En los pacientes en hemodiálisis se necesita acceso vascular para conectarlos con la máquina de diálisis. Se acepta ampliamente que, en comparación con otros tipos de acceso vascular, las fístulas arteriovenosas proporcionan mejores resultados a los pacientes porque hay menos probabilidades de infección y coagulación.
Las fístulas pueden tardar mucho tiempo en madurar lo suficiente para utilizarlas para la diálisis y muchas fallan. La visualización de los vasos sanguíneos mediante técnicas de imaginología antes de una operación de fístula puede ayudar a los cirujanos a planificar la mejor ubicación de la fístula al seleccionar los mejores vasos sanguíneos para crear la fístula. Lo anterior puede mejorar la probabilidad de que las fístulas maduren y permanezcan abiertas y disponibles para el uso de la diálisis ("permeabilidad").
Para esta revisión, se realizaron búsquedas en la literatura publicada hasta abril de 2015 y se encontraron cuatro estudios que incluyeron a 450 participantes que cumplieron con los criterios de inclusión. Los estudios incluidos compararon las proporciones de fístulas que maduraron cuando la evaluación antes de la cirugía se realizó mediante técnicas de imaginología, con la atención estándar (ninguna imaginología).
El análisis encontró que la imaginología vascular antes de la cirugía no mejoró la tasa de fístulas que maduraron. Estudios de investigación adicionales en esta área que incluyan más participantes pueden ser beneficiosos para comprender mejor si la imaginología antes de la cirugía puede ayudar a aumentar el éxito de las fístulas en los pacientes que necesitan hemodiálisis.
Según cuatro estudios pequeños, la imaginología vascular preoperatoria no mejoró los resultados de la fístula en comparación con la atención estándar. Se necesitan estudios prospectivos con poder estadístico suficiente para responder completamente a esta pregunta.
El tratamiento con hemodiálisis requiere de un acceso vascular seguro. El acceso óptimo se proporciona a través de una fístula arteriovenosa funcional, que en comparación con otras formas de acceso vascular, proporciona una permeabilidad superior a largo plazo, requiere pocas intervenciones, y las tasas de trombosis e infección y el coste son bajos. Sin embargo, se ha calculado que entre el 20% y el 60% de las fístulas nunca maduran lo suficiente para permitir el tratamiento con hemodiálisis. La visualización de los vasos sanguíneos mediante tecnologías de imaginología antes de la cirugía puede identificar los vasos más adecuados para la creación de fístulas.
Se comparó el efecto de realizar la evaluación habitual preoperatoria por imaginología radiológica para la creación del acceso vascular con la atención estándar sin imaginología preoperatoria habitual de los vasos para la creación y el uso de la fístula.
Se realizaron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Riñón y Trasplante (Cochrane Kidney and Transplant's Specialised Register) hasta el 14 de abril de 2015, a través del contacto con el coordinador de búsqueda de ensayos, mediante términos de búsqueda relevantes para esta revisión.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA) que reclutaron participantes adultos (≥ 18 años de edad) con nefropatía crónica o terminal (NCT) que necesitaban fístulas (antes de la diálisis y después de iniciar la diálisis), que compararon las tasas de maduración de la fístula con respecto al uso de tecnologías de imaginología para visualizar los vasos sanguíneos antes de la cirugía de la fístula con la atención estándar (ninguna imaginología).
Dos autores de la revisión evaluaron la calidad de los estudios y extrajeron los datos. Los resultados dicotómicos, incluida la creación de la fístula, la maduración y la necesidad de catéteres al inicio de la diálisis, se expresaron como cocientes de riesgo (CR) con intervalos de confianza (IC) del 95%. Los resultados continuos como el número de intervenciones requeridas para mantener la permeabilidad se expresaron como diferencias de medias (DM). Se utilizó el modelo de efectos aleatorios para medir los efectos promedio.
Cuatro estudios con 450 participantes cumplieron los criterios de inclusión. El riesgo general de sesgo se consideró bajo en un estudio, incierto en dos y alto en uno.
No hubo diferencias significativas en el número de fístulas que se crearon con éxito (cuatro estudios, 433 pacientes: CR 1,06; IC del 95%: 0,95 a 1,28; I² = 76%); el número de fístulas que maduraron a los seis meses (tres estudios, 356 participantes: CR 1,11; IC del 95%: 0,98 a 1,25; I² = 0%); el número de fístulas que se utilizaron con éxito para la diálisis (dos estudios, 286 participantes: CR 1,12; IC del 95%: 0,99 a 1,28; I² = 0%); el número de pacientes que iniciaron la diálisis con un catéter (un estudio, 214 pacientes: CR 0,66; IC del 95%: 0,42 a 1,04); y la tasa de intervenciones necesarias para mantener la permeabilidad (un estudio, 70 pacientes: DM 14,70 intervenciones/1000 pacientes-días; IC del 95%: -7,51 a 36,91) entre el uso preoperatorio de tecnologías de imaginología y la atención estándar (ninguna imaginología).
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