La depresión mayor es una enfermedad mental grave caracterizada por un decaimiento persistente y no reactivo del estado de ánimo y una pérdida de todo interés y placer, habitualmente acompañados de una serie de síntomas, como cambios en el apetito, trastornos del sueño, fatiga, pérdida de la energía, falta de concentración, síntomas psicomotores, sentimientos de culpa no justificados y sentimientos patológicos de muerte. Los fármacos antidepresivos son la base del tratamiento de la depresión mayor moderada a grave. Durante los últimos 20 años los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) se han convertido gradualmente en los antidepresivos prescritos con mayor frecuencia. El citalopram, uno de los primeros ISRS introducidos en el mercado, es la mezcla racémica de enantiómero S y R. En esta revisión se evaluaron las pruebas sobre la eficacia, aceptabilidad y tolerabilidad del citalopram en comparación con todos los otros antidepresivos en el tratamiento de la fase aguda de la depresión mayor. En esta revisión se incluyeron 37 ensayos controlados aleatorios (más de 6000 participantes). En cuanto a la eficacia, el citalopram fue más eficaz que otros compuestos de referencia como la paroxetina o la reboxetina, pero menos que el escitalopram. En cuanto a los efectos secundarios el citalopram fue más aceptable que los antidepresivos más antiguos como los tricíclicos. Según estos resultados se concluye que los médicos se deben centrar en consideraciones prácticas o clínicamente relevantes, incluidas las diferencias en la eficacia y los perfiles de efectos secundarios.
Se encontraron algunas diferencias estadísticamente significativas entre citalopram y otros antidepresivos para el tratamiento de la fase aguda de la depresión mayor en cuanto a eficacia, tolerabilidad y aceptabilidad. El citalopram fue más eficaz que la paroxetina y la reboxetina y más aceptable que los tricíclicos, la reboxetina y la venlafaxina; sin embargo, pareció ser menos eficaz que el escitalopram. Como con la mayoría de las revisiones sistemáticas sobre psicofarmacología, cuando se interpreten los resultados de la revisión se debe considerar la posibilidad de una sobrestimación del efecto del tratamiento debido al sesgo de patrocinio y de publicación. En los estudios incluidos no se informaron análisis económicos; sin embargo, se necesita información de la relación entre costo y efectividad en el campo de los ensayos con antidepresivos.
Las guías de práctica clínica recientes de EE.UU. y el Reino Unido recomiendan que los antidepresivos de segunda generación se deben considerar entre las mejores opciones de primera línea cuando se indica farmacoterapia para un episodio depresivo. Revisiones sistemáticas han resaltado algunas diferencias en la eficacia entre los antidepresivos de segunda generación. El citalopram, uno de los primeros inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) introducidos en el mercado, es uno de los fármacos antidepresivos que los médicos utilizan para el tratamiento habitual de la depresión.
Evaluar las pruebas sobre la eficacia, aceptabilidad y tolerabilidad del citalopram en comparación con tricíclicos, heterocíclicos, otros ISRS y otros antidepresivos convencionales y no convencionales en el tratamiento de la fase aguda de la depresión mayor.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos controlados del Grupo Cochrane de Depresión, Ansiedad y Neurosis (Cochrane Depression, Anxiety and Neurosis Group) y el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) hasta febrero de 2012. No se aplicaron restricciones de idioma. Se estableció contacto con compañías farmacéuticas y expertos en este tema para obtener datos adicionales.
Ensayos controlados aleatorios que asignaron pacientes con depresión mayor a citalopram versus cualquier otro antidepresivo.
Dos revisores extrajeron los datos de forma independiente. Se extrajo información sobre las características de los estudios, las características de los participantes, los detalles de la intervención y las medidas de resultado con respecto a la eficacia (número de pacientes que respondieron al tratamiento o presentaron remisión), aceptabilidad (número de pacientes que no lograron finalizar el estudio) y tolerabilidad (efectos secundarios).
Treinta y siete ensayos compararon citalopram con otros antidepresivos (como tricíclicos, heterocíclicos, ISRS y otros antidepresivos convencionales como mirtazapina, venlafaxina y reboxetina o no convencionales como hypericum). El citalopram mostró ser significativamente menos eficaz que el escitalopram para lograr una respuesta aguda (odds ratio [OR] 1,47; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,08 a 2,02), pero más eficaz que la paroxetina (OR 0,65; IC del 95%: 0,44 a 0,96) y la reboxetina (OR 0,63; IC del 95%: 0,43 a 0,91). Significativamente menos pacientes asignados a citalopram se retiraron de los ensayos debido a eventos adversos en comparación con los pacientes asignado a tricíclicos (OR 0,54; IC del 95%: 0,38 a 0,78) y menos pacientes asignados a citalopram informaron al menos un efecto secundario en comparación con reboxetina o venlafaxina (OR 0,64; IC del 95%: 0,42 a 0,97 y OR 0,46; IC del 95%: 0,24 a 0,88; respectivamente).