Antecedentes
Los adultos con discapacidad intelectual suelen tener dificultades para recibir la atención médica que necesitan. En comparación con otros adultos que no tienen una discapacidad intelectual, tienen una salud más pobre y tienen más dificultades para encontrar, llegar y pagar la atención médica. Esto sucede tanto para las necesidades de salud física como mental.
Pregunta de la revisión
Se realizó una revisión de la literatura para evaluar los efectos de las diferentes formas de organizar los servicios. Esta es la primera actualización de una revisión publicada anteriormente.
Características de los estudios
Se buscaron todos los estudios relevantes hasta el 4 de septiembre de 2015. Se encontraron siete estudios, seis de los cuales se identificaron previamente y uno recuperado para esta actualización. Todos los estudios evaluaron el impacto de la intervención en la salud mental de las personas con una discapacidad intelectual; ninguno consideró la salud física. En esos estudios se utilizaron diferentes intervenciones, como proporcionar a las personas con discapacidad intelectual más servicios de salud, apoyo psicológico y tratarlas en el domicilio, en lugar de en el hospital. Los estudios se centraron principalmente en la forma en que las intervenciones ayudaban a los problemas conductuales de las personas con discapacidad intelectual, la carga que suponían para los cuidadores y el coste de las mismas. Ningún estudio evaluó los eventos adversos.
Resultados clave
El tratamiento conductual basado en la comunidad podría disminuir los problemas conductuales. No se sabe con certeza si otras intervenciones hacen alguna diferencia en la reducción de los problemas conductuales. Hubo evidencia limitada sobre la forma en que esas intervenciones ayudaban a los cuidadores a hacer frente a la carga de cuidar a sus familiares con una discapacidad intelectual, o sobre lo mucho que podían costar en comparación con la atención habitual ya prestada.
Conclusiones de los autores
Hay poca información sobre las diferentes formas de organizar los servicios para los pacientes con discapacidad intelectual. La mayoría de los estudios se centraron en las personas que tenían discapacidades intelectuales y problemas de salud mental. No había estudios sobre pacientes con discapacidades intelectuales y problemas físicos.
Hay muy poca evidencia sobre la organización de los servicios de salud para las personas con discapacidad intelectual. En el presente, no existen estudios bien diseñados que se centren en la organización de los servicios sanitarios para personas con una discapacidad intelectual y problemas físicos concomitantes. Existen escasos estudios de intervenciones organizativas que abordan las necesidades de la salud mental y los resultados de los ensayos que se encontraron necesitan ser corroborados. Se requiere con urgencia investigación de alta calidad sobre los servicios sanitarios para identificar los servicios sanitarios óptimos para las personas con una discapacidad intelectual y un problema físico concomitante.
En comparación con la población general, las personas con discapacidad intelectual tienen una menor esperanza de vida, una mayor morbilidad y más dificultades para encontrar y obtener atención médica. Las intervenciones organizativas se utilizan para reconfigurar la estructura o la prestación de los servicios sanitarios. Esta es la primera actualización de la revisión original.
Evaluar los efectos de las intervenciones organizativas de los servicios sanitarios para los problemas de salud mental y física de las personas con discapacidad intelectual.
Para esta actualización se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, EMBASE, CINAHL y otras bases de datos, desde abril 2006 hasta el 4 de septiembre 2015. Se verificaron las listas de referencia de los estudios incluidos y se consultó a expertos en la materia.
Ensayos controlados aleatorizados de intervenciones organizativas de los servicios de asistencia sanitaria destinadas a mejorar la atención de los problemas de salud mental y física de las personas adultas con una discapacidad intelectual.
Se emplearon los procedimientos metodológicos estándar descritos en el Manual Cochrane de Revisiones Sistemáticas de Intervenciones (Cochrane Handbook of Systematic Reviews of Interventions), además de la orientación específica del Grupo Cochrane para una Práctica y Organización Sanitaria Efectivas (EPOC).
Se identificó un nuevo ensayo a partir de las búsquedas actualizadas.
Siete ensayos (347 participantes) cumplieron los criterios de selección. Las intervenciones variaban pero tenían componentes comunes: intervenciones que aumentaban la intensidad y la frecuencia de la prestación de servicios (4 ensayos, 200 participantes), terapia conductual especializada de base comunitaria (1 ensayo, 63 participantes) y tratamiento de extensión (1 ensayo, 50 participantes). Otro ensayo comparó dos brazos activos (asesoramiento tradicional e intervención integrada para el duelo, 34 participantes).
Los estudios incluidos investigaron intervenciones que abordaban los problemas de salud mental de las personas con una discapacidad intelectual, ninguno de ellos se centró en los problemas de salud física. Cuatro estudios evaluaron el efecto de las intervenciones organizativas sobre los problemas conductuales de las personas con una discapacidad intelectual, tres evaluaron la carga de los cuidadores y tres evaluaron los costes asociados a las intervenciones. Ninguno de los estudios incluidos informó datos sobre el efecto de las intervenciones organizativas en los eventos adversos. Se consideró que la mayoría de los estudios tenían un bajo riesgo de sesgo.
No se sabe con certeza si las intervenciones que aumentan la frecuencia e intensidad del parto o el tratamiento de extensión disminuyen los problemas conductuales de las personas con discapacidad intelectual (dos y un ensayo respectivamente, evidencia de muy baja certeza). Los problemas conductuales se redujeron ligeramente gracias a la terapia conductual especializada basada en la comunidad (un ensayo, evidencia de baja certeza). El aumento de la frecuencia e intensidad de la prestación de servicios probablemente hace poca o ninguna diferencia en la carga del cuidador (DM 0,03, IC del 95%: -3,48 a 3,54, dos ensayos, evidencia de certeza moderada). No se sabe con certeza si el tratamiento de extensión marca alguna diferencia en cuanto a la carga de los cuidadores (un ensayo, evidencia de muy baja certeza). La evidencia relativa a los costes fue muy limitada, y la evidencia de certeza de las diferentes intervenciones fue de baja a muy baja.
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