La osteomielitis es una inflamación del hueso y la médula ósea causada por bacterias que forman pus, micobacterias u hongos. Toda infección ósea de duración prolongada se denomina osteomielitis crónica. A los pacientes con esta afección, se les trata con antibióticos sistémicos que pueden administrarse por vía oral o parenteral (es decir, por inyección en el músculo o la vena). Esta revisión es una actualización de la publicación anterior de 2009.
Se incluyeron ocho ensayos aleatorios pequeños con 282 pacientes. Los ensayos presentaron los resultados de 248 pacientes con osteomielitis crónica. Las infecciones óseas postraumáticas fueron el tipo más frecuente. La extracción quirúrgica del tejido infectado (desbridamiento) antes de comenzar la antibioticoterapia se mencionó como parte del tratamiento en todos los ensayos, pero en cuatro ensayos no estuvo claro si a todos los participantes se les realizó cirugía. Hubo cinco comparaciones de diferentes tratamientos, pero solamente se pudieron agrupar los resultados de la comparación antibiótico administrado por vía oral con antibiótico administrado parenteralmente.
Los resultados agrupados (que incluyeron datos de 150 pacientes) no mostraron diferencias entre los pacientes que recibieron antibióticos por vía oral o parenteral en cuanto al número de pacientes que no presentaban síntomas (en "remisión") al final del tratamiento (cuatro ensayos) o a los 12 meses posteriores (o más) (tres ensayos); ni en el número de pacientes que presentaron efectos secundarios negativos o una sobreinfección (otra infección que no es sensible al tratamiento con antibióticos). Las pruebas indican que la forma de administrar los antibióticos no repercute en la tasa de remisión de la enfermedad si las bacterias que causan la infección son sensibles al antibiótico utilizado. Sin embargo, se necesita confirmación. No hubo pruebas o fueron insuficientes para establecer conclusiones acerca de la duración óptima del tratamiento con antibióticos o los mejores antibióticos a utilizar.
Pruebas limitadas y de calidad baja indican que la vía de administración de los antibióticos (oral versus parenteral) no afecta la tasa de remisión de la enfermedad si las bacterias son sensibles al antibiótico utilizado. Sin embargo, es necesario confirmar este resultado, así como la falta de diferencias estadísticamente significativas en los efectos adversos. No existen pruebas o son insuficientes sobre otros aspectos de la antibioticoterapia para la osteomielitis crónica.
La mayoría de los ensayos incluidos se realizó hace 20 años y actualmente existe una prevalencia mucho mayor de bacterias que son resistentes a muchos de los antibióticos disponibles utilizados en la atención sanitaria. Esta resistencia bacteriana que evoluciona continuamente representa otro reto en la elección de los antibióticos para tratar la osteomielitis crónica.
Generalmente, la osteomielitis crónica se trata con antibióticos y desbridamiento quirúrgico, pero puede persistir de forma intermitente durante años con fracasos terapéuticos o recaídas frecuentes. A pesar de los adelantos en los tratamientos con antibióticos y quirúrgicos, la tasa de recurrencia a largo plazo todavía es del 20%. Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2009.
Determinar los efectos de diferentes regímenes de tratamiento con antibióticos sistémicos para la osteomielitis crónica en adultos.
Se hicieron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Lesiones Óseas, Articulares y Musculares (Cochrane Bone, Joint and Muscle Trauma Group) (octubre de 2012), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (The Cochrane Library 2012, número 9), MEDLINE (enero de 1948 hasta septiembre, semana 4, 2012), EMBASE (enero de 1980 hasta 2012, semana 40), LILACS (octubre de 2012), la WHO International Clinical Trials Registry Platform (junio de 2012) y en listas de referencias de artículos relevantes.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) o cuasialeatorios que analizaran los efectos de diferentes tratamientos con antibióticos administrados después del desbridamiento quirúrgico para la osteomielitis crónica en adultos.
Dos revisores de forma independiente analizaron los artículos para la inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los ensayos incluidos. Cuando fue apropiado, los estudios se combinaron con el uso de un modelo de efectos fijos.
Se incluyeron ocho ensayos pequeños con 282 participantes con osteomielitis crónica. Estuvieron disponibles los datos de 248 participantes. En su mayoría, los participantes fueron hombres con osteomielitis postraumática que generalmente afectaba la tibia y el fémur, cuando se registró. Los ensayos tuvieron diferentes regímenes de tratamiento y duraciones del tratamiento y del seguimiento. Todos los ensayos mencionaron el desbridamiento quirúrgico antes de comenzar la antibioticoterapia como parte del tratamiento, pero en cuatro ensayos no estuvo claro si a todos los participantes se les realizó desbridamiento quirúrgico.
Se encontró que con frecuencia la calidad de los estudios y el informe no fueron adecuados. En particular, casi todos los ensayos se consideraron con riesgo de sesgo de moderado a alto debido al fracaso de la ocultación de la asignación y el seguimiento inadecuado.
Cuatro ensayos compararon la vía oral versus parenteral para la administración de los antibióticos. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en la remisión al final del tratamiento (70/80 versus 58/70; cociente de riesgos [CR] 1,04; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,92 a 1,18; cuatro ensayos, 150 participantes). No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los dos grupos en la tasa de remisión a los 12 o más meses después del tratamiento (49 de 64 versus 44 de 54; CR 0,94; IC del 95%: 0,78 a 1,13; tres ensayos, 118 participantes). Tampoco hubo diferencias significativas entre los dos grupos en la ocurrencia de eventos adversos leves (11/64 versus 8/54; CR 1,08; IC del 95%: 0,49 a 2,42; tres ensayos, 118 participantes) o de eventos adversos moderados y graves (3/49 versus 4/42; CR 0,69; IC del 95%: 0,19 a 2,57; tres ensayos, 91 participantes). Ocurrió sobreinfección en participantes de ambos grupos (cinco de 66 del grupo con antibióticos orales versus cuatro de 58 del grupo con antibióticos parenterales; CR 1,08; IC del 95%: 0,33 a 3,60; tres ensayos, 124 participantes).
Los ensayos individuales con escasos participantes no encontraron diferencias estadísticamente significativas en la remisión ni los eventos adversos con respecto a las siguientes cuatro comparaciones: administración oral solamente versus parenteral más oral; administración parenteral más oral versus parenteral solamente; dos regímenes antibióticos parenterales diferentes; y dos regímenes antibióticos orales diferentes. Ningún ensayo comparó diferentes duraciones del tratamiento con antibióticos para la osteomielitis crónica ni ajustó la tasa de remisión según la especie de bacterias o la gravedad de la enfermedad.
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