Antecedentes
Hay mucha información sanitaria disponible para los médicos, el personal de enfermería, los fisioterapeutas y otros profesionales sanitarios. Hoy en día, la mayor parte de esta información es electrónica (en línea, Internet, ordenadores), y es fácil suponer que si la información está disponible para los profesionales, la utilizarán para asegurar una buena atención al paciente; pero esto no siempre es así.
Pregunta de la revisión
Esta revisión se pregunta si los profesionales a los que se les proporciona información sanitaria electrónica (ISE) utilizarán la información con mayor frecuencia; si proporcionarán una mejor atención al paciente y si los pacientes tratados por los profesionales que utilizan la información sanitaria electrónica están en mejor situación.
Características de los estudios
Se encontraron seis estudios en los que participaron 535 profesionales sanitarios. Los estudios examinaron estrategias que animan a los profesionales a utilizar la ISE en la atención de los pacientes. Para medir el uso de la ISE por parte de los profesionales se contó el número de veces que se registraron en dicha información; se midió si los profesionales siguieron o no la orientación proporcionada por la ISE; y por las mejoras experimentadas por los pacientes. Los estudios compararon las siguientes estrategias: ISE versus información impresa (un estudio); ISE en un "móvil" (p.ej., un ordenador portátil) versus un ordenador de escritorio (un estudio); información sanitaria electrónica presentada con diferentes interfaces de búsqueda (una interfaz es lo que un usuario ve cuando accede a un recurso en línea, piense en Google versus Yahoo) (un estudio); e ISE recibida con capacitación (tres estudios).
Resultados clave
Los resultados de esta revisión mostraron que cuando se les proporcionó una combinación de ISE y capacitación, los profesionales utilizaron la información con mayor frecuencia. Dos estudios midieron el uso por parte de los médicos de las guías de tratamiento electrónicas, pero demostraron que el aspecto electrónico de las guías no hizo que los médicos las siguieran. Esta revisión no proporcionó información sobre si el uso más frecuente de la ISE se tradujo en una mejor práctica clínica o si los pacientes estaban en mejor situación cuando los médicos o el personal de enfermería utilizaron la información sanitaria al tratarlos.
Calidad de la evidencia
Todos los estudios incluidos fueron ensayos controlados aleatorizados (estudios clínicos en los que las personas se colocan al azar en uno de dos o más grupos de tratamiento), que se consideran fuentes de evidencia de calidad alta. Sin embargo, tres de las cuatro comparaciones que se examinaron estuvieron respaldadas por un solo estudio cada una y los estudios individuales no suelen producir evidencia de calidad alta. En general, el conjunto de evidencia de esta revisión se consideró de calidad baja.
Esta revisión no aportó evidencia de que el uso de la ISE se traduzca en una mejora de la práctica clínica o de los resultados de los pacientes, aunque indica que cuando a los profesionales se les proporciona la ISE con formación o capacitación, el uso de la ISE aumenta. El uso se ha definido como la actividad de registrarse en un recurso de ISE, pero sobre la base de los hallazgos el uso no se traduce automáticamente en la aplicación de la ISE en la práctica. Si bien el uso de la ISE puede ser un componente importante de la medicina basada en la evidencia, por sí solo no es suficiente para mejorar la atención al paciente o las prácticas clínicas. Para que la ISE se aplique en la atención al paciente, será necesario entender por qué los profesionales son reacios a aplicar la ISE cuando tratan a los pacientes, y determinar la forma o formas más eficaces de reducir esta reticencia.
Se dispone de un gran volumen de información sanitaria y, si se aplica en la práctica clínica, puede contribuir a una atención eficaz de los pacientes. A pesar de la abundancia de información, es común que la atención no sea óptima. Muchos factores influyen en el uso que hacen los profesionales de la información sanitaria, y el formato (electrónico o de otro tipo) puede ser uno de esos factores.
Evaluar los efectos de las intervenciones destinadas a mejorar o aumentar el uso de la información sanitaria electrónica (ISE) por parte de los profesionales sanitarios en la práctica profesional y en los resultados de los pacientes.
Se hicieron búsquedas en la Cochrane Library (Wiley), MEDLINE (Ovid), EMBASE (Ovid), CINAHL (EBSCO) y LISA (EBSCO) hasta noviembre de 2013. Se estableció contacto con investigadores en el campo y se revisaron las listas de referencias de los artículos pertinentes.
Se incluyeron los estudios que evaluaron los efectos de las intervenciones para mejorar o aumentar el uso de la ISE por parte de los profesionales sanitarios en la práctica profesional y los resultados de los pacientes. ISE se definió como la información a la que se accede a través de un ordenador. Se definió "uso" como el registro en la ISE. Se consideró cualquier profesional sanitario involucrado en la atención de pacientes. Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados, no aleatorizados y aleatorizados grupales (ECA, ensayos controlados no aleatorizados, ECA grupales), ensayos clínicos controlados (ECC), series de tiempo interrumpido (STI) y estudios controlados tipo antes y después (ECAD). Las comparaciones fueron: información sanitaria electrónica versus impresa; ISE en diferentes dispositivos electrónicos (p.ej., ordenadores de escritorio, portátiles o tabletas, etc.; teléfonos celulares/móviles); ISE a través de diferentes interfaces de usuario; ISE proporcionada con o sin un componente formativo o de capacitación; e ISE comparada con ningún otro tipo o fuente de información.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de cada estudio. Se utilizaron los criterios GRADE para evaluar la calidad de los estudios incluidos. Se volvieron a evaluar los estudios previamente excluidos tras la decisión de definir los accesos a la ISE como una medida de conducta profesional. Los resultados se informaron en unidades naturales. Cuando fue posible, se calculó y se informó del tamaño mediano del efecto (odds ratio [OR], rangos intercuartiles [RIC]). Debido a la gran heterogeneidad entre los estudios, no fue posible realizar metanálisis.
Se incluyeron dos ECA y cuatro ECA grupales en los que participaron 352 médicos, 48 residentes y 135 profesionales sanitarios relacionados. El riesgo general de sesgo fue bajo, así como la calidad de la evidencia. Una comparación fue respaldada por tres estudios y tres comparaciones fueron respaldadas por estudios individuales, pero los resultados entre los tres estudios fueron muy heterogéneos. No se encontraron estudios que respaldaran la ISE versus ninguna alternativa. Debido a estos factores, no fue posible determinar la eficacia relativa de las intervenciones. Todos los estudios informaron sobre el uso de la ISE por parte de los profesionales, dos informaron sobre el cumplimiento de las guías de práctica electrónica y ninguno informó sobre los resultados de los pacientes.
Un ensayo (139 participantes) midió la adherencia a la guía en el caso de una guía electrónica versus impresa, pero no informó diferencias entre los grupos (mediana OR 0,85; RIC: 0,74 a 1,08). Un pequeño ensayo cruzado (diez participantes) informó de un mayor uso de las guías clínicas cuando se proporcionó un ordenador portátil versus uno fijo (uso medio por turno: grupo de intervención [GI] 3,6; desviación estándar [DE] 1,7 versus grupo control [GC] 2,0 [DE 1,9], valor de p = 0,033). Un ensayo cruzado (203 participantes) informó que el uso de una interfaz personalizada versus una interfaz genérica tuvo poco impacto en el uso de la ISE por parte de los profesionales (diferencia de medias en la tasa ajustada al final del estudio: 0,77 accesos/mes/usuario; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,43 a 1,11). Tres ensayos incluyeron la formación o la capacitación e informaron del aumento del uso de la ISE por parte de los profesionales después de la capacitación.
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