de subestimación de los efectos perjudiciales). Sólo se incluyeron 144 pacientes en los cinco ensayos, y en consecuencia, se observa la presencia de riesgos de errores aleatorios (es decir, intervención del azar). Los análisis no mostraron ninguna diferencia significativa con respecto a los síntomas de la encefalopatía hepática o la mortalidad en los pacientes tratados con agentes dopaminérgicos en comparación con los pacientes que recibieron un placebo inactivo o ninguna intervención. El número de pacientes con eventos adversos parecía comparable en los dos grupos de intervención. En base a las pruebas disponibles, se establece la conclusión de que no pueden encontrarse datos que permitan recomendar o refutar la administración de agentes dopaminérgicos para la encefalopatía hepática. Parece necesaria la realización de más ensayos clínicos aleatorios controlados con placebo sin riesgos de errores sistemáticos ni riesgos de errores aleatorios para obtener pruebas firmes sobre los agentes dopaminérgicos para los pacientes con encefalopatía hepática.
Esta revisión no halló pruebas para recomendar o refutar la administración de agentes dopaminérgicos para la encefalopatía hepática. Parece necesaria la realización de más ensayos clínicos aleatorios controlados con placebo sin riesgos de errores sistemáticos ni riesgos de errores aleatorios para obtener pruebas firmes sobre los agentes dopaminérgicos para los pacientes con encefalopatía hepática.
Los pacientes con encefalopatía hepática pueden presentarse a la consulta con síntomas extrapiramidales y cambios en los ganglios basales. Estos cambios son similares a los observados en pacientes con enfermedad de Parkinson. Por lo tanto, se han evaluado los agentes dopaminérgicos (como bromocriptina y levodopa, utilizados en pacientes con enfermedad de Parkinson) como un tratamiento potencial para los pacientes con encefalopatía hepática.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los agentes dopaminérgicos versus placebo o ninguna intervención para los pacientes con encefalopatía hepática.
Los ensayos se identificaron mediante el registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane Hepatobiliar (Cochrane Hepato-Biliary Group) (enero 2014), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL) (número 12 de 12, 2013), MEDLINE (1946 hasta enero 2014), EMBASE (1974 hasta enero 2014), y en Science Citation Index-Expanded (1900 hasta enero 2014). También se realizaron búsquedas manuales en listas de referencias, actas de congresos y registros de ensayos en línea.
Se incluyeron ensayos aleatorios, independientemente del estado de la publicación o del idioma. Los análisis primarios incluyeron datos de los ensayos aleatorios que utilizaron un diseño de grupos paralelos o el primer período de los ensayos cruzados. Los datos pareados de los ensayos cruzados se incluyeron en los análisis de sensibilidad.
Tres autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente. Los metanálisis de efectos aleatorios se realizaron como resultado de una heterogeneidad clínica esperada. Se realizaron metanálisis de efectos fijos, análisis de metarregresión, análisis de subgrupos y análisis de sensibilidad para evaluar las fuentes de heterogeneidad y de sesgo (errores sistemáticos). Se utilizó el análisis secuencial de los ensayos para controlar el riesgo de intervención del azar (errores aleatorios).
Se incluyeron cinco ensayos que asignaron al azar a 144 participantes con encefalopatía hepática evidente publicados durante 1979 a 1982. Tres ensayos evaluaron levodopa y dos ensayos evaluaron bromocriptina. La dosis media diaria fue de 4 g para la levodopa y de 15 g para la bromocriptina. La duración mediana del tratamiento fue de 14 días (rango de siete a 56 días). Ninguno de los ensayos hizo un seguimiento de los participantes después del final del tratamiento. Sólo un ensayo informó un control adecuado del sesgo; se consideró que los cuatro ensayos restantes tenían un alto riesgo de sesgo. Los metanálisis del modelo de efectos aleatorios indicaron que los agentes dopaminérgicos no tuvieron ningún efecto beneficioso ni perjudicial sobre la encefalopatía hepática en los análisis primarios (15/80 [19%] versus 14/80 [18%]; odds ratio [OR] 2,99; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,09 a 100,55; dos ensayos) o al incluir los datos pareados de los ensayos cruzados (OR 1,04; IC del 95%: 0,75 a 1,43). Se identificaron pruebas claras de heterogeneidad entre los ensayos en el análisis primario (I2 = 65%) y al incluir los datos pareados de los ensayos cruzados (I2 = 40%).
Los agentes dopaminérgicos no tuvieron ningún efecto beneficioso ni perjudicial sobre la mortalidad (42/144 [29%] versus 38/144 [26%]; OR 1,11; IC del 95%: 0,35 a 3,54; cinco ensayos). Los análisis secuenciales de los ensayos demostraron que se carece de información para refutar o recomendar las intervenciones para todos los resultados. Los agonistas dopaminérgicos no parecieron aumentar el riesgo de eventos adversos.
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