Antecedentes
La incontinencia urinaria impone una considerable carga a los pacientes y la sociedad. Aunque está disponible una variedad de tratamientos para la incontinencia urinaria, con frecuencia se recomiendan modificaciones en el estilo de vida porque son de relativamente bajo costo y tienen pocos efectos secundarios no deseados. Habitualmente se proporciona asesoramiento que incluye perder peso, cambios en la dieta, ajustar el volumen de ingesta de líquidos, reducir el consumo de cafeína o alcohol, evitar el estreñimiento y el esfuerzo al defecar (cuando de evacúan las heces), dejar de fumar y ser físicamente más activo (aunque se debe limitar la actividad física excesivamente intensa).
Lo que se desea determinar
Los revisores (un equipo de investigadores Cochrane) tuvieron como objetivo determinar si las intervenciones en el estilo de vida tienen un efecto beneficioso sobre cualquier tipo de incontinencia urinaria en adultos
Lo realizado
Se buscó ampliamente en la bibliografía médica hasta julio de 2013 los estudios que compararon los efectos de las modificaciones comunitarias en el estilo de vida con ningún tratamiento u otros tratamientos no quirúrgicos o tratamientos médicos (fármacos), en la incontinencia urinaria en adultos.
Datos encontrados
Se identificaron 11 estudios, con 5974 participantes (casi todos eran mujeres, sólo 20 eran hombres), que investigaron el efecto de las alteraciones del estilo de vida sobre la incontinencia urinaria. Cuatro investigaron la pérdida de peso; uno comparó una dieta rica en soja con una dieta sin soja; tres investigaron cambios en el volumen de ingesta de líquidos; y tres investigaron el efecto de reducir el consumo de cafeína. No se identificaron ensayos que investigaran la reducción en el consumo de alcohol, evitar el estreñimiento y el esfuerzo al defecar, dejar de fumar o los niveles de actividad física.
Los resultados de cuatro estudios indicaron que la pérdida de peso puede reducir la incontinencia en las mujeres con sobrepeso y este resultado merece estudios de investigación adicionales. Sin embargo, se debe señalar que una gran parte de los participantes que contribuyeron a este resultado formaron parte de dos estudios de diabetes y, aunque registraron el efecto de la pérdida de peso en la incontinencia urinaria, no registraron cuántos participantes la presentaban al comienzo del estudio. La duración de los programas de pérdida de peso en estos estudios varió de tres a 12 meses.
Una cantidad pequeña de pruebas de calidad muy baja de estudios que investigaron el volumen de ingesta de líquidos indicó que los síntomas de incontinencia urinaria se pueden reducir cuando se reduce la ingesta de líquidos, aunque algunos participantes de los estudios informaron cefaleas, estreñimiento o sed.
No fue posible combinar los resultados de otros estudios que investigaron un tratamiento similar (p.ej. reducción de la cafeína) porque midieron los resultados de maneras diferentes o fueron de calidad deficiente, lo que significa que los resultados pueden ser poco confiables. Se necesitan más estudios de investigación bien diseñados para que las recomendaciones en el estilo de vida para el tratamiento de la incontinencia se puedan basar en pruebas convincentes. Actualmente no hay pruebas suficientes para establecer si alguna intervención en el estilo de vida funciona.
Las pruebas del efecto de la pérdida de peso sobre la incontinencia urinaria están en desarrollo y deben ser una prioridad de investigación. En general no hubo pruebas suficientes para informar confiablemente la práctica acerca de si las intervenciones en el estilo de vida son útiles en el tratamiento de la incontinencia urinaria.
Los profesionales sanitarios recomiendan con frecuencia modificaciones no invasivas y de bajo costo en el estilo de vida a los pacientes que se presentan con incontinencia. Sin embargo, dichas recomendaciones muy pocas veces se basan en pruebas convincentes.
El objetivo de la revisión fue determinar la efectividad de las intervenciones específicas sobre el estilo de vida (es decir, pérdida de peso; cambios dietéticos; ingesta de líquidos; reducción de las bebidas con cafeína, carbonatadas y alcohólicas; prevenir el estreñimiento; abandono del hábito de fumar; y actividad física) en el tratamiento de la incontinencia urinaria en adultos.
Se hicieron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Incontinencia (Cochrane Incontinence Group), que contiene ensayos identificados del Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE y MEDLINE In-Process, y búsquedas manuales en revistas y actas de congresos (búsquedas 3 de julio 2013) y en las listas de referencias de artículos relevantes. Se incorporaron los resultados de estas búsquedas completamente en la revisión. Se realizó una búsqueda actualizada del Registro Especializado (Specialised Register), que ahora incluye búsquedas en ClinicalTrials.gov y WHO ICTRP, el 27 octubre 2014; los estudios potencialmente elegibles de esta búsqueda están actualmente en espera de clasificación.
Estudios aleatorios y cuasialeatorios de intervenciones comunitarias en el estilo de vida comparadas con ningún tratamiento, otros tratamientos conservadores o intervenciones farmacológicas para el tratamiento de la incontinencia urinaria en adultos.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente la calidad de los estudios y extrajeron los datos. A partir de los ensayos, se recopiló información sobre los efectos adversos. Los datos se combinaron en un metanálisis cuando fue apropiado. La calidad de las pruebas se evaluó mediante el enfoque GRADE.
Se incluyeron 11 ensayos en la revisión, con un total de 5974 pacientes.
Cuatro ensayos con 4701 mujeres compararon programas de pérdida de peso con una intervención control. Pruebas de calidad muy baja de un ensayo indicaron que después de los programas de pérdida de peso más mujeres informaron mejoría en los síntomas de incontinencia a los seis meses (163/214 [76%] versus 49/90 [54%], cociente de riesgos [CR] 1,40; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,14 a 1,71) y este efecto se mantuvo a los 18 meses (n = 291, 75% versus 62%, CR no calculable, valor de p informado 0,02). No hubo datos disponibles para la curación y la calidad de vida autoinformadas. Uno de los ensayos de pérdida de peso que incluyó 1296 mujeres informó pruebas de calidad muy baja de una reducción en la incontinencia urinaria semanal a una media de 2,8 años después del seguimiento de una intervención en el estilo de vida de pérdida de peso que se comparó con una intervención farmacológica de pérdida de peso.
Tres ensayos que incluyeron 181 mujeres y 11 hombres compararon el cambio en la ingesta de líquidos con ningún cambio. Pruebas limitadas de calidad muy baja indicaron que las puntuaciones de calidad de vida específica de los síntomas mejoraron cuando se redujo la ingesta de líquidos, aunque algunos pacientes informaron cefaleas, estreñimiento o sed. Tres ensayos adicionales que incluyeron 160 mujeres y nueve hombres compararon la reducción de las bebidas con cafeína con ningún cambio y un ensayo que incluyó 42 mujeres comparó una dieta rica en soja con una dieta sin soja. Sin embargo, no fue posible llegar a conclusiones acerca de los efectos de estos cambios, debido a las limitaciones metodológicas, que resultaron en pruebas de muy baja calidad.
Los efectos adversos parecieron ser relativamente poco frecuentes en todas las intervenciones estudiadas.
Todos los estudios incluidos tuvieron un riesgo alto o incierto de sesgo en todos los parámetros de sesgo, pero particularmente en la ocultación de la asignación. Los factores principales para la disminución de la calidad de las pruebas fueron el riesgo de sesgo, las pruebas indirectas (menos de 12 meses de seguimiento; y no todos los pacientes presentaban incontinencia urinaria confirmada al inicio en algunos estudios) y los resultados imprecisos con intervalos de confianza amplios.
Otras intervenciones como la reducción del consumo de bebidas gaseosas azucaradas o dietéticas; reducción en el consumo de alcohol; evitar el estreñimiento; abandono del hábito de fumar; reducción de esfuerzos físicos agotadores; o reducción de los niveles altos o aumento de los niveles bajos de actividad física, no se pudieron evaluar en esta revisión porque no estuvieron disponibles pruebas de ensayos controlados aleatorios o ensayos cuasialeatorios.
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