Pregunta de la revisión
Los autores de revisión Cochrane compararon la efectividad, seguridad y aceptabilidad de la cirugía versus el tratamiento médico para la menorragia.
Antecedentes
La menorragia es un problema frecuente que puede perjudicar la calidad de vida de una mujer. El tratamiento quirúrgico incluye la histerectomía y varios métodos de ablación o resección del endometrio (cortar o destruir el revestimiento del útero). El tratamiento médico incluye varios medicamentos orales y un dispositivo liberador de hormonas que se implanta en el útero (sistema intrauterino liberador de levonorgestrel, SIU-LNG).
Características de los estudios
Se incluyeron 15 ensayos controlados aleatorizados que compararon la cirugía versus los fármacos orales o el SIU-LNG. Las participantes fueron 1289 mujeres que informaron menorragia. La evidencia está actualizada hasta enero 2016.
Resultados clave
La histerectomía, la cirugía del endometrio y el SIU-LNG fueron efectivos para reducir la menorragia, aunque la cirugía fue más efectiva, al menos a corto plazo. Estos tratamientos se adaptaron a la mayoría de las mujeres mejor que los fármacos orales. Aunque la histerectomía detendrá la menorragia, se asocia con complicaciones graves y la mayoría de las mujeres probablemente deberían probar como primera línea un tratamiento menos radical. La cirugía conservadora y el SIU-LNG parecen ser seguros, aceptables y efectivos.
Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia varió de muy baja a moderada. Las principales limitaciones fueron la falta de cegamiento, el desgaste y la imprecisión. Fue difícil interpretar los resultados del estudio en un seguimiento a largo plazo porque un gran número de mujeres asignadas al azar a tratamiento médico se sometieron posteriormente a cirugía.
La cirugía, especialmente la histerectomía, reduce el sangrado menstrual más que el tratamiento médico al año. No hay evidencia concluyente de una diferencia en las tasas de satisfacción entre la cirugía y el SIU-LNG, aunque es más probable que se produzcan efectos adversos como hemorragias y manchas de sangre con el SIU-LNG. Los fármacos orales son adecuados para una minoría de mujeres a largo plazo, y el dispositivo SIU-LNG proporciona una mejor alternativa a la cirugía en la mayoría de los casos. Aunque la histerectomía es un tratamiento definitivo para la menorragia, puede causar complicaciones graves a una minoría de mujeres. A la mayoría de las mujeres se les puede aconsejar que prueben un tratamiento menos radical como tratamiento de primera línea. El SIU-LNG como la cirugía conservadora parecen ser seguros, aceptables y efectivos.
La menorragia deteriora significativamente la calidad de vida de muchas mujeres que por lo demás son sanas. La percepción de una menorragia es subjetiva y su tratamiento suele depender de qué síntomas son aceptables para la paciente. Las opciones quirúrgicas incluyen el tratamiento quirúrgico conservador (resección uterina o ablación) y la histerectomía. Las opciones de tratamiento médico incluyen fármacos orales y un sistema intrauterino liberador de hormonas (SIU-LNG).
Comparar la efectividad, la seguridad y la aceptabilidad del tratamiento quirúrgico versus el tratamiento médico para la menorragia.
Se hicieron búsquedas en las siguientes bases de datos, desde su inicio hasta enero 2016: Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Ginecología y Fertilidad (Cochrane Gynaecology and Fertility Group), el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL), MEDLINE, EMBASE, PsycINFO y los registros de ensayos clínicos (clinical trials.gov e ICTRP). Además, también se buscó en las listas de referencias de artículos relevantes.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon la cirugía conservadora o la histerectomía versus el tratamiento médico (oral o intrauterino) para la menorragia.
Dos autores de la revisión de forma independiente seleccionaron los estudios, evaluaron el riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Los resultados principales fueron el sangrado menstrual, la tasa de satisfacción y los eventos adversos. Cuando fue apropiado, se combinaron los datos para calcular los riesgos relativo (RR) o las diferencias de medias, con intervalos de confianza (IC) del 95%, mediante un modelo de efectos fijos. La heterogeneidad se evaluó mediante la estadística I2, y la calidad de la evidencia mediante los criterios GRADE.
Se incluyeron 15 ECA de grupos paralelos (1289 mujeres). Las intervenciones quirúrgicas incluyeron la histerectomía y la resección o ablación del endometrio. Las intervenciones médicas incluyeron fármacos orales y el sistema intrauterino liberador de levonorgestrel (SIU-LNG). La calidad general de la evidencia para las diferentes comparaciones varió de muy baja a moderada. Las principales limitaciones fueron la falta de cegamiento, el desgaste y la imprecisión. Además, fue difícil interpretar los resultados de los estudios a largo plazo, ya que muchas mujeres asignadas al azar a intervenciones médicas se sometieron posteriormente a una cirugía.
Cirugía versus fármacos orales
La cirugía (resección del endometrio) fue más efectiva para controlar el sangrado a los cuatro meses (RR 2,66; IC del 95%: 1,94 a 3,64; un ECA, 186 mujeres, evidencia de calidad moderada), así como a los dos años (RR 1,29; IC del 95%: 1,06 a 1,57; un ECA, 173 mujeres, evidencia de calidad baja). No hubo evidencia de una diferencia entre los grupos a los cinco años (RR 1,14; IC del 95%: 0,97 a 1,34; un ECA; 140 mujeres; evidencia de calidad muy baja).
La satisfacción con el tratamiento fue mayor en el grupo quirúrgico a los dos años (RR 1,40; IC del 95%: 1,13 a 1,74; un ECA; 173 mujeres, evidencia de calidad moderada), pero no hubo evidencia de una diferencia entre los grupos a los cinco años (RR 1,13; IC del 95%: 0,94 a 1,37; un ECA; 114 mujeres, evidencia de calidad muy baja). Hubo menos eventos adversos en el grupo quirúrgico a los cuatro meses (RR 0,26; 95 IC 0,15 a 0,46; un ECA, 186 mujeres). Estos hallazgos requieren una interpretación cautelosa, ya que el 59% de las mujeres asignadas al azar al grupo de fármacos orales se habían sometido a una cirugía en dos años y el 77% en cinco años.
Cirugía versus SIU-LNG
Cuando se comparó la histerectomía con el SIU-LNG, el grupo de histerectomía tuvo más probabilidades de tener un control objetivo de la hemorragia al año (RR 1,11; IC del 95%: 1,05 a 1,19; un ECA, 223 mujeres, evidencia de calidad moderada). No hubo evidencia de una diferencia en la calidad de vida entre los grupos a los cinco o diez años, pero a los diez años el 46% de las mujeres asignadas originalmente al SIU-LNG se habían sometido a una histerectomía. Los efectos adversos asociados con la histerectomía incluyeron complicaciones quirúrgicas como perforación de la vejiga o el intestino y fístula vesicovaginal. Los efectos adversos asociados con el SIU-LNG fueron hemorragias continuas y síntomas hormonales.
Cuando se comparó la cirugía conservadora con el SIU-LNG, el grupo quirúrgico tuvo más probabilidades de tener un control subjetivo de la hemorragia al año (RR 1,19; IC del 95%: 1,07 a 1,32; cinco ECA; 281 mujeres; evidencia de calidad baja; I2 = 15%). Las tasas de satisfacción fueron mayores en el grupo quirúrgico al año (RR 1,16; IC del 95%: 1,04 a 1,28; seis ECA; 442 mujeres; I2 = 27%), pero este hallazgo fue sensible a la elección del modelo estadístico y un modelo de efectos aleatorios no mostró evidencia concluyentes de una diferencia entre los grupos. No hubo evidencia de una diferencia entre los grupos en las tasas de satisfacción a los dos años (RR 0,93; IC del 95%: 0,81 a 1,08; dos ECA, 117 mujeres, I2 = 1%).
Hubo menos eventos adversos (como hemorragia y manchado) en el grupo quirúrgico al año (RR 0,36, IC del 95%: 0,15 a 0,82; tres ECA, evidencia de calidad moderada). No estuvo claro qué proporción de las mujeres asignadas al SIU-LNG se sometieron a cirugía durante el seguimiento a largo plazo, ya que hubo pocos datos más allá del año.
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