Pregunta de la revisión
Se buscó evidencia sobre los efectos tanto beneficiosos como adversos del uso de estimulantes del apetito en personas con anorexia vinculada a la fibrosis quística.
Antecedentes
La pérdida del apetito en las personas con fibrosis quística afecta tanto a quienes tiene la enfermedad como a sus familias. Los estimulantes del apetito se han usado para ayudar a las personas con fibrosis quística, que presentan falta de apetito, a aumentar las cantidades que comen con objeto de que aumenten de peso y mejoren la salud general. Sin embargo, existe la preocupación de que los estimulantes del apetito pueden causar efectos secundarios. Esta es una versión actualizada de la revisión original.
Fecha de la búsqueda
La última búsqueda de evidencia se realizó el 23 de marzo de 2022.
Características de los estudios
Se incluyeron cuatro ensayos (70 participantes), dos de los cuales se realizaron en niños, y dos en niños y adultos. Estos ensayos consideraron los efectos de los medicamentos (acetato de megesterol y clorhidrato de ciproheptadina) en comparación con placebo (un comprimido que no contiene medicación) para estimular el apetito. Los ensayos duraron entre tres y seis meses.
Resultados clave
Se encontró que, a corto plazo (hasta seis meses), estos medicamentos podrían mejorar el peso y el apetito. No se observó ningún efecto sobre la función pulmonar. Todos los estimulantes pueden tener efectos adversos que pueden empeorar la fibrosis quística, como los efectos sobre el control de la glucemia, el cansancio, el estado de ánimo, la retención de líquidos, el hígado y la dificultad para respirar, pero, por desgracia, la insuficiente notificación de los efectos secundarios ha impedido conocer por completo de sus efectos. Los ensayos incluidos fueron demasiado pequeños para indicar si el acetato de megesterol y el clorhidrato de ciproheptadina pueden mejorar el peso y el apetito de forma segura.
Aunque hay evidencia que indica que los estimulantes del apetito podrían mejorar el peso y la falta de apetito en adultos y niños con fibrosis quística, se necesitan más estudios para identificar formas apropiadas de medición del apetito. Luego recopilar datos sólidos de suficientes pacientes para determinar si los estimulantes del apetito pueden mejorar el apetito de forma segura en personas con fibrosis quística.
Certeza de la evidencia
Existe poca confianza en que los resultados puedan mostrar la verdadera efectividad de los estimulantes del apetito. Esta conclusión se ha alcanzado porque, aunque se cree que la mayoría de las personas que participaron tenía la misma probabilidad de estar en el grupo de estimulante del apetito que en el de placebo, y nadie podía notar la diferencia entre ambos, podría haber algún sesgo debido al bajo número de participantes en los estudios, y porque en dos estudios algunos participantes abandonaron el estudio sin que se dieran razones claras. Otra posible fuente de sesgo es que tres estudios no informaron sobre todos sus desenlaces previstos.
A los seis meses, en adultos y niños, los estimulantes del apetito mejoraron solo dos de los desenlaces de esta revisión: el peso (o puntuación z del peso) y el apetito comunicado de forma subjetiva. La insuficiente información sobre los efectos secundarios impidió determinar plenamente su impacto. Aunque los datos podrían indicar el posible uso de los estimulantes del apetito en el tratamiento de la anorexia en adultos y niños con fibrosis quística, se basan en evidencia de certeza baja de un pequeño número de ensayos, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes. Los médicos deben ser conscientes de los efectos adversos potenciales de los estimulantes del apetito y, en consecuencia, deben vigilar activamente a cualquier persona a la que se le hayan prescrito estos fármacos.
Se necesitan estudios de investigación para determinar medidas indirectas útiles para el apetito y definir lo que constituye un aumento de peso de calidad. Los ensayos futuros sobre los estimulantes del apetito deben usar una medida validada de los síntomas que incluya un instrumento específico de la enfermedad para medir la falta de apetito. Esta revisión destaca la necesidad de ensayos multicéntricos, bien diseñados, y con la potencia estadística suficiente para evaluar las sustancias que aumentan de forma segura el apetito en personas con fibrosis quística y para establecer la modalidad óptima del tratamiento.
La pérdida crónica del apetito con la fibrosis quística afecta tanto a los pacientes como a las familias. Los estimulantes del apetito se han utilizado para ayudar a los pacientes con fibrosis quística y anorexia crónica a lograr un índice de masa corporal (IMC) y un estado nutricional óptimos. Sin embargo, podrían tener efectos adversos sobre el estado clínico. Esta es una versión actualizada de la revisión original.
Buscar y evaluar sistemáticamente la evidencia sobre los efectos beneficiosos de los estimulantes del apetito en el tratamiento de la anorexia relacionada con la fibrosis quística y resumir los informes de cualquier efecto secundario.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos de fibrosis quística del Grupo Cochrane de Fibrosis quística y enfermedades genéticas (Cochrane Cystic Fibrosis and Genetic Disorders Group) y en los registros de ensayos en línea; se realizaron búsquedas manuales en las listas de referencias; y se contactó con expertos locales e internacionales para identificar ensayos relevantes.
Última búsqueda en el registro de ensayos de Fibrosis Quística: 23 de mayo de 2022.
Última búsqueda en los registros de ensayos en línea: 10 de mayo de 2022.
Ensayos controlados aleatorizados y cuasialeatorizados de estimulantes del apetito comparados con placebo, control, ningún tratamiento o diferentes estimulantes del apetito, o con los mismos estimulantes del apetito a diferentes dosis o regímenes durante al menos un mes en adultos y niños con fibrosis quística.
Algunos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los ensayos incluidos. Se utilizó el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia y se realizaron metanálisis.
Se incluyeron cuatro ensayos (70 participantes) que compararon estimulantes del apetito (clorhidrato de ciproheptadina y acetato de megestrol) con placebo; no siempre se informó sobre el número de adultos o niños en cada ensayo. Se evaluó la certeza de la evidencia como baja debido al reducido número de participantes, la información incompleta o selectiva de resultados y el riesgo de sesgo de selección incierto.
Con respecto a los desenlaces principales, un metanálisis de dos ensayos (42 participantes) mostró que los estimulantes del apetito podrían producir un mayor aumento de peso (kg) a los tres meses (diferencia de medias [DM] 1,25 kg, intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,45 a 2,05), y un ensayo (17 participantes) mostró un resultado similar a los seis meses (DM 3,80 kg, IC del 95%: 1,27 a 6,33) (ambas evidencia de certeza baja). Los resultados también mostraron que la puntuación z de peso podría aumentar con los estimulantes del apetito en comparación con el placebo a los tres meses (DM 0,61, IC del 95%: 0,29 a 0,93; tres estudios; 40 participantes; p < 0,001) y a los seis meses (DM 0,74, IC del 95%: 0,26 a 1,22; un ensayo; 17 participantes). No hubo evidencia de una diferencia en el efecto entre el clorhidrato de ciproheptadina y el acetato de megestrol para ninguno de los desenlaces.
Solo un ensayo (25 participantes) proporcionó datos analizables de la composición corporal (IMC), con resultados a favor del clorhidrato de ciproheptadina en comparación con el placebo; otro ensayo (16 participantes) coincidió narrativamente con este resultado.
Los cuatro ensayos informaron sobre la función pulmonar en duraciones que iban de dos a nueve meses. Considerando los datos analizables, dos ensayos (42 participantes) encontraron que los estimulantes del apetito podrían suponer poca o ninguna diferencia en el volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1) predicho a los tres meses, y un ensayo (17 participantes) encontró resultados similares a los seis meses. Otros dos ensayos de tres meses coincidieron narrativamente con estos resultados.
Hubo poca información sobre los desenlaces secundarios. Dos ensayos (23 participantes) proporcionaron resultados que muestran que los estimulantes del apetito podrían aumentar el apetito en comparación con el placebo a los tres meses (odds ratio 45,25; IC del 95%: 3,57 a 573,33; evidencia de certeza baja).
Solo un estudio informó sobre la calidad de vida, y encontró que la ciproheptadina redujo el cansancio en dos participantes en comparación con ninguno con placebo. Un estudio (25 participantes) no encontró diferencias en la ingesta de energía entre el estimulante del apetito y el placebo a los tres meses. La insuficiente información sobre los efectos adversos impidió determinar plenamente su impacto. Dos estudios (33 participantes) informaron narrativamente sobre la necesidad similar de antibióticos adicionales entre los estimulantes del apetito y el placebo a los tres meses.
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