La diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad crónica con complicaciones a corto y largo plazo. El tratamiento de esta enfermedad es la administración de insulina, con preparados de insulina basal y en bolos que son los pilares principales. La insulina de protamina neutra Hagedorn (NPH) se había considerado anteriormente el estándar de la atención para el reemplazo de insulina basal en la disminución de la glucosa en sangre para los pacientes con diabetes mellitus tipo 1. Con el transcurso de los años, estuvieron disponibles las insulinas más nuevas y de acción más prolongada con un perfil de acción más fisiológico: la insulina ultralente, y más tarde la insulina glargina y la insulina detemir. Sus ventajas teóricas derivan en la reflexión de un efecto beneficioso sobre el nivel de glucosa y la tasa de complicaciones, como niveles muy bajos de glucosa o complicaciones a largo plazo. El objetivo de esta revisión fue evaluar si esta ventaja teórica se traduce en beneficios de vida real, al comparar el efecto de las insulinas de acción prolongada con las insulinas de acción intermedia en el control de la diabetes.
Veintitrés estudios cumplieron con los criterios de inclusión, con un total de 3872 y 2915 participantes en el grupo de intervención y el grupo control, respectivamente. La calidad metodológica de todos los estudios se clasificó de intermedia a baja. La duración de los ensayos no fue superior a un año. El nivel de hemoglobina glucosilada, un marcador del control de la diabetes, fue inferior en el grupo de insulina de acción prolongada, pero la diferencia observada fue de significación clínica dudosa. Las insulinas de acción más prolongada fueron superiores principalmente en su efecto nocturno, que dio lugar a niveles inferiores de glucosa en ayunas y a menos episodios de hipoglucemia nocturna. No hubo datos disponibles en cuanto a las complicaciones a largo plazo.
Los datos actualmente disponibles no pueden confirmar las conclusiones sobre los beneficios y los riesgos de las insulinas de acción prolongada, y se necesitan datos a largo plazo.
Los preparados de insulina de acción prolongada parecen ejercer un efecto beneficioso sobre los niveles de glucosa nocturna. Su efecto sobre el control de diabetes general es clínicamente poco notable. Su uso como un régimen de insulina basal para la diabetes mellitus tipo 1 merece confirmación adicional.
La diabetes mellitus tipo 1 es una enfermedad crónica con complicaciones a corto y largo plazo. Sus objetivos de tratamiento son eliminar los síntomas de la hiperglucemia, reducir las complicaciones micro y macrovasculares a largo plazo, y permitir a los pacientes alcanzar un estilo de vida normal. El reemplazo de insulina basal para los pacientes insulinodependientes puede lograrse con preparados de insulina de acción intermedia y prolongada.
Evaluar los efectos de los preparados de insulina de acción intermedia versus prolongada para el reemplazo de insulina basal en los pacientes con diabetes tipo 1.
Se efectuaron búsquedas en MEDLINE, EMBASE y The Cochrane Library, así como en las listas de referencias, las bases de datos de ensayos en curso y las solicitudes a los autores de los ensayos incluidos.
Ensayos controlados aleatorizados, que evalúan los preparados de insulina de acción prolongada en comparación con preparados de insulina de acción intermedia, en los pacientes con diabetes tipo 1.
Dos autores de la revisión analizaron los títulos de forma independiente. Los datos fueron extraídos y analizados en consecuencia.
Se identificaron 23 ensayos controlados aleatorizados. Se analizó un total de 3872 y 2915 participantes en la intervención y el grupo control, respectivamente. La diferencia de medias ponderada (DMP) para el nivel de hemoglobina glucosilada fue -0,08 (intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,12 a -0,04) a favor del brazo de insulina de acción prolongada. La DMP entre los grupos en los niveles de glucosa en plasma y sangre en ayunas fue -0,63 (IC del 95%: -0,86 a -0,40) y -0,86 (IC del 95%: -1,00 a -0,72) a favor de las insulinas de acción prolongada. El odds ratio de contraer cualquier tipo de hipoglucemia para un paciente con insulina de acción prolongada fue de 0,93 (IC del 95%: 0,8 a 1,08) en comparación con el de un paciente con insulinas de acción intermedia. El OR de episodios hipoglucémicos graves fue de 0,73 (IC del 95%: 0,61 a 0,87) y 0,70 (IC del 95% de 0,63 a 0,79) para los episodios nocturnos. La DMP entre los grupos de insulina de acción intermedia y prolongada para los eventos hipoglucémicos por 100 días de seguimiento paciente fue -0,77 (IC del 95%: -0,89 a -0,65), -0,0 (IC del 95%: -0,02 a 0,02) y -0,40 (IC del 95%: -0,45 a -0,34) para los episodios hipoglucémicos generales, graves y nocturnos. El aumento de peso fue más prominente en el grupo control. No se observaron diferencias en la cantidad o la calidad de los eventos adversos graves o las muertes.
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