La inflamación de la mama, o mastitis, puede ser infecciosa o no infecciosa. La mastitis infecciosa es una de las infecciones más frecuentes que se presentan en las mujeres que lactan. La afección (infecciosa o no) varía en cuanto a gravedad desde síntomas leves con alguna inflamación local, enrojecimiento, calor y dolor en la mama afectada, hasta síntomas más graves incluidos fiebre, absceso y septicemia, que puede requerir hospitalización. La recuperación puede tomar tiempo y puede haber malestar significativo para la madre afectada y su recién nacido. La mastitis ocurre generalmente durante los tres primeros meses después del parto y provoca que la madre esté confinada a la cama durante un día, seguido de actividad restringida. La afección se asocia con una disminución de la secreción de leche, disminución de la productividad y dificultades en el cuidado del recién nacido. Esta carga para las madres, junto con el coste de la atención, la posible repercusión negativa sobre la continuación de la lactancia materna y el peligro de graves complicaciones como la septicemia, hace de la mastitis una enfermedad grave que necesita un diagnóstico temprano y un tratamiento efectivo. La revisión incluyó dos estudios y aproximadamente 125 mujeres. Un estudio comparó dos antibióticos diferentes y no hubo diferencias entre los dos antibióticos en cuanto al alivio de los síntomas. Un segundo estudio comparó ningún tratamiento, vaciamiento de la mama y antibioticoterapia, e indicó que el vaciamiento de la mama logró un alivio más rápido de los síntomas con el uso de antibióticos. Hay muy poca evidencia de la efectividad de la antibioticoterapia y se necesitan más estudios de investigación.