Los regímenes de ejercicio están basados en la frecuencia, la intensidad y la duración del entrenamiento de ejercicios y en el tipo de actividad y el nivel inicial de estado físico de cada persona. Todos estos factores deben tenerse en cuenta al intentar alcanzar el objetivo con el entrenamiento de ejercicios regular o la rehabilitación.
En esta revisión, se incluyeron 45 estudios con 1 863 participantes asignados al azar. Treinta y dos estudios presentaron datos que podían incluirse en los metanálisis. Esta revisión mostró que el entrenamiento regular con ejercicios mejoró de forma significativa el estado físico, el funcionamiento físico (p.ej., capacidad para caminar), y la calidad de vida relacionada con la salud en adultos con nefropatía crónica. También se observaron efectos beneficiosos en otras medidas de resultado, como la presión arterial, pero en los casos el nivel de pruebas es algo inferior debido al número pequeño de estudios de investigación o las poblaciones de estudio pequeñas. Se observaron efectos beneficiosos en los adultos con nefropatía crónica, pero que aún no necesitaban tratamiento de diálisis, los pacientes con diálisis (hemodiálisis y diálisis peritoneal) y los receptores de trasplante renal.
Esta revisión sistemática y metanálisis presenta datos basados en pruebas a los médicos y los pacientes sobre qué tipo de régimen de ejercicios (tipo de ejercicios, intensidad, frecuencia y duración de ejercicio) debe usarse para optimizar el tamaño del efecto. Los resultados deben ser implementados por los médicos, quienes deben informar a los adultos con nefropatía crónica que hay pruebas científicas sobre los efectos beneficiosos del entrenamiento regular con ejercicios y alentarlos; los médicos también deben usar una intervención adecuada de ejercicios para alcanzar el objetivo del paciente y del médico con el ejercicio regular.
Hay pruebas acerca de ciertos efectos beneficiosos significativos del ejercicio regular en el estado físico, la capacidad para caminar, las dimensiones cardiovasculares (p.ej. presión arterial y frecuencia cardíaca), la calidad de vida relacionada con la salud y algunos parámetros nutricionales en adultos con nefropatía crónica. Otras medidas de resultado tenían pruebas insuficientes debido a la ausencia de datos de ECAs. El diseño de la intervención de ejercicios provoca una diferencia en el tamaño del efecto y debe considerarse al recomendar el ejercicio con el objetivo de afectar un determinado resultado. Los ECAs futuros deben centrarse más en los efectos de las intervenciones de entrenamiento de resistencia o el entrenamiento cardiovascular y de resistencia combinado ya que estos tipos de ejercicios no se estudiaron tanto como el ejercicio cardiovascular.
La nefropatía crónica es un problema de salud pública en todo el mundo. En las guías de la National Kidney Foundation Disease Outcomes Quality Initiative, se recalca que tales aspectos del estilo de vida como la actividad física deben considerarse los pilares del tratamiento. El estado físico en adultos con nefropatía crónica se reduce de tal manera que incide en la habilidad y la capacidad de realizar las actividades de la vida cotidiana y las tareas ocupacionales. Se ha publicado un número cada vez mayor de estudios con respecto a los efectos de la salud de diversos programas de ejercicios regulares en adultos con nefropatía crónica y en los pacientes que recibieron un trasplante renal.
El objetivo fue el siguiente: 1) evaluar los efectos del ejercicio regular en adultos con nefropatía crónica y pacientes que recibieron un trasplante renal; y 2) determinar cómo debe estar diseñado el programa de ejercicios (p.ej., tipo, duración, intensidad, frecuencia de los ejercicios) para que influya en el estado y el funcionamiento físico, el nivel de actividad física, las dimensiones cardiovasculares, la nutrición, los lípidos, el metabolismo de la glucosa, la inflamación sistémica, la morfología y la morfometría muscular, las tasas de abandonos, el cumplimiento, los eventos adversos y la mortalidad.
Se hicieron búsquedas en el Registro Especializado de Ensayos Controlados del Grupo Cochrane de Riñón (Cochrane Renal Group), CENTRAL, MEDLINE, EMBASE, CINAHL, Web of Science, Biosis, Pedro, Amed, AgeLine, PsycINFO y KoreaMed. También se realizó una búsqueda manual en las listas de referencias de artículos de revisión y de los estudios incluidos, resúmenes de las actas de congreso. No hubo restricciones de idioma.
Fecha de la última búsqueda: mayo 2010.
Se incluyó cualquier ensayo controlado con asignación aleatoria (ECAs) con adultos con nefropatía crónica o receptores de trasplante renales que se sometieron a cualquier tipo de intervención de ejercicios físicos durante ocho semanas o más. Se excluyeron los estudios en los que los participantes realizaron ejercicios durante menos de ocho semanas, los estudios en los que solo se recomienda un aumento de la actividad física, y los estudios en los que las cointervenciones no se aplican o se administran a ambos grupos.
La extracción de datos y la evaluación de estudios y calidad de los datos fueron realizadas de forma independiente por los dos autores. Los datos de resultados continuos se presentan como diferencia de medias estandarizada (DME) o diferencia de medias (DM) con intervalos de confianza (IC) del 95%.
En esta revisión, se incluyeron 45 estudios con 1 863 participantes asignados al azar. Treinta y dos estudios presentaron datos adecuados para realizar un metanálisis. Los tipos de entrenamiento con ejercicios incluían entrenamiento cardiovascular, entrenamiento de resistencia y cardiovascular combinado, entrenamiento de resistencia solamente, y yoga. Algunos estudios usaron intervenciones supervisadas de ejercicios y otros usaron intervenciones no supervisadas. La intensidad de los ejercicios se clasificó como “alta” o “baja”, la duración de las sesiones de ejercicio individuales varió de 20 minutos por sesión a 110 minutos por sesión, y la duración del estudio fue de dos a 18 meses. El 17% de los estudios se consideraron de riesgo de sesgo general bajo; el 33%, de riesgo moderado; y el 49%, de alto riesgo de sesgo.
Los resultados muestran que el ejercicio regular aumentó de forma significativa: 1) estado físico (capacidad aeróbica, 24 estudios, 847 participantes: DME -0,56, IC del 95%: -0,70 a -0,42; capacidad para caminar, siete estudios, 191 participantes: DME -0,36, IC del 95%: -0,65 a -0,06); 2) dimensiones cardiovasculares (presión arterial diastólica en reposo, 11 estudios, 419 participantes: DM 2,32 mmHg, IC del 95%: 0,59 a 4,05; presión arterial sistólica en reposo, nueve estudios, 347 participantes: DM 6,08 mmHg, IC del 95%: 2,15 a 10,12; frecuencia cardíaca, 11 estudios, 229 participantes: DM 6 lpm, IC del 95%: 10 a 2); 3) algunos parámetros nutricionales (albúmina, tres estudios, 111 participantes: DM -2,28 g/l, IC del 95%: -4,25 a 0,32; prealbúmina, tres estudios, 111 participantes: DM - 44,02 mg/l, IC del 95%: -71,52 a -16,53; gasto calórico, cuatro estudios, 97 participantes: DME -0,47, IC del 95%: -0,88 a -0,05); y 4) calidad de vida relacionada con la salud. Los resultados también mostraron cómo el ejercicio debe estar diseñado para optimizar el efecto. Otras medidas de resultado tenían pruebas insuficientes.
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