¿Cuál es el tema?
Se deseaba determinar a partir de los ensayos controlados aleatorizados (ECA) si, después de la inducción del trabajo de parto en un hospital o un centro de atención médica, las mujeres preferían irse a casa o quedarse en el centro a esperar el comienzo del trabajo de parto. Además, también se quería saber si hubo alguna repercusión sobre los desenlaces clínicos para las mujeres o sus recién nacidos.
¿Por qué es esto importante?
La inducción del trabajo de parto hacia el final del embarazo implica provocar artificialmente las contracciones para iniciar el trabajo de parto. La inducción conlleva riesgos para la madre y el recién nacido, pero a veces son superados por los riesgos de continuar el embarazo.
Sin embargo, la inducción puede ser una experiencia difícil para las mujeres, ya que pueden sentirse incómodas, sin apoyo y sin control. La inducción del trabajo de parto en el domicilio puede mejorar la experiencia de las mujeres, reducir la duración de la estancia hospitalaria y disminuir los costos generales. La seguridad de la madre y del recién nacido son factores críticos a tener en cuenta. Solo ciertas formas de inducción se consideran adecuadas para la inducción en el domicilio, por ejemplo, las prostaglandinas vaginales o los catéteres de balón/Foley.
¿Qué evidencia se encontró?
Se buscó la evidencia el 31 de enero de 2020 y se encontraron siete ECA, seis de los cuales proporcionaron datos sobre 1610 mujeres y sus recién nacidos. Todos estos estudios se realizaron en países de altos ingresos. La certeza de la evidencia fue en su mayoría muy baja, debido principalmente al número limitado de estudios, algunos de los cuales fueron pequeños, y a la falta de claridad en el diseño del estudio.
A todas las mujeres se les realizó la inducción con monitorización inicial en el hospital. Las mujeres del grupo de inducción en el domicilio pudieron entonces ir a casa a esperar el comienzo del trabajo de parto activo, o durante un período de tiempo determinado. Las mujeres del grupo de pacientes hospitalizadas se quedaron en el hospital.
Se encontraron dos estudios con 1022 mujeres y sus recién nacidos, a las que se les administró prostaglandina (PGE2) vaginal para la inducción. Puede haber poca o ninguna diferencia en cuanto a la satisfacción de las mujeres entre esperar el trabajo de parto activo en el domicilio o en el hospital, aunque las mujeres tienden a estar más satisfechas con la espera en el domicilio. Para las mujeres, podría no haber diferencias claras en el número de las que tuvieron un parto vaginal espontáneo, una sobreestimulación del útero o un parto por cesárea. En el caso de los recién nacidos, puede haber una incidencia similar de infección e ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN). Los costos podrían ser posiblemente menores en el ámbito domiciliario.
Para la inducción con prostaglandina (PGE2) vaginal de liberación controlada, solo se encontró un estudio de 299 mujeres y sus recién nacidos, pero los hallazgos indican que probablemente hay poca o ninguna diferencia.
Se encontraron tres estudios que utilizaron una sonda de balón o de Foley y proporcionaron datos sobre 289 mujeres y sus recién nacidos. Dos estudios informaron sobre la satisfacción de las mujeres y mostraron una tendencia a favorecer el contexto domiciliario, pero la forma en la que se obtuvieron los datos no fue clara. Puede haber poca o ninguna diferencia en cuanto al número de partos vaginales espontáneos, la sobreestimulación de las contracciones uterinas y los recién nacidos ingresados en la UCIN. La inducción en el domicilio puede reducir el número de partos por cesárea, pero se necesitan más datos.
¿Qué significa esto?
Los estudios no incluyeron un número suficiente de mujeres y recién nacidos para mostrar diferencias claras en los desenlaces entre la inducción del trabajo de parto en el domicilio y en el hospital, y la certeza de la evidencia fue en general muy baja. Se necesitan más estudios y actualmente hay algunos en curso. Se necesitan más datos sobre las experiencias y las opiniones de las mujeres acerca de la atención, así como sobre la seguridad y el costo.
Los datos sobre la efectividad, la seguridad y las experiencias de las mujeres con la inducción del parto en el domicilio versus la inducción en el hospital son limitados y la certeza es muy baja. Debido a que es probable que los eventos adversos graves sean extremadamente poco frecuentes, es más probable que los datos de seguridad provengan de estudios observacionales de cohortes muy grandes, en lugar de ECA relativamente pequeños.
Es probable que el entorno en el que tiene lugar la inducción del parto (en el domicilio o en el hospital) tenga consecuencias para la seguridad, las experiencias de las mujeres y los costos.
La inducción en el domicilio se puede iniciar en el hogar y la fase activa posterior del trabajo de parto puede tener lugar en el domicilio o en un centro de atención sanitaria (hospital, centro de partos, unidad dirigida por una matrona). Con mayor frecuencia, la inducción en el domicilio comienza en un centro sanitario, y luego la mujer se va a casa a esperar el comienzo del trabajo de parto. La inducción hospitalaria tiene lugar en un centro sanitario, en el que la mujer permanece mientras espera el comienzo del trabajo de parto.
Evaluar los efectos sobre los desenlaces neonatales y maternos de la inducción del trabajo de parto en el domicilio durante el tercer trimestre, en comparación con la inducción hospitalaria mediante el mismo método de inducción.
Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y Parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth Group), ClinicalTrials.gov, la WHO International Clinical Trials Registry Platform (ICTRP) (31de enero de 2020), y en las listas de referencias de estudios obtenidos.
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) publicados y no publicados en los que se han comparado los contextos domiciliario y hospitalario para la inducción. Se incluyeron los resúmenes de congresos, pero se excluyeron los ensayos cuasialeatorizados y los estudios cruzados (cross-over).
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente los informes de los ensayos para su inclusión. Dos autores de la revisión de forma independiente extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Un tercer autor de revisión verificó las evaluaciones GRADE.
Se incluyeron siete ECA, seis de los cuales proporcionaron datos sobre 1610 mujeres y sus recién nacidos. Los estudios se realizaron entre 1998 y 2015, todos en países de ingresos altos o medios-altos. En la mayoría de las mujeres la inducción se realizó debido a un embarazo postérmino. Tres estudios informaron de financiación gubernamental, uno informó que no hubo financiación y tres no informaron sobre su fuente de financiación. La mayoría de las evaluaciones GRADE proporcionaron evidencia de certeza muy baja, y la categoría se disminuyó principalmente por el alto riesgo de sesgo y la imprecisión grave.
1. Inducción en el domicilio comparada con inducción hospitalaria con prostaglandina E (PGE) vaginal (dos ECA, 1028 mujeres y recién nacidos; 1022 proporcionaron datos).
Aunque la satisfacción de las mujeres puede ser ligeramente mayor en el entorno domiciliario, la evidencia es de muy poca certeza (diferencia de medias [DM] 0,16; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,02 a 0,34; un estudio, 399 mujeres), evidencia de certeza muy baja.
Es posible que haya poca o ninguna diferencia entre la inducción domiciliaria y la hospitalaria para otros desenlaces primarios y toda la evidencia fue de certeza muy baja:
- parto vaginal espontáneo (riesgo relativo promedio [RRp] 0,91; IC del 95%: 0,69 a 1,21; dos estudios, 1022 mujeres, método de efectos aleatorios);
- hiperestimulación uterina (RR 1,19; IC del 95%: 0,40 a 3,50; un estudio, 821 mujeres);
- parto por cesárea (RR 1,01; IC del 95%: 0,81 a 1,28; dos estudios, 1022 mujeres);
- infección neonatal (RR 1,29; IC del 95%: 0,59 a 2,82; un estudio, 821 recién nacidos);
- ingreso en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) (RR 1,20; IC del 95%: 0,50 a 2,90; dos estudios, 1022 recién nacidos).
En los estudios no se informó morbilidad ni mortalidad neonatal grave.
2. Inducción en el domicilio comparada con inducción hospitalaria con PGE de liberación controlada (un ECA, 299 mujeres y recién nacidos proporcionaron datos).
No se informó si el cuestionario sobre la satisfacción de las mujeres con la atención médica utilizó un instrumento validado, pero los resultados presentados no mostraron en general diferencias en las puntuaciones.
Se encontró poca o ninguna diferencia entre los grupos para otros desenlaces primarios y toda la evidencia fue de certeza muy baja:
- parto vaginal espontáneo (RR 0,94; IC del 95%: 0,77 a 1,14; un estudio, 299 mujeres);
- hiperestimulación uterina (RR 1,01; IC del 95%: 0,51 a 1,98; un estudio, 299 mujeres);
- partos por cesárea (RR 0,95; IC del 95%: 0,64 a 1,42; un estudio, 299 mujeres);
- ingreso en la UCIN (RR 1,38; IC del 95%: 0,57 a 3,34; un estudio, 299 recién nacidos).
En el estudio no se informó sobre la infección neonatal ni sobre la morbilidad o mortalidad neonatal grave.
3. La inducción domiciliaria comparada con la inducción hospitalaria con sonda de balón o de Foley (cuatro ECA; tres estudios, 289 mujeres y recién nacidos que porporcionaron datos).
Una vez más, no estuvo claro si los cuestionarios que informaron sobre las experiencias/satisfacción de las mujeres con la atención fueron instrumentos validados, y un estudio (48 mujeres, con una tasa de respuesta del 69%) determinó que las mujeres estaban igualmente satisfechas.
Las inducciones domiciliarias pueden reducir el número de partos por cesárea, pero los datos también son compatibles con un ligero aumento y son de certeza muy baja (RR 0,64; IC del 95%: 0,41 a 1,01; dos estudios, 159 mujeres).
Hubo poca o ninguna diferencia entre los grupos en cuanto a otros desenlaces primarios y toda la evidencia fue de certeza muy baja:
- parto vaginal espontáneo (RR 1,04; IC del 95%: 0,54 a 1,98; un estudio, 48 mujeres):
- hiperestimulación uterina (RR 0,45; IC del 95%: 0,03 a 6,79; un estudio, 48 mujeres);
- ingreso en la UCIN (RR 0,37; IC del 95%: 0,07 a 1,86; dos estudios, 159 recién nacidos).
No hubo infecciones neonatales graves ni morbilidad o mortalidad neonatal grave en el único estudio (48 recién nacidos) que evaluó estos desenlaces.
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