Mensajes clave
• Las intervenciones de alimentación infantil probablemente conlleven un ligero aumento en el consumo de verduras en niños de hasta cinco años.
• Las intervenciones con varios componentes probablemente conlleven un ligero aumento en el consumo de frutas y verduras en niños de hasta cinco años.
• Las intervenciones de educación nutricional para padres podrían apenas aumentar el consumo de frutas y verduras en niños de hasta cinco años.
¿Por qué es importante comer suficientes frutas y verduras?
El consumo insuficiente de frutas y verduras supone un problema considerable para la salud en los países desarrollados. El consumo de cantidades suficientes de frutas y verduras se asocia con una reducción en el riesgo de futuras enfermedades no contagiosas (como las enfermedades cardíacas y circulatorias). entre otros beneficios inmediatos para la salud. La primera infancia es un período crítico para establecer hábitos alimentarios que continúan en la edad adulta. Por lo tanto, las intervenciones para aumentar el consumo de frutas y verduras en la primera infancia pueden ser una estrategia efectiva para reducir esta carga de morbilidad.
¿Qué se quiso averiguar?
Se quisieron saber los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones diseñadas para aumentar el consumo de frutas o verduras en niños de hasta cinco años de edad.
¿Qué se hizo?
Se buscaron estudios en diversas bases de datos electrónicas. Se estableció contacto con los autores de los estudios incluidos para obtener estudios adicionales potencialmente relevantes. Fue elegible cualquier estudio aleatorizado (donde los participantes tienen las mismas probabilidades de ser asignados a un tratamiento o a ningún tratamiento [control]) de intervenciones dirigidas a aumentar la ingesta de frutas o verduras, en niños de hasta cinco años de edad que midiera la ingesta. Dos autores de la revisión, de forma independiente, buscaron y extrajeron la información de los estudios. Se hicieron búsquedas hasta marzo de 2023.
¿Qué se encontró?
Se incluyeron 53 estudios en los que participaron 12 350 personas. Dieciséis estudios examinaron intervenciones de prácticas de alimentación infantil (p. ej., exposición repetida a verduras); 20 examinaron intervenciones de varios componentes (p. ej., combinación de dos o más intervenciones, como cambios en la política de educación infantil con educación nutricional para los padres); 17 examinaron intervenciones de educación nutricional para padres; dos examinaron intervenciones de educación nutricional para los niños; uno examinó una intervención de conciencia plena centrada en los niños y otro intervenciones de proporcionar frutas y verduras a las familias. Las intervenciones de prácticas de alimentación infantil y las intervenciones de componentes múltiples probablemente puedan dar lugar a aumentos pequeños en la ingesta de frutas y verduras a corto plazo en los niños (menos de 12 meses). Las intervenciones de educación nutricional para padres podrían apenas aumentar el consumo de frutas y verduras por parte de los niños. Hubo información limitada sobre los costes y los efectos perjudiciales no intencionados. En los estudios que sí los declararon, los costes de la intervención variaron de 325 a 1500 dólares estadounidenses (USD). No se observaron efectos perjudiciales no intencionados en los dos estudios que informaron sobre su evaluación. Los estudios declararon haber recibido ayuda económica de fondos gubernamentales o de organizaciones benéficas, excepto dos estudios que declararon haber recibido financiación de la industria.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
No se realizaron estudios en países de ingresos bajos y solo un estudio se realizó en un país de ingresos medios. La confianza en la evidencia actual es moderada para la alimentación infantil y las intervenciones con varios componentes y baja para las intervenciones de educación nutricional para padres.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
Esta evidencia está actualizada hasta marzo de 2023. Esta es una revisión sistemática continua. Las revisiones sistemáticas continuas ofrecen un nuevo método de actualización de las revisiones, en el cual la revisión se actualiza continuamente, con la incorporación de la nueva evidencia relevante según esté disponible. Consultar el estado actual de esta revisión en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas .
Hubo evidencia de certeza moderada de que las intervenciones de prácticas de alimentación infantil y las multicomponente probablemente den lugar solo a pequeños aumentos en el consumo de frutas y verduras en niños de hasta cinco años de edad. Las intervenciones de educación nutricional de los padres podrían tener poco o ningún efecto en el aumento del consumo de frutas y vegetales en los niños de hasta cinco años de edad. Los estudios de investigación futuros deben dar prioridad a la evaluación e informe tanto del coste de la intervención como de sus efectos adversos, así como al desarrollo y evaluación de intervenciones en las lagunas de investigación, incluyendo una gama más amplia de entornos y en países de ingresos bajos y medios.
Esta revisión se mantiene como revisión sistemática continua con búsquedas mensuales de nueva evidencia e incorporando la nueva evidencia relevante a medida que esté disponible. Consultar el estado actual de esta revisión en la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas .
El consumo insuficiente de frutas y verduras en la niñez aumenta el riesgo de futuras enfermedades no transmisibles, incluidas las enfermedades cardiovasculares. Con objeto de evaluar las posibilidades de reducir esta carga de morbilidad es necesario comprobar los efectos de las intervenciones diseñadas para aumentar el consumo infantil de frutas y verduras, incluidas las que se centran en estrategias específicas de alimentación infantil o intervenciones más amplias de componentes múltiples dirigidas al domicilio o al entorno de la guardería.
Evaluar efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones diseñadas para aumentar el consumo de frutas, verduras o ambos, en niños de hasta cinco años de edad.
El 25 de marzo de 2023 se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase y en dos registros de ensayos clínicos para identificar ensayos elegibles. En diciembre de 2022 se hicieron búsquedas en Proquest Dissertations and Theses. Se revisaron las listas de referencias de los ensayos incluidos y se estableció contacto con los autores de los ensayos incluidos para identificar más ensayos potencialmente relevantes.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA), incluidos los ensayos controlados aleatorizados por conglomerados (ECAC) y los ensayos cruzados (crossover) de cualquier intervención dirigida principalmente al consumo de frutas, verduras o ambos, en niños de hasta cinco años de edad comparada con un control sin intervención, y que incorporaron una evaluación alimentaria o bioquímica del consumo de frutas o verduras. Dos autores de la revisión, de forma independiente, examinaron los títulos y los resúmenes de los artículos identificados; un tercer autor resolvió los desacuerdos.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios incluidos; un tercer autor resolvió los desacuerdos. En los metanálisis de los desenlaces principales de la revisión se utilizaron modelos de efectos aleatorios cuando se identificó un número suficiente de ensayos. Se calcularon las diferencias de medias estandarizadas (DME) para considerar la heterogeneidad en las medidas de consumo de frutas y verduras. Se realizaron evaluaciones del riesgo de sesgo y la certeza de la evidencia (sistema GRADE) se evaluó mediante los procedimientos de Cochrane.
Se incluyeron 53 ensayos con 120 grupos de ensayos y 12 350 participantes. Dieciséis ensayos examinaron la repercusión de las intervenciones de práctica de alimentación infantil solamente (p. ej., exposición repetida a los alimentos) en el aumento de la ingesta de verduras en los niños. Veinte ensayos examinaron la repercusión de intervenciones con varios componentes llevadas a cabo principalmente en el ámbito escolar (p. ej., educación nutricional de los padres y cambios en las políticas de educación infantil) en el aumento de la ingesta de frutas y verduras en los niños. Diecisiete ensayos examinaron la repercusión de la educación nutricional de los padres solamente en el aumento de la ingesta de frutas y verduras en los niños. Dos ensayos examinaron el efecto de una intervención de educación nutricional dirigida a los niños solamente sobre el aumento de la ingesta de frutas y verduras, uno examinó una intervención de conciencia plena centrada en el niño y otro intervenciones de proporcionar a las familias frutas y verduras.
Se consideró que 9 de los 53 ensayos incluidos no presentaron riesgo de sesgo alto en todos los dominios. Los sesgos de realización, de detección y de desgaste fueron los dominios considerados con más frecuencia como en riesgo de sesgo alto para los ensayos restantes.
Hay evidencia de certeza moderada de que las intervenciones de prácticas de alimentación infantil versus un control sin intervención probablemente tengan un efecto positivo pequeño sobre el consumo de verduras en los niños, equivalente a un aumento de 15,5 gramos en el consumo de verduras deseado (DME 0,44; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,24 a 0,65; 15 ensayos; 1976 participantes; media del seguimiento tras la intervención = 12,3 semanas). Ningún ensayo de esta comparación proporcionó información sobre los costes de la intervención. Un ensayo informó que no hubo efectos perjudiciales ni consecuencias adversas graves no intencionadas (evidencia de certeza baja).
Las intervenciones de varios componentes versus un control sin intervención probablemente tengan un efecto pequeño sobre el consumo infantil de frutas y verduras (DME 0,27; IC del 95%: 0,11 a 0,43; 14 ensayos, 4318 participantes; evidencia de certeza moderada; media del seguimiento tras la intervención = 4,0 semanas), equivalente a un aumento de 0,34 tazas de frutas y verduras al día. Un ensayo que evaluó una intervención multicomponente con huerto, informó de que la instalación del huerto como parte de la intervención tuvo un coste de 1500 dólares estadounidenses (USD) por centro infantil (evidencia de certeza baja). Ningún ensayo de esta comparación proporcionó información sobre las consecuencias adversas no intencionadas de las intervenciones.
Las intervenciones de educación nutricional para padres podrían tener poco o ningún efecto a corto plazo en el consumo infantil de frutas y verduras versus un control sin intervención (DME 0,10; IC del 95%: -0,02 a 0,22; 14 ensayos, 4122 participantes; evidencia de certeza moderada; media del seguimiento tras la intervención = 6,4 semanas). Un ensayo informó de que el coste total estimado de proporcionar una intervención de educación nutricional a los padres sobre la alimentación infantil, la actividad física y las conductas sedentarias por parte de un nutricionista fue de aproximadamente 500 dólares australianos (AUD) por familia (evidencia de certeza baja). Un ensayo informó de que no hubo consecuencias adversas no intencionadas sobre el gasto familiar en alimentación tras la aplicación de una intervención administrada por teléfono para mejorar los conocimientos y habilidades parentales sobre el entorno alimentario en el hogar (evidencia de certeza baja).
Los ensayos declararon haber recibido financiación gubernamental o de organizaciones benéficas, excepto un ensayo que declaró haber recibido financiación comercial.
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