Los pacientes con cáncer de cabeza y cuello están en riesgo de desnutrición durante el tratamiento con radioterapia debido a los efectos secundarios de este tratamiento y pueden necesitar alimentación con sonda para satisfacer sus necesidades nutricionales.
La alimentación con sonda se puede administrar mediante una sonda dietética nasogástrica, que es una sonda fina insertada en el estómago a través de la nariz, o un tubo de gastrostomía que se inserta a través de la piel del abdomen directamente en el estómago. Ambos métodos permiten la administración de los nutrientes directamente en el estómago.
La alimentación con sonda es esencial para satisfacer las necesidades nutricionales de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, porque la desnutrición puede contribuir a un pronóstico peor en este grupo de pacientes. Hay debate sobre cuál método de alimentación con sonda proporciona mayor beneficio al paciente, en resultados como el beneficio nutricional y la calidad de vida, así como para evitar retrasos en el tratamiento con radioterapia.
Después del análisis de la bibliografía disponible, sólo un ensayo clínico reunía los requisitos para estar incluido en esta revisión. Los autores de esta revisión no encontraron evidencia que apoyara el uso de algún método de alimentación con sonda en lugar de otro.
No hay evidencia suficiente para determinar el método óptimo de alimentación enteral para los pacientes con cáncer de cabeza y cuello que reciben radioterapia o quimiorradioterapia. Se requieren ensayos adicionales de los dos métodos de alimentación enteral, con un mayor tamaño de la muestra.
Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en The Cochrane Library en el Número 3, 2010.
Para muchos pacientes con cáncer de cabeza y cuello, la nutrición oral no proporcionará alimentación adecuada durante el tratamiento con radioterapia o quimiorradioterapia debido a la toxicidad aguda del tratamiento, la obstrucción causada por el tumor o ambos. El método óptimo de alimentación enteral para este grupo de pacientes tiene todavía que establecerse.
Comparar la efectividad de diferentes métodos de alimentación enteral usados en el tratamiento nutricional de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello que reciben radioterapia o quimiorradioterapia mediante los resultados clínicos, el estado nutricional, la calidad de vida y las tasas de complicaciones.
La búsqueda extensiva incluyó el Registro de Ensayos del Grupo Cochrane de Enfermedades de Oído, Nariz y Garganta (Cochrane Ear, Nose and Throat Disorders Group), CENTRAL, PubMed, EMBASE, CINAHL, AMED y ISI Web of Science. La fecha de la búsqueda más reciente fue 13 de febrero de 2012.
Los ensayos controlados aleatorizados que compararon un método de alimentación enteral con otro, p.ej., nasogástrico (NG) o la alimentación por gastrostomía endoscópica percutánea (GEP), para los pacientes adultos con un diagnóstico de cáncer de cabeza y cuello que reciben radioterapia o quimiorradioterapia.
Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente la calidad de los ensayos y extrajeron los datos con el uso de formularios estandarizados. Se estableció contacto con los autores de los estudios para obtener información adicional.
Un ensayo controlado aleatorizado cumplió los criterios de inclusión en esta revisión. No se identificaron más estudios cuando se actualizaron las búsquedas en 2012.
Los pacientes diagnosticados con cáncer de la cabeza y cuello tratados con quimiorradioterapia fueron asignados al azar a GEP o alimentación NG. Sólo un total de 33 pacientes cumplieron los requisitos para el análisis porque el ensayo se terminó antes de tiempo dado el número insuficiente de participantes. Se identificó un alto grado de sesgo en el estudio.
La pérdida de peso fue mayor en el grupo con NG a las seis semanas después del tratamiento que el grupo con la GEP (p = 0,001). Sin embargo, a las seis semanas después del tratamiento, no hubo diferencias significativas de la pérdida de peso entre los dos grupos. Las mediciones antropométricas registradas seis semanas después del tratamiento demostraron menor espesor del pliegue de la piel del tríceps en el grupo con NG comparado con el grupo con GEP (P = 0,03). No se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las dos técnicas diferentes de alimentación enteral con relación a las tasas de complicaciones o la satisfacción de los pacientes. La duración de la alimentación por GEP fue significativamente mayor que para el grupo con NG (P = 0,0006). Además, el estudio calculó el costo de la alimentación por GEP, que fue diez veces mayor que con NG, aunque no fue significativo. No existió ninguna diferencia en el tratamiento recibido por los dos grupos. Sin embargo, cuatro pacientes alimentados con GEP y dos pacientes alimentados con NG necesitaron realizar interrupciones no programadas del tratamiento de una mediana de dos y seis días respectivamente.
No se identificaron estudios para la inclusión en la revisión de alimentación enteral que incluyeran cualquier forma de alimentación por gastrostomía radiológicamente insertada (GRI) o la comparación de GEP profiláctica versus GEP.
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