Las investigaciones previas sobre modelos animales y fisiológicos sugieren que los suplementos antioxidantes tienen efectos beneficiosos que pueden prolongar la vida. Algunos estudios observacionales también sugieren que los suplementos antioxidantes pueden prolongar la vida, mientras que otros estudios observacionales demuestran efectos neutrales o perjudiciales. Nuestra revisión Cochrane de 2008 demostró que los suplementos antioxidantes parecen aumentar la mortalidad. Esta revisión está ahora actualizada.
La presente revisión sistemática incluye 78 ensayos clínicos aleatorizados. En total, se asignaron al azar 296 707 participantes a suplementos antioxidantes (betacaroteno, vitamina A, vitamina C, vitamina E y selenio) versus placebo o ninguna intervención. Veintiséis ensayos incluyeron 215 900 participantes sanos. Cincuenta y dos ensayos incluyeron 80 807 participantes con diversas enfermedades en fase estable (incluidas las enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares, neurológicas, oculares, dermatológicas, reumatoides, renales, endocrinológicas o no especificadas). Murieron 21 484 de 183 749 participantes (11,7%) asignados al azar a suplementos antioxidantes y 11 479 de 112 958 participantes (10,2%) asignados al azar a placebo o ninguna intervención. Los ensayos parecían tener suficiente similitud estadística como para poder ser combinados. Cuando se combinaron todos los ensayos, los antioxidantes pueden o no haber aumentado la mortalidad dependiendo del método de combinación estadística que se empleó; el análisis que se suele utilizar cuando hay similitudes demostró que el uso de antioxidantes aumentó ligeramente la mortalidad (es decir, los pacientes que consumieron los antioxidantes tuvieron 1,03 veces más probabilidades de morir que los controles). Cuando se realizaron análisis para identificar los factores que estaban asociados con este hallazgo, los dos factores identificados fueron una mejor metodología para evitar que el sesgo fuera un factor en el ensayo (ensayos con "bajo riesgo de sesgo") y el uso de la vitamina A. De hecho, cuando los ensayos con bajo riesgo de sesgo se consideraron por separado, el aumento de la mortalidad fue aún más pronunciado (1,04 veces más probabilidades de morir que los controles). El daño potencial de la vitamina A desapareció cuando sólo se consideraron los bajos riesgos de sesgos de los ensayos. El aumento del riesgo de mortalidad se asoció con el betacaroteno y posiblemente con la vitamina E y la vitamina A, pero no se asoció con el uso de la vitamina C o el selenio. La evidencia actual no respalda el uso de suplementos antioxidantes en la población general o en pacientes con diversas enfermedades.
No se encontró evidencia que apoyara el uso de suplementos antioxidantes para la prevención primaria o secundaria. El betacaroteno y la vitamina E parecen aumentar la mortalidad, y también lo pueden hacer las dosis más altas de vitamina A. Los suplementos antioxidantes deben considerarse como productos medicinales y deben someterse a una evaluación suficiente antes de su comercialización.
Nuestra revisión sistemática ha demostrado que los suplementos antioxidantes pueden aumentar la mortalidad. Se ha actualizado esta revisión.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los suplementos antioxidantes para la prevención de la mortalidad en adultos.
Se hicieron búsquedas en The Cochrane Library, MEDLINE, EMBASE, LILACS, el Science Citation Index Expanded y en Conference Proceedings Citation Index-Science hasta febrero 2011. Se revisaron las bibliografías de las publicaciones pertinentes y se pidió a las compañías farmacéuticas para ensayos adicionales.
Se incluyeron todos los ensayos clínicos aleatorizados de prevención primaria y secundaria con suplementos antioxidantes (betacaroteno, vitamina A, vitamina C, vitamina E y selenio) versus placebo o ninguna intervención.
Tres autores extrajeron los datos. Se realizaron los metanálisis con modelos de efectos aleatorios y de efectos fijos. Se consideró el riesgo de sesgo para minimizar el riesgo de errores sistemáticos. Se realizaron análisis secuenciales de los ensayos para minimizar el riesgo de errores aleatorios. Se realizaron análisis de metarregresión con modelos de efectos aleatorios para evaluar las fuentes de heterogeneidad entre los ensayos.
Se incluyeron 78 ensayos aleatorizados con 296 707 participantes. Cincuenta y seis ensayos que incluyeron 244 056 participantes tuvieron bajo riesgo de sesgo. Veintiséis ensayos incluyeron 215 900 participantes sanos. Cincuenta y dos ensayos incluyeron 80.807 participantes con diversas enfermedades en una fase estable. La edad media fue 63 años (rango 18 a 103 años). La proporción media de mujeres fue del 46%. De los 78 ensayos, 46 utilizaron el diseño de grupos paralelos, 30 el diseño factorial y 2 el diseño cruzado (crossover). Todos los antioxidantes se administraron por vía oral, ya sea solos o en combinación con vitaminas, minerales u otras intervenciones. La duración de la suplementación varió de 28 días a 12 años (duración media de 3 años; duración mediana de 2 años). En general, los suplementos antioxidantes no tuvieron un efecto significativo sobre la mortalidad en un metanálisis de efectos aleatorios (21 484 muertos/183 749 (11,7%) versus 11 479 muertos/ 112 958 (10.2%); 78 ensayos, riesgo relativo (RR) 1,02, intervalo de confianza (IC) del 95%: 0.98 a 1,05) pero aumentaron significativamente la mortalidad en un modelo de efectos fijos (RR 1,03, IC del 95%: 1,01 A 1.05). La heterogeneidad fue baja con una I2- de 12%. En el análisis de meta-regresión, el riesgo de sesgo y el tipo de suplemento antioxidante fueron los únicos predictores significativos de la heterogeneidad entre los ensayos. El análisis de metarregresión no encontró una diferencia significativa en la estimación de los efectos de la intervención en los ensayos de prevención primaria y secundaria. En los 56 ensayos con bajo riesgo de sesgo, los suplementos antioxidantes aumentaron significativamente la mortalidad (18 833 muertos/146 320 (12,9%) frente a 10 320 muertos/97 736 (10,6%); RR 1,04, IC del 95% 1,01 a 1,07). Este efecto fue confirmado por un análisis secuencial de prueba. Excluyendo los ensayos factoriales con potencial de confusión, se demostró que 38 ensayos con bajo riesgo de sesgo demostraron un aumento significativo de la mortalidad (2822 muertos/26 903 (10,5%) versus 2473 muertos/26 052 (9,5%); RR 1,10, IC del 95%: 1,05 a 1,15). En los ensayos con bajo riesgo de sesgo, el betacaroteno (13 202 muertos/96.003 (13,8%) versus 8556 muertos/77 003 (11,1%); 26 ensayos, RR 1,05, IC del 95% 1,01 a 1,09) y la vitamina E (11 689 muertos/97 523 (12,0%) versus 7561 muertos/73 721 (10,3%); 46 ensayos, RR 1,03, IC del 95% 1,00 a 1,05) aumentó significativamente la mortalidad, mientras que la vitamina A (3444 muertos/24 596 (14,0%) versus 2249 muertos/16 548 (13,6%); 12 ensayos, RR 1,07, IC del 95%: 0,97 a 1,18), la vitamina C (3637 muertos/36 659 (9,9%) versus 2717 muertos/29 283 (9,3%); 29 ensayos, RR 1,02, IC del 95% 0,98 a 1,07), y el selenio (2670 muertos/39 779 (6,7%) versus 1468 muertos/22 961 (6,4%); 17 ensayos, RR 0,97, IC del 95% 0,91 a 1,03) no afectó significativamente la mortalidad. En el análisis de metaregresión univariante, la dosis de vitamina A se asoció significativamente con un aumento de la mortalidad (RR 1,0006; IC del 95%: 1,0002 a 1,001; P = 0,002).
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