Una revisión sistemática de los datos de los ensayos controlados aleatorizados no aporta evidencia de que el tratamiento habitual con hormonas tiroideas sea eficaz para prevenir problemas en los recién nacidos prematuros o mejore sus desenlaces de desarrollo. Las hormonas tiroideas son necesarias para el crecimiento normal y la madurez del sistema nervioso central, así como para el corazón y los pulmones. Los niños que nacen sin suficientes hormonas tiroideas pueden desarrollar retraso mental grave. Se considera que los bajos niveles de hormonas tiroideas en las primeras semanas después del nacimiento (hipertiroxinemia transitoria) en los recién nacidos prematuros antes de las 34 semanas pueden contribuir a este desarrollo anormal. La revisión de los ensayos no encontró evidencia de que la administración habitual de hormonas tiroideas en los recién nacidos prematuros sea efectiva para reducir el riesgo de problemas causados por niveles bajos transitorios de hormonas tiroideas.
Esta revisión no apoya el uso de hormonas tiroideas profilácticas en recién nacidos prematuros para reducir la morbilidad y mortalidad neonatales, mejorar los desenlaces del desarrollo neurológico. Es necesario realizar un ensayo clínico con suficiente potencia estadística sobre la administración de suplementos de hormona tiroidea con el objetivo de prevenir el nadir posnatal de los niveles de hormona tiroidea que se observa en los recién nacidos muy prematuros.
Los estudios observacionales han demostrado una asociación entre los niveles transitoriamente bajos de hormona tiroidea en los recién nacidos prematuros en las primeras semanas de vida (hipotiroxinemia transitoria) y un desenlace anormal del desarrollo neurológico. El reemplazo de la hormona tiroidea podría prevenir esto.
Determinar si las hormonas tiroideas profilácticas administradas a recién nacidos prematuros sin hipotiroidismo congénito da lugar a cambios clínicamente importantes en los desenlaces neonatales y a largo plazo.
Se utilizó la estrategia de búsqueda estándar del Grupo Cochrane de Neonatología (Neonatal Review Group). Esto incluyó búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL, La Biblioteca Cochrane, Número 1, 2006), MEDLINE (1966 - marzo de 2006), EMBASE, PREMEDLINE, y búsquedas en resúmenes de congresos y citas de artículos publicados, y expertos.
Todos los ensayos que utilizaron una asignación aleatorizada o cuasialeatorizada de los pacientes, en los que se comparó el tratamiento profiláctico con hormonas tiroideas con un control en recién nacidos prematuros.
Para realizar la evaluación de la calidad de los ensayos, así como la extracción y la síntesis de los datos mediante el riesgo relativo (RR) y la diferencia de medias ponderada (DMP), se utilizaron los métodos estándar de la Colaboración Cochrane y su Grupo de Revisión de Neonatología.
Se incluyeron cuatro estudios en los que participaron 318 recién nacidos. La mayoría de los estudios reclutó recién nacidos muy prematuros con base en criterios de edad estacional. Todos los estudios iniciaron el tratamiento en las primeras 48 horas, pero utilizaron diferentes regímenes, dosis y duraciones de tratamiento. Los cuatro estudios utilizaron tiroxina (T4). Valerio 2004 incorporó un grupo con un curso corto temprano de T3, luego T4 durante seis semanas. Solo dos estudios con seguimiento del desarrollo neurológico tuvieron una metodología adecuada (van Wassenaer 1997; Vanhole 1997). Todos los estudios eran pequeños. El más grande (van Wassenaer 1997) incluyó 200 niños.
No se observaron diferencias significativas en la morbilidad neonatal, la mortalidad o el desenlace del neurodesarrollo en los recién nacidos que recibieron hormonas tiroideas en comparación con el control. Van Wassenaer 1997 informó de que no había diferencias significativas en el desarrollo mental anormal a los seis, 12 y 24 meses (RR 0,67; IC del 95%: 0,28; 1,56) o a los cinco años (RR 0,66; IC del 95%: 0,22; 1,99) ni en la parálisis cerebral evaluada a los cinco años (RR 0,72; IC del 95%: 0,28; 1,84). El metanálisis de dos estudios (van Wassenaer 1997; Vanhole 1997) no encontró diferencias significativas en la puntuación en la escala Bayley de desarrollo mental (MDI) (DMP -1,14, IC del 95%: -5,46, 3,19) o psicomotor (Bayley PDI) (DMP 0,22, IC del 95%: -4,80, 5,24) realizado a los siete a 12 meses. Van Wassenaer no informó de diferencias significativas en el Bayley MDI (DM -3.50, IC del 95%: -11.21, 4.21) y el Bayley PDI (DM 3.10, 95% CI -3.31, 9.51) a 24 meses, puntuaciones del CI a los cinco años (DM -2,10, IC del 95%: -7,91, 3,71) y niños en educación especial a los 10 años (RR 0,88, IC del 95%: 0,43, 1,83). El metanálisis de los cuatro ensayos no encontró diferencias significativas en la mortalidad hasta el alta (RR típico 0,76; IC del 95%: 0,46 a 1,24). Van Wassenaer 1997 no informó de diferencias significativas en la muerte o la parálisis cerebral a los cinco años (RR 0,70; IC del 95%: 0,43 a 1,14). No se registraron diferencias significativas en cuanto a las morbilidades neonatales, incluida la necesidad de ventilación mecánica, la duración de la misma, las fugas de aire, la EPC en los supervivientes a los 28 días o a las 36 semanas, la hemorragia intraventricular, la hemorragia intraventricular grave, la leucomalacia periventricular, el conducto arterial persistente, la sepsis, la enterocolitis necrotizante o la retinopatía del prematuro.
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