Pregunta de la revisión
¿Cuáles son los efectos (beneficiosos y perjudiciales) del entrenamiento de fuerza y del entrenamiento con ejercicios aeróbicos en pacientes con enfermedades musculares?
Antecedentes
El entrenamiento de fuerza, que se realiza para mejorar la fuerza muscular y la resistencia muscular, o los programas con ejercicios aeróbicos, que están diseñados para mejorar el estado físico aeróbico (cardiovascular), podrían optimizar el estado físico y la fuerza muscular en los pacientes con una enfermedad muscular. El número de estudios del entrenamiento en pacientes con enfermedades musculares aumenta de manera constante. Esta es una revisión actualizada que incluye nueve estudios agregados recientemente.
Características de los estudios
La revisión incluye tres ensayos del entrenamiento de fuerza en pacientes con distrofia muscular facioescapulohumeral (DFEH) y distrofia mio-tónica (136 participantes), cinco ensayos del ejercicio aeróbico (entrenamiento cardiovascular) en pacientes con dermatomiositis y polimiositis (14 participantes), distrofia muscular de Duchenne (DMD; 30 participantes) y DFEH (111 participantes), y seis ensayos del entrenamiento de fuerza combinado con ejercicio aeróbico en pacientes con miopatía mitocondrial (18 participantes), distrofia miotónica tipo I (35 participantes), dermatomiositis y polimiositis (68 participantes) y DFEH (16 participantes).
Resultados clave y certeza de la evidencia
Los resultados de esta revisión se deben interpretar con precaución debido a la calidad variable de los estudios incluidos, la variación en las intervenciones con ejercicios y los resultados medidos. No fue posible cegar a los participantes (que no conocieran si estaban o no en el grupo de ejercicio). En el mejor de los casos, existe poca confianza en los resultados debido al número pequeño de pacientes incluidos en los estudios, la variabilidad de los resultados entre los estudios, las diferencias en las poblaciones y las intervenciones entre los estudios, y a algunos problemas relacionados con la realización y el diseño de los estudios, además de la falta de cegamiento.
Existe poca confianza en los hallazgos de que el entrenamiento de fuerza tiene poco o ningún efecto sobre la fuerza dinámica (durante el movimiento) de los flexores del codo y los dorsiflexores del tobillo o sobre la fuerza isométrica (contracción estática) de los flexores del codo y los dorsiflexores del tobillo en pacientes con DFEH; y que la combinación del entrenamiento de fuerza y ejercicio aeróbico puede tener un efecto positivo sobre la fuerza de los extensores de la rodilla derecha e izquierda, pero ningún efecto sobre la fuerza de los flexores de la cadera derecha e izquierda en los pacientes con dermatomiositis juvenil. (Los flexores son músculos que tienden a doblar la articulación y los extensores enderezan o extienden la articulación).
Existe muy poca confianza en los hallazgos de que en los pacientes con distrofia miotónica tipo 1 puede haber una ligera mejoría en la fuerza del extensor isométrico de la muñeca y poco o ningún efecto sobre la fuerza de agarre de la mano, la fuerza de prensión o la fuerza del extensor isométrico de la muñeca después del entrenamiento de fuerza; que los participantes con dermatomiositis, polimiositis y dermatomiositis juvenil pueden experimentar un efecto positivo de la combinación del entrenamiento de fuerza y el ejercicio aeróbico sobre la fuerza dinámica de los extensores de la rodilla derecha e izquierda; que los pacientes con dermatomiositis y polimiositis pueden tener un efecto positivo del entrenamiento con ejercicios aeróbicos sobre la capacidad aeróbica; y que puede haber una ligera disminución de la capacidad aeróbica después del entrenamiento con ejercicios aeróbicos en pacientes con dermatomiositis juvenil.
Se encontró evidencia de muy poca certeza para establecer conclusiones con respecto al efecto del entrenamiento de fuerza sobre la fuerza muscular del hombro, la fuerza del músculo pectoral mayor y la fuerza del músculo del antebrazo en la miopatía mitocondrial, el efecto del entrenamiento con ejercicios aeróbicos en los pacientes con miopatía mitocondrial, el efecto del entrenamiento con ejercicios aeróbicos sobre la carga de trabajo máxima en los pacientes con DFEH y el número de revoluciones del brazo y la pierna en una prueba de bicicleta de seis minutos en niños con DMD.
En la mayoría de los estudios la confianza en los hallazgos de la ausencia de eventos adversos (efectos secundarios) es limitada o muy escasa. Se necesitan estudios adicionales de calidad alta con un número elevado de participantes.
Fecha de la actualización
La búsqueda de evidencia más reciente se realizó en noviembre 2018.
La evidencia relacionada con el entrenamiento de fuerza y las intervenciones con ejercicios aeróbicos sigue siendo incierta. La evidencia indica que el entrenamiento de fuerza solo puede tener poco o ningún efecto, y que el entrenamiento con ejercicios aeróbicos solo puede dar lugar a una posible mejoría en la capacidad aeróbica, pero solo para los participantes con DFEH. Para la combinación del ejercicio aeróbico y el entrenamiento de fuerza, puede haber aumentos leves en la fuerza muscular y la capacidad aeróbica para los pacientes con dermatomiositis y polimiositis, y una ligera disminución en la capacidad aeróbica y un aumento en la fuerza muscular para los pacientes con dermatomiositis juvenil. Todavía se necesita más investigación con una metodología sólida y un mayor número de participantes.
El entrenamiento de fuerza o los programas con ejercicios aeróbicos, o ambos, podrían optimizar la función muscular y cardiorrespiratoria y prevenir una mayor atrofia por inactividad y el desacondicionamiento en pacientes con una enfermedad muscular. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2004 y actualizada por última vez en 2013. Se realizó una actualización para incorporar evidencia nueva en esta área de investigación activa.
Evaluar los efectos (beneficiosos o perjudiciales) del entrenamiento de fuerza y el entrenamiento con ejercicios aeróbicos en pacientes con una enfermedad muscular.
Se realizaron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Enfermedades Neuromusculares (Cochrane Neuromuscular's Specialised Register), CENTRAL, MEDLINE, Embase y CINAHL en noviembre 2018 y en los registros de ensayos clínicos en diciembre 2018.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA), ensayos controlados cuasialeatorizados o ECA cruzados (cross-over) que compararon el entrenamiento de fuerza o con ejercicios aeróbicos, o ambos con al menos seis semanas de duración, con ningún entrenamiento en pacientes con un diagnóstico de enfermedad muscular bien descrito.
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane.
Se incluyeron 14 ensayos del ejercicio aeróbico, del entrenamiento de fuerza, o ambos, con una duración del ejercicio de ocho a 52 semanas, en 428 participantes con distrofia muscular facioescapulohumeral (DFEH), dermatomiositis, polimiositis, miopatía mitocondrial, distrofia muscular de Duchenne (DMD) o distrofia miotónica. El riesgo de sesgo fue variable, ya que no fue posible cegar a los participantes, algunos ensayos no cegaron a los evaluadores de resultados y algunos no utilizaron un análisis por intención de tratar (intention-to-treat analysis).
Entrenamiento de fuerza comparado con ningún entrenamiento (3 ensayos)
Para los participantes con DFEH (35 participantes), hubo evidencia de certeza baja de poco o ningún efecto sobre la fuerza dinámica de los flexores del codo (DM 1,2 kgF; IC del 95%: -0,2 a 2,6), sobre la fuerza isométrica de los flexores del codo (DM 0,5 kgF; IC del 95%: -0,7 a 1,8) y los dorsiflexores del tobillo (DM 0,4 kgF; IC del 95%: -2,4 a 3,2), y sobre la resistencia dinámica de los dorsiflexores del tobillo (DM -0,4 kgF; IC del 95%: -2,3 a 1,4).
Para los participantes con distrofia miotónica tipo 1 (35 participantes), hubo evidencia de certeza muy baja de una leve mejoría en la fuerza del extensor isométrico de la muñeca (DM 8,0 N; IC del 95%: 0,7 a 15,3) y de poco o ningún efecto sobre la fuerza de agarre de la mano (DM 6,0 N; IC del 95%: -6,7 a 18,7), la fuerza de prensión (DM 1,0 N; IC del 95%: -3,3 a 5,3) y la fuerza isométrica del flexor de la muñeca (DM 7,0 N; IC del 95%: -3,4 a 17,4).
Entrenamiento con ejercicios aeróbicos comparado con ningún entrenamiento (5 ensayos)
Para los participantes con DMD hubo evidencia de certeza muy baja con respecto al número de revoluciones de la pierna (DM 14,0; IC del 95%: -89,0 a 117,0; 23 participantes) o de revoluciones del brazo (DM 34,8; IC del 95%: -68,2 a 137,8; 23 participantes), durante una prueba asistida de bicicleta de seis minutos, y evidencia de certeza muy baja con respecto a la fuerza muscular (DM 1,7; IC del 95%: -1,9 a 5,3; 15 participantes).
Para los participantes con DFEH, hubo evidencia de certeza baja de una mejoría en la capacidad aeróbica (DM 1,1 l/min; IC del 95%: 0,4 a 1,8; 38 participantes) y de poco o ningún efecto sobre la fuerza de extensión de la rodilla (DM 0,1 kg; IC del 95%: -0,7 a 0,9; 52 participantes).
Para los participantes con dermatomiositis y polimiositis (14 participantes), hubo evidencia de certeza muy baja con respecto a la capacidad aeróbica (DM 14,6; IC del 95%: -1,0 a 30,2).
Ejercicio aeróbico combinado y entrenamiento de fuerza comparado con ningún entrenamiento (6 ensayos)
Para los participantes con dermatomiositis juvenil (26 participantes) hubo evidencia de certeza baja de una mejoría en la fuerza del extensor de la rodilla derecha (DM 36,0 N; IC del 95%: 25,0 a 47,1) e izquierda (DM 17 N; IC del 95%: 0,5 a 33,5), pero evidencia de certeza baja de poco o ningún efecto sobre la fuerza máxima de los flexores de la cadera a la derecha (DM -9,0 N; IC del 95%: -22,4 a 4,4) o a la izquierda (DM 6,0 N; IC del 95%: -6,6 a 18,6). Este ensayo también proporcionó evidencia de certeza baja de una ligera disminución de la capacidad aeróbica (DM -1,2 min; IC del 95%: -1,6 a 0,9).
Para los participantes con dermatomiositis y polimiositis (21 participantes), se encontró evidencia de certeza muy baja de aumentos leves en la fuerza muscular, medida por la fuerza dinámica de los extensores de rodilla a la derecha (DM 2,5 kg; IC del 95%: 1,8 a 3,3) y a la izquierda (DM 2,7 kg; IC del 95%: 2,0 a 3,4) y ningún efecto claro en la fuerza muscular isométrica de ocho músculos diferentes (DM 1,0; IC del 95%: -1,1 a 3,1). Hubo evidencia de certeza muy baja de que puede haber un aumento en la capacidad aeróbica, medida con el tiempo hasta el agotamiento en una prueba progresiva de bicicleta (17,5 min; IC del 95%: 8,0 a 27,0) y la potencia realizada con VO2 max (captación máxima de oxígeno) (18 W; IC del 95%: 15,0 a 21,0).
Para los participantes con miopatía mitocondrial (18 participantes), se encontró evidencia de certeza muy baja con respecto al músculo del hombro (DM -5,0 kg; IC del 95%: -14,7 a 4,7), al músculo pectoral mayor (DM 6,4 kg; IC del 95%: -2,9 a 15,7) y a la fuerza muscular del antebrazo (DM 7,3 kg; IC del 95%: -2,9 a 17,5). Se encontró evidencia de certeza muy baja con respecto a la capacidad aeróbica, medida con el tiempo medio de bicicleta (DM 23,7 min; IC del 95%: 2,6 a 44,8) y la distancia media de bicicleta hasta el agotamiento (DM 9,7 km; IC del 95%: 1,5 a 17,9).
Un ensayo sobre la distrofia miotónica tipo 1 (35 participantes) no proporcionó datos sobre la fuerza muscular o la capacidad aeróbica después del entrenamiento combinado. En este ensayo, la fuerza muscular se deterioró en un paciente y un paciente tuvo un empeoramiento de la somnolencia diurna (evidencia de certeza muy baja).
Para los participantes con DFEH (16 participantes), se encontró evidencia de certeza muy baja con respecto a la fuerza muscular, la capacidad aeróbica y el VO2 máximo; los resultados fueron muy imprecisos.
La mayoría de los ensayos no informaron eventos adversos distintos del dolor muscular o las molestias articulares (evidencia de certeza baja a muy baja).
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