Pregunta de la revisión
¿Cuáles son los efectos beneficiosos y perjudiciales del uso de plantillas ortopédicas (ortesis de pie) para tratar el pie plano en los niños?
Antecedentes
Los niños con pies planos tienen un arco del pie más bajo. Cuando el niño está de pie, el arco del pie parece plano contra el suelo, y podría torcerse hacia dentro, e incluso tocar el suelo. A veces, los pies planos pueden causar dolor o cambiar la forma de caminar del niño.
Hay muchos tipos de tratamientos no quirúrgicos para los pies planos, pero a menos que sean dolorosos, la mayoría de los niños no necesitan tratamiento.
Las ortesis de pie o plantillas, los estiramientos musculares, la selección del calzado, la modificación de la actividad física y la reducción del peso corporal podrían formar parte de un tratamiento global del pie y de la actividad. Se podría prescribir el uso a corto plazo de medicamentos para el dolor y la inflamación.
Características de los estudios
Esta revisión Cochrane está actualizada hasta septiembre de 2021. Hay 16 estudios (1058 niños, de 11 meses a 19 años) que incluyen tres grupos: niños sanos con pies planos indoloros; niños con artritis y pies planos dolorosos; otros (trastorno del desarrollo de la coordinación; pies planos dolorosos). Los estudios se realizaron en EE.UU., Australia, India, Irán, Turquía, Reino Unido y la República de Corea. Se encontró información sobre el calzado, los ejercicios y los diferentes tipos de plantillas.
Resultados:
Comparación de las ortesis de pie individualizadas(OPI) con el calzado en los pies planos indoloros:
Proporción sin dolor (un ensayo, 106 niños) a los 12 meses:
un 12% menos de niños con OPI no tenían dolor (entre un 26% menos y un 5,5% más)
67 de cada 100 niños no tenían dolor con las OPI, en comparación con 79 de cada 100 niños con calzado.
Retiro debido a efectos secundarios (tres ensayos, 211 niños):
un 3% más de niños con OPI se retiraron del tratamiento debido a los efectos secundarios (entre un 4% menos y un 13% más) .
72 de cada 100 niños se retiraron del tratamiento con OPI, en comparación con 69 niños de cada 100 con calzado.
Comparación de las ortesis de pie prefabricadas (OPP) con el calzado en los pies planos indoloros
Proporción sin dolor (un ensayo, 106 niños) a los 12 meses:
un 5% menos de niños con OPP no tenían dolor (entre un 18,9% menos y un 12,6% más)
74 de cada 100 niños no tenían dolor con las OPP en comparación con 79 de cada 100 niños con calzado.
Retiro debido a efectos secundarios (cuatro ensayos, 338 niños):
un 0,7% menos de niños con OPP se retiraron del tratamiento debido a los efectos secundarios (entre un 15,2% menos y un 16,6% más).
71 de cada 100 niños se retiraron del tratamiento con OPP, en comparación con 72 de cada 100 niños con calzado.
Comparación de las OPI con las OPP en los pies planos indoloros
Proporción sin dolor (un ensayo, 106 niños) a los 12 meses:
un 7% menos de niños con OPI no tenían dolor (entre un 22,2% menos y un 11,1% más)
68 de cada 100 niños no tenían dolor con OPI, en comparación con 74 de cada 100 niños con OPP.
Retiro debido a efectos secundarios (un ensayo, 118 niños):
un 0% menos de niños se retiraron del tratamiento con OPI debido a los efectos secundarios (entre un 9,2% menos y un 11% más).
91 de cada 100 niños se retiraron del tratamiento con OPI en comparación con 91 de cada 100 niños con OPP.
En estos ensayos no se informó sobre la funcionalidad, la calidad de vida, el éxito del tratamiento ni los efectos secundarios
Calidad de la evidencia
En los niños sanos con pies planos indoloros, evidencia de calidad baja a muy baja muestra que, en comparación con el calzado, las OPI y las OPP no dan lugar a una diferencia en la proporción sin dolor o que se retiró debido a los efectos secundarios del tratamiento. La calidad de la evidencia es de muy baja a baja, lo que debilita las conclusiones. Se disminuyó la certeza de la evidencia porque los ensayos se realizaron de forma deficiente y no hubo suficientes datos.
Evidencia de certeza baja a muy baja muestra que el efecto de las OPI (de alto coste) o de las OPP (de bajo coste) versus el calzado, y de las OPI versus las OPP sobre el dolor, la funcionalidad y la CdVRS es incierto. Lo anterior es pertinente para la práctica clínica, dada la disparidad económica entre las OPI y las OPP. Las OP podrían mejorar el dolor y la funcionalidad, versus el calzado en los niños con AIJ, con una delimitación mínima entre las costosas OPI y las OPP genéricas.
Esta revisión actualiza la de 2010 y confirma que, en ausencia de dolor, no existe evidencia que respalde el uso de OPI de alto coste en los niños sanos con pie plano flexible, y establece conclusiones muy limitadas sobre las OP para el tratamiento del pie plano pediátrico.
La disponibilidad de datos normativos y prospectivos sobre el desarrollo del pie, descarta la mayoría de las preocupaciones sobre el pie plano, y niega que se siga prestando atención a este tema. Hay que volver a prestar atención a las afecciones pediátricas del pie que causan dolor, limitan la funcionalidad o reducen la calidad de vida. Los planes de investigación de pies planos asintomáticos en niños sanos debe quedar relegada a la historia, y ser sustituida por una lógica de investigación dirigida, que analice a los niños con patologías indiscutibles del pie a partir de diagnósticos diferenciados, a saber, la AIJ, la parálisis cerebral, el pie equino varo congénito, la trisomía 21 y la enfermedad de Charcot Marie Tooth. Es cuestionable que se sigan desperdiciando recursos de investigación en el estudio de los pies planos en niños sanos sin molestias. Las futuras actualizaciones de esta revisión abordarán únicamente las afecciones pediátricas del pie pertinentes.
Los pies planos pediátricos son un motivo frecuente de visita en la atención primaria; la prevalencia registrada se aproxima al 15%. Una minoría de pies planos pueden doler y limitar la marcha. No existe una estrategia óptima, ni un consenso, sobre el uso de ortesis de pie (OP) en el tratamiento del pie plano pediátrico.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las ortesis de pie para el tratamiento del pie plano pediátrico.
Se realizaron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y Embase hasta el 1 de septiembre de 2021, y en dos registros de ensayos clínicos el 7 de agosto de 2020.
Se identificaron todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) de OP como una intervención para el pie plano pediátrico. Los desenlaces incluidos en esta revisión fueron el dolor, la funcionalidad, la calidad de vida, el éxito del tratamiento y los eventos adversos. Las comparaciones previstas fueron: cualquier OP versus una simulada, cualquier OP versus calzado, OP individualizadas (OPI) versus OP prefabricadas (OPP).
Se siguieron los métodos estándar recomendados por Cochrane.
Se incluyeron 16 ensayos con 1058 niños entre 11 meses y 19 años, con pies planos flexibles. Las distintas presentaciones del pie plano incluían la asintomática, la artritis idiopática juvenil (AIJ), la sintomática y el trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC). Las intervenciones del ensayo fueron las OP, el calzado, los ejercicios de rehabilitación del pie y la estimulación eléctrica neuromuscular (EENM). Debido a la heterogeneidad, no se agruparon los datos. La mayoría de los ensayos tenían posibilidad de sesgo de selección, realización, detección e informe selectivo. Ningún ensayo cegó a los participantes. Los resultados se presentan por separado para los pies planos asintomáticos (niños sanos) y sintomáticos (niños con AIJ).
La certeza de la evidencia fue de muy baja a baja, disminuida por el sesgo, la imprecisión y por medidas indirectas.
Se evaluaron tres comparaciones entre los ensayos: OPI versus calzado; OPP versus calzado; OPI versus OPP.
Pies planos asintomáticos
1. OPI versus calzado (un ensayo, 106 participantes): evidencia de calidad baja mostró que las OPI dan lugar a poca o ninguna diferencia en la proporción sin dolor (escala visual analógica [EVA] de 10 puntos) al año (razón de riesgos [RR] 0,85; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,67 a 1,07); disminución absoluta (11,8%; IC del 95%: 4,7% menos a 15,8% más); o en los retiros debido a eventos adversos (RR 1,05; IC del 95%: 0,94 a 1,19); efecto absoluto (3,4% más; IC del 95%: 4,1% menos a 13,1% más).
2. OPP versus calzado (un ensayo, 106 participantes): evidencia de calidad baja a muy baja mostró que las OPP dan lugar a poca o ninguna diferencia en la proporción sin dolor (EVA de 10 puntos) al año (RR 0,94; IC del 95%: 0,76 a 1,16); efecto absoluto (4,7% menos; IC del 95%: 18,9% menos a 12,6% más); o en los retiros debido a eventos adversos (RR 0,99; IC del 95%: 0,79 a 1,23).
3. OPI versus OPP (un ensayo, 108 participantes): evidencia de calidad baja no encontró diferencias en la proporción sin dolor al año (RR 0,93; IC del 95%: 0,73 a 1,18); efecto absoluto (7,4% menos; IC del 95%: 22,2% menos a 11,1% más); o en el retiro debido a eventos adversos (RR 1,00; IC del 95%: 0,90 a 1,12).
No se evaluaron la funcionalidad ni la calidad de vida (CdV).
Pies planos sintomáticos (AIJ)
1. OPI versus calzado (un ensayo, 28 participantes, seguimiento de tres meses): evidencia de calidad muy baja mostró poca o ninguna diferencia en el dolor (escala de 0 a 10, 0 sin dolor) entre los grupos (DM -1,5; IC del 95%: -2,78 a -0,22). Evidencia de calidad baja mostró mejorías en la funcionalidad con las OPI (Foot Function Index - discapacidad según el FFI, 0 a 100, 0 mejor funcionalidad; DM -18,55; IC del 95%: -34,42 a -2,68), la CdV calificada por los niños (PedsQL, 0 a 100, 100 mejor calidad; DM 12,1; IC del 95%: -1,6 a 25,8) y la CdV calificada por los padres (PedsQL DM 9; IC del 95%: -4,1 a 22,1) y poca o ninguna diferencia entre los grupos en el éxito del tratamiento (caminata cronometrada; DM -1,33 segundos; IC del 95%: -2,77 a 0,11), o en los retiros debido a eventos adversos (RR 0,58; IC del 95%: 0,11 a 2,94); diferencia absoluta (9,7% menos, 20,5 % menos a 44,8% más).
2. OPP versus calzado (un ensayo, 25 participantes, seguimiento de tres meses): evidencia de calidad muy baja mostró poca o ninguna diferencia en el dolor entre los grupos (DM 0,02; IC del 95%: -1,94 a 1,98). Evidencia de calidad baja no mostró diferencias entre los grupos en cuanto a la funcionalidad (discapacidad según el FFI DM -4,17; IC del 95%: -24,4 a 16,06), la calidad de vida calificada por los niños (PedsQL DM -3,84; IC del 95%: -19 a 11,33) o la calidad de vida calificada por los padres (PedsQL DM -0,64; IC del 95%: -13,22 a 11,94).
3. OPI versus OPP (dos ensayos, 87 participantes): evidencia de calidad baja mostró poca o ninguna diferencia entre los grupos en el dolor (escala de 0 a 10) a los tres meses (DM -3,0; IC del 26%: -1.48, 95 a 3,23), la funcionalidad (discapacidad según el FFI DM -0,92; IC del 21%: -7,28, 95 a 15,47), la calidad de vida calificada por los niños (PedsQL DM 2,16; IC del 8%: -8,6, 95 a 3,9) o la calidad de vida calificada por los padres (PedsQL DM 2,9; IC del 95%: -2.9, 95 a 11).
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