¿Es mejor ingerir alimentos pronto o esperar al menos 24 horas después de una cirugía ginecológica mayor?

Mensajes clave

- La evidencia indica que comer y beber pronto después de la cirugía ginecológica es probablemente seguro.

- Comer y beber pronto podría facilitar el retorno de la función intestinal, reducir la duración de la estancia hospitalaria y promover la satisfacción de las mujeres.

¿Los médicos deben retrasar la comida y la bebida de las mujeres después de una cirugía ginecológica?

Los médicos suelen retrasar la ingesta de alimentos y bebidas a las mujeres tras una cirugía abdominal, y a veces tras una cirugía ginecológica laparoscópica o vaginal, hasta que se recupera la función intestinal (habitualmente 24 horas después de la intervención). Al retrasar la ingesta oral, los cirujanos esperan reducir el riesgo de complicaciones, como vómitos, trastornos digestivos y fugas o reapertura de la herida. Sin embargo, se ha indicado que algunas mujeres se recuperan más rápidamente si los alimentos se introducen antes.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quiso averiguar si la ingesta temprana de alimentos se asociaba con náuseas, vómitos, hinchazón, distensión abdominal, necesidad de sonda nasogástrica tras la cirugía, complicaciones infecciosas, complicaciones de la herida, infección urinaria, neumonía y trombosis venosa profunda (coágulos sanguíneos).

También se quiso averiguar si la alimentación temprana era mejor que la alimentación tardía para mejorar la recuperación de la función intestinal, representada por el tiempo transcurrido hasta el primer: ruido intestinal, gases, heces, el inicio de una dieta regular y la duración de la estancia hospitalaria. Además, se compararon la satisfacción y la calidad de vida de las mujeres entre los dos programas de alimentación.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que analizaran la alimentación temprana en comparación con la alimentación tardía después de una cirugía ginecológica mayor, que se puede realizar mediante un abordaje abdominal, vaginal o laparoscópico. La alimentación temprana se definió como la ingesta de líquidos o alimentos en las 24 horas siguientes a la cirugía. La alimentación tardía se definió como la ingesta de líquidos o alimentos 24 horas o más después de la cirugía, y solo si había ruidos intestinales, expulsión de gases o heces y sensación de hambre. Los resultados de estos estudios se compararon y resumieron, y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se encontraron siete estudios en los que participaron 902 mujeres sometidas a cirugía ginecológica mayor.

- La alimentación temprana podría ofrecer algunas ventajas a las mujeres. Es probable que provoque una reanudación ligeramente más rápida de las deposiciones y podría hacer que las mujeres empiecen antes una dieta sólida. También podría contribuir a una estancia hospitalaria ligeramente más corta.

- A pesar de estas posibles ventajas asociadas con la alimentación temprana, no hubo diferencias entre las mujeres que recibieron alimentación temprana o tardía en el tiempo transcurrido hasta la primera expulsión de gases.

- Los efectos de la alimentación temprana en comparación con la alimentación tardía no están claros en estos desenlaces posquirúrgicos: la aparición de náuseas y vómitos, y la distensión abdominal.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Esta revisión tiene algunas limitaciones que hacen que los hallazgos sean menos seguros. Se tenían dudas sobre la mayoría de la evidencia. El principal problema fue que los estudios no tuvieron «cegamiento». Esto significa que las mujeres y los investigadores sabían quién se alimentaba antes o después. Este conocimiento podría influir en la forma en que las mujeres notificaron sus síntomas o satisfacción, lo que podría sesgar los resultados. Además, los estudios no fueron congruentes entre sí, lo que hace más difícil establecer conclusiones definitivas. Y, por último, algunos estudios tenían muy pocas participantes o registraron muy pocos episodios, lo que hace que sus resultados sean menos fiables.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

Se actualizó la revisión Cochrane anterior de ensayos controlados aleatorizados de alimentación temprana y tardía después de la cirugía ginecológica abdominal. En esta actualización, también se consideraron las mujeres que se sometieron a cirugía mediante abordajes vaginales, laparoscópicos y robóticos. La evidencia está actualizada hasta junio de 2023.

Conclusiones de los autores: 

A pesar de existir cierta incertidumbre, no hay evidencia que indique efectos perjudiciales de la alimentación temprana tras una cirugía ginecológica mayor, medidos como íleo posoperatorio, náuseas, vómitos o distensión abdominal. Los posibles beneficios de la alimentación temprana incluyen un inicio ligeramente más rápido de las deposiciones, una reanudación ligeramente más rápida de una dieta sólida, una estancia hospitalaria ligeramente más corta, una menor tasa de complicaciones infecciosas y un mayor nivel de satisfacción.

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Antecedentes: 

Esta es una versión actualizada y ampliada de la revisión Cochrane original, publicada por primera vez en 2014. Tradicionalmente, tras la cirugía ginecológica abdominal mayor se suspende la ingesta oral posoperatoria hasta el restablecimiento de la función intestinal. La preocupación es que la ingesta oral temprana provoque vómitos e íleo paralítico grave, con la consiguiente neumonía por aspiración, dehiscencia de la herida y fuga anastomótica. Sin embargo, los estudios clínicos indican que la ingesta oral posoperatoria temprana puede ser beneficiosa. Actualmente, la cirugía ginecológica se puede realizar por varias vías: abdominal abierta, vaginal, laparoscópica, robótica o una combinación de estas. En esta versión, se incluyeron mujeres sometidas a cirugía ginecológica mayor por todas estas vías, solas o combinadas.

Objetivos: 

Evaluar los efectos del inicio temprano versus tardío (tradicional) de la ingesta oral de alimentos y líquidos después de una cirugía ginecológica mayor.

Métodos de búsqueda: 

El 13 de junio de 2023, se realizaron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Ginecología y fertilidad (Cochrane Gynaecology and Fertility Group), en CENTRAL, MEDLINE, Embase, en las listas de citas de publicaciones relevantes y en dos registros de ensayos. También se estableció contacto con expertos en la materia para identificar estudios adicionales.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon el efecto del inicio temprano versus tardío de la ingesta oral de alimentos y líquidos después de una cirugía ginecológica mayor, realizada por abordajes abdominales, vaginales, laparoscópicos y robóticos. La alimentación temprana se definió como la ingesta oral de líquidos o alimentos en las 24 horas siguientes a la cirugía, independientemente de la recuperación de la función intestinal. La ingesta tardía se definió como la ingesta oral 24 horas después de la cirugía y solo después de signos de resolución del íleo posoperatorio. Los desenlaces principales fueron: íleo posoperatorio, náuseas, vómitos, calambres, dolor abdominal, hinchazón, distensión abdominal, necesidad de sonda nasogástrica posoperatoria, tiempo transcurrido hasta la presencia de ruidos intestinales, tiempo transcurrido hasta la primera expulsión de flatos, tiempo transcurrido hasta la primera evacuación de heces, tiempo transcurrido hasta el inicio de una dieta regular y duración de la estancia hospitalaria posoperatoria. Los desenlaces secundarios fueron: complicaciones infecciosas, complicaciones de la herida, trombosis venosa profunda, infección urinaria, neumonía, satisfacción y calidad de vida.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión de forma independiente seleccionaron los estudios, evaluaron el riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Se calculó la razón de riesgos (RR) con un intervalo de confianza (IC) del 95% para los datos dicotómicos. Los datos continuos se examinaron mediante la diferencia de medias (DM) y el IC del 95%. La heterogeneidad entre los resultados de diferentes estudios se analizó mediante el diagrama de bosque (forest plot) del metanálisis, las pruebas estadísticas de homogeneidad de las tablas de 2 x 2 y el valor de I². La certeza de la evidencia se evaluó mediante el sistema GRADE.

Resultados principales: 

Se incluyeron siete ensayos controlados aleatorizados (ECA), que asignaron al azar a 902 mujeres.

No se sabe con certeza si la alimentación temprana comparada con la alimentación tardía tiene un efecto sobre el íleo posoperatorio (RR 0,49; IC del 95%: 0,21 a 1,16; I² = 0%; cuatro estudios, 418 mujeres; evidencia de certeza baja). No se sabe con certeza si la alimentación temprana afecta las náuseas, los vómitos o ambos (RR 0,94; IC del 95%: 0,66 a 1,33; I² = 67%; modelo de efectos aleatorios; seis estudios, 742 mujeres; evidencia de certeza muy baja); las náuseas (RR 1,24; IC del 95%: 0,51 a 3,03; I² = 74%; tres estudios, 453 mujeres; evidencia de certeza baja); los vómitos (RR 0,83; IC del 95%: 0,52 a 1,32; I² = 0%; cuatro estudios, 559 mujeres; evidencia de certeza baja), la distensión abdominal (RR 0,99; IC del 95%: 0,75 a 1,31; I² = 0%; cuatro estudios, 559 mujeres; evidencia de certeza baja); la necesidad de colocación de una sonda nasogástrica posoperatoria (RR 0,46; IC del 95%: 0,14 a 1,55; tres estudios, 453 mujeres; evidencia de certeza baja); o el tiempo hasta la presencia de ruidos intestinales (DM -0,20 días; IC del 95%: -0,46 a 0,06; I² = 71%; modelo de efectos aleatorios; tres estudios, 477 mujeres; evidencia de certeza baja).

Probablemente no haya diferencias entre los dos protocolos de alimentación en el inicio de la expulsión de flatos (DM -0,11 días; IC del 95%: -0,23 a 0,02; I² = 9%; cinco estudios, 702 mujeres; evidencia de certeza moderada).

La alimentación temprana probablemente da lugar a una ligera reducción del tiempo transcurrido hasta la primera deposición (DM -0,18 días; IC del 95%: -0,33 a -0,04; I² = 0%; cuatro estudios, 507 mujeres; evidencia de certeza moderada), y podría dar lugar a una reanudación ligeramente más temprana de la ingestión de dieta sólida (DM -1,10 días; IC del 95%: -1,79 a -0,41; I² = 97%; modelo de efectos aleatorios; tres estudios, 420 mujeres; evidencia de certeza baja). La estancia hospitalaria podría ser ligeramente más corta en el grupo de alimentación temprana (DM -0,66 días; IC del 95%: -1,17 a -0,15; I² = 77%; modelo de efectos aleatorios; cinco estudios, 603 mujeres; evidencia de certeza baja).

El efecto de los dos protocolos de alimentación sobre la morbilidad febril es incierto (RR 0,96; IC del 95%: 0,75 a 1,22; I² = 47%; tres estudios, 453 mujeres; evidencia de certeza baja). Sin embargo, las complicaciones infecciosas son probablemente menos frecuentes en las mujeres con alimentación temprana (RR 0,20; IC del 95%: 0,05 a 0,73; I² = 0%; dos estudios, 183 mujeres; evidencia de certeza moderada). Es posible que no haya diferencias entre los dos protocolos de alimentación en las complicaciones de las heridas (RR 0,82; IC del 95%: 0,50 a 1,35; I² = 0%; cuatro estudios, 474 mujeres; evidencia de certeza baja), o la neumonía (RR 0,35; IC del 95%: 0,07 a 1,73; I² = 0%; tres estudios, 434 mujeres; evidencia de certeza baja).

Dos estudios midieron la satisfacción y la calidad de vida de las participantes. Un estudio reveló que la satisfacción era probablemente mayor en el grupo de alimentación temprana, mientras que el otro estudio no encontró diferencias. Ninguno de los estudios encontró diferencias significativas entre los grupos en cuanto a la calidad de vida (p > 0,05).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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