Esta revisión se propuso evaluar cualquier efecto beneficioso o perjudicial del uso de aceite de pescado para reducir el riesgo de daño renal y enfermedades cardíacas en pacientes que han recibido un trasplante de riñón y reciben fármacos estándar para prevenir el rechazo. Se utilizó la información de 15 estudios y se demostró que los aceites de pescado proporcionan una ligera mejora del colesterol HDL y de la presión arterial diastólica. Estos estudios no proporcionaron información suficiente sobre las diferencias en el riesgo de muerte, enfermedad cardíaca, rechazo del trasplante de riñón ni de la función renal entre los pacientes que recibieron aceites de pescado y los que recibieron placebo. Al parecer el consumo de aceite de pescado no tuvo efectos perjudiciales. Los efectos beneficiosos de tomar aceite de pescado después de un trasplante de riñón consisten en una leve mejora de algunos factores de riesgo de enfermedades cardíacas. No hubo información suficiente que mostrara algún efecto beneficioso en la prevención de enfermedades cardíacas o la reducción de la función renal. Se necesitan estudios más grandes y mejores antes de recomendar el uso habitual de aceite de pescado.
No hay evidencia suficiente a partir de los ECA actualmente disponibles para recomendar el tratamiento con aceite de pescado para mejorar la función renal, las tasas de rechazo, la supervivencia de los pacientes o la supervivencia del injerto. Las mejoras en el colesterol HDL y la presión arterial diastólica fueron demasiado modestas para recomendar el uso sistemático. Para determinar un efecto beneficioso en los resultados clínicos, los futuros ECA deberán tener un poder estadístico adecuado teniendo en cuenta estos resultados.
Los inhibidores de la calcineurina que se utilizan en el trasplante renal para la inmunosupresión tienen efectos adversos que pueden contribuir a la nefrotoxicidad y al aumento del perfil de riesgo cardiovascular. Los aceites de pescado son ricos en ácidos grasos omega-3 de cadena muy larga, que pueden reducir la nefrotoxicidad al mejorar la función endotelial y reducir las tasas de rechazo gracias a sus efectos inmunomoduladores. También pueden modificar el perfil de riesgo cardiovascular. Por lo tanto, los aceites de pescado pueden prolongar potencialmente la supervivencia del injerto y reducir la mortalidad cardiovascular.
El objetivo de esta revisión fue analizar los efectos beneficiosos y perjudiciales del tratamiento con aceite de pescado para mejorar los efectos adversos renales y cardiovasculares del tratamiento inmunosupresor con inhibidores de la calcineurina en los receptores de trasplantes renal.
Se realizaron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Riñón y Trasplante (Cochrane Kidney and Transplant Group) hasta el 17 marzo de 2016, mediante contacto con el especialista en información y el uso de términos de búsqueda relevantes para esta revisión.
Todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados de aceites de pescado en receptores de trasplante renal con un régimen inmunosupresor con un inhibidor de calcineurina. Se incluyeron ECA de aceite de pescado versus estatinas.
Dos autores extrajeron los datos y evaluaron la calidad de los estudios, y las diferencias se resolvieron mediante la discusión con un tercer autor independiente. Los resultados dicotómicos se informaron como riesgo relativo (RR) y los resultados continuos se informaron como diferencia de medias (DM) con intervalos de confianza del 95% mediante el modelo de efectos aleatorios. La heterogeneidad se evaluó con la prueba de Ji2 con n-1 grados de libertad y la estadística I2. Se tabularon y describieron los datos no adecuados para ser agrupados.
Quince estudios (733 pacientes) fueron adecuados para el análisis. Todos los estudios fueron pequeños y tuvieron una metodología variable. El aceite de pescado no afectó significativamente la supervivencia del paciente o del injerto, las tasas de rechazo agudo o la toxicidad de los inhibidores de la calcineurina en comparación con placebo. En general, la creatinina sérica fue significativamente menor en el grupo de aceite de pescado en comparación con placebo (cinco estudios, 237 participantes: DM -30,63 µmol/l; IC del 95%: -59,74 a - 1,53; I2 = 88%). En el análisis de subgrupos, esto sólo fue significativo en el grupo de larga duración (seis meses o más) (cuatro estudios, 157 participantes: DM -37,41 µmol/l; IC del 95%: -69,89 a -4,94; I2 = 82%). El tratamiento con aceite de pescado se asoció con una menor presión arterial diastólica (cuatro estudios, 200 participantes: DM -4,53 mmHg; IC del 95%: -7,60 a -1,45) en comparación con placebo. Los pacientes que recibieron aceite de pescado durante más de seis meses tuvieron un modesto aumento del HDL (cinco estudios, 178 participantes: DM 0,12 mmol/l; IC del 95%: 0,03 a 0,21; I2 = 47%) en comparación con placebo. Los efectos del aceite de pescado en los lípidos no fueron significativamente diferentes de los de las estatinas a dosis bajas. No hubo datos suficientes para analizar los resultados cardiovasculares. El regusto a pescado y las molestias gastrointestinales fueron frecuentes, pero no provocaron un abandono significativo de los pacientes.
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