Una dieta deficiente, con un exceso de aporte calórico, es una causa importante de mala salud. Las etiquetas con información nutricional podrían ayudar a las personas a optar por alimentos más saludables.
¿Cuál es el objetivo de esta revisión?
Esta revisión investigó si las etiquetas nutricionales (es decir, etiquetas que proporcionan información acerca del contenido de nutrientes) persuaden a los pacientes a comprar o consumir diferentes clases (saludables) de alimentos. Se buscó toda la evidencia disponible para responder esta pregunta y se encontraron 28 estudios.
Mensajes clave
Hay evidencia para sugerir que el etiquetado con información nutricional, con información energética (p.ej. recuento de calorías) en menús, podría reducir las calorías adquiridas en los restaurantes, aunque se necesitan más estudios de alta calidad para aumentar la seguridad de este resultado.
¿Qué se estudió en la revisión?
Algunos estudios evaluaron la compra de alimentos o bebidas de las máquinas expendedoras, las tiendas de comestibles, los restaurantes, las cafeterías o los bares. Otros evaluaron la cantidad de alimentos o bebida consumida durante un aperitivo o comida en un contexto o escenario artificial (denominados contextos o estudios de laboratorio).
¿Cuáles son los principales resultados de la revisión?
El etiquetado con información nutricional en las cartas de restaurantes redujo la cantidad de calorías adquiridas, pero la calidad de los tres estudios que aportaron este resultado fue baja, de manera que la confianza en el cálculo de efecto es limitada y podría cambiar con futuros estudios. Ocho estudios evaluaron este mismo tipo de intervención en contextos de laboratorio, aunque en lugar de considerar la cantidad de calorías adquiridas por los participantes, evaluaron la cantidad de calorías consumidas. Estos estudios no demostraron de una manera concluyente una reducción de calorías consumidas cuando se etiquetaron los menús o los alimentos, y fueron también de baja calidad.
Además, seis estudios de laboratorio evaluaron la cantidad de calorías consumidas por los participantes cuando se les dio a elegir entre alimentos o bebidas con o sin etiquetas, y cinco estudios de laboratorio evaluaron la cantidad de calorías consumidas cuando los alimentos fueron etiquetados experimentalmente como de bajos en calorías o grasas, aunque en realidad eran alimentos de alto contenido calórico (es decir, etiquetado incorrecto). Los resultados de estos dos grupos de estudios no fueron concluyentes y fueron de calidad baja, o en el caso de los estudios de etiquetado incorrecto, muy baja. Se hallaron algunos estudios que evaluaron el etiquetado en las máquinas expendedoras y las tiendas de comestibles, pero los resultados no fueron fáciles de interpretar, de manera que no se pudieron usar para informar esta revisión.
¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
La evidencia está actualizada hasta el 26 de abril de 2017.
Los resultados de un conjunto pequeño de evidencia de baja calidad indican que el etiquetado nutricional con información calórica en los menús podría reducir las calorías adquiridas en los restaurantes. La evidencia que evalúa la repercusión sobre el consumo de la información calórica de los menús o en una variedad de opciones alimentarias en contextos de laboratorio indica un efecto similar al observado en la compra, aunque la evidencia es menos definitiva y también de baja calidad.
En consecuencia, y ante la falta de efectos perjudiciales observados, se sugiere tentativamente que el etiquetado con información nutricional en los menús de los restaurantes podría usarse como parte de una serie más amplia de medidas para tratar la obesidad. Se necesita investigación de alta calidad adicional en contextos reales para permitir conclusiones más acertadas.
También se necesita investigación de alta calidad adicional que trate la falta de evidencia de tiendas de comestibles y máquinas expendedoras y que evalúe los moderadores potenciales del efecto de intervención, incluido el nivel socioeconómico.
El etiquetado con información nutricional se recomienda como una medida para promover la adquisición y el consumo de alimentos más saludables, incluido un menor aporte calórico. En el ámbito internacional, se han introducido muchos esquemas diferentes de etiquetado con información nutricional. No hay consenso en si el etiquetado es efectivo para promover una conducta más saludable.
Evaluar la repercusión del etiquetado con información nutricional de alimentos y bebidas no alcohólicas sobre la adquisición y el consumo de productos más saludables. El objetivo secundario fue explorar los posibles moderadores del efecto del etiquetado con información nutricional en la compra y el consumo.
Se realizaron búsquedas en 13 bases de datos electrónicas que incluyen CENTRAL, MEDLINE y Embase hasta el 26 de abril de 2017. También se hicieron búsquedas manuales en referencias y citas y se buscaron estudios no publicados en sitios web y registros de ensayos.
Los estudios elegibles: eran ensayos controlados aleatorizados o cuasi aleatorizados (ECA/ cuasi-ECA), estudios controlados de tipo antes y después, o estudios de series de tiempo interrumpidas (STI); comparaban un producto etiquetado (con información sobre nutrientes o energía) con el mismo producto sin etiqueta nutricional; evaluaban la compra o el consumo de alimentos o bebidas no alcohólicas medidos de forma objetiva en entornos reales o de laboratorio.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, seleccionaron los estudios para la inclusión y extrajeron los datos de los estudios. Se aplicó la herramienta Cochrane "Risk of bias" y GRADE para evaluar la calidad de la evidencia. Se agruparon los estudios que evaluaron intervenciones y desenlaces similares mediante un metanálisis de efectos aleatorios y se sintetizaron los datos de otros estudios en un resumen narrativo.
Se incluyeron 28 estudios, con 17 ECA, cinco ensayos controlados cuasialeatorizados y seis estudios de STI. La mayoría (21/28) se realizó en los EE.UU., y 19 en ámbitos universitarios, 14 de los cuales incluyeron sobre todo estudiantes o personal universitario. La mayoría de los estudios (20/28) evaluaron la repercusión del etiquetado de menús o cartas de restauración, o el etiquetado nutricional en, o junto a, una variedad de alimentos o bebidas para que los participantes puedan elegir. Ocho estudios les administraron a los participantes solo una opción de alimento o bebida etiquetada (con la etiqueta colocada en el envase, junto a los alimentos o en un tablero) y midieron la cantidad consumida. El tipo de etiqueta evaluado con mayor frecuencia fue la información sobre calorías (12/28).
Once estudios evaluaron la repercusión del etiquetado con información nutricional en la compra de alimentos o bebida en un contexto real, incluidas las compras de máquinas expendedoras (un ECA por conglomerados), tiendas de comestibles (un STI) o restaurantes, cafeterías o bares (tres ECA, un ensayo controlado cuasialeatorizado y cinco STI). Los resultados sobre las máquinas expendedoras y las tiendas de comestibles no fueron interpretables y se consideraron de muy calidad baja. Un metanálisis de los tres ECA, que evaluaron las etiquetas con información calórica en los menús de los restaurantes, demostró una reducción estadísticamente significativa de 47 kcal de calorías adquiridas (DM -46,72 kcal, IC del 95%: -78,35; -15,10; N = 1877). Suponiendo una comida media de 600 kcal, la información sobre calorías en los menús reduciría las calorías adquiridas por comida en un 7,8% (IC del 95%: 2,5% a 13,1%). La calidad de la evidencia de estos tres estudios se calificó de baja, de manera que la confianza en el cálculo del efecto es limitada y podría cambiar con más estudios. De los seis estudios restantes, solo dos (estudios de STI con etiquetas con información calórica en menús o cartas de un bar o cafetería) presentaron un bajo riesgo de sesgo, y los resultados apoyan el metanálisis. Los resultados de los otros cuatro estudios que se realizaron en un restaurante, cafeterías (dos estudios) o un bar, no se informaron claramente y presentaron un alto riesgo de sesgo.
Diecisiete estudios evaluaron el efecto de las etiquetas con información nutricional sobre el consumo en contextos o escenarios artificiales (en adelante, contextos o estudios de laboratorio). De estos, ocho (todos ECA) evaluaron el efecto de las etiquetas en los menús o colocadas en una variedad de opciones de alimentos. Un metanálisis de estos estudios no demostró de manera concluyente una reducción de las calorías consumidas durante una comida (DM -50 kcal; IC del 95%: -104,41; 3,88; N = 1705). Se calificó la calidad de la evidencia como baja, de manera que la confianza en el cálculo del efecto es limitada y podría cambiar con estudios adicionales.
Seis estudios de laboratorio (cuatro ECA y dos ensayos controlados cuasialeatorizados) evaluaron el efecto del etiquetado de una única opción de alimento o bebida (como chocolate, pasta o refrescos) sobre las calorías consumidas durante un aperitivo o comida. Un metanálisis de estos estudios no mostró una diferencia estadísticamente significativa de las calorías (kcal) consumidas (DME 0,05; IC del 95%: -0,17 a 0,27; N = 732). Sin embargo, los intervalos de confianza fueron amplios, lo que sugiere falta de certeza en el tamaño real del efecto. Se calificó la calidad de la evidencia como baja, de manera que la confianza en el cálculo del efecto es limitada y podría cambiar con estudios adicionales.
No hubo evidencia de que el etiquetado con información nutricional produjera el efecto perjudicial involuntario de aumentar las calorías adquiridas o consumidas. La evidencia indirecta proviene de cinco estudios de laboratorio con etiquetado erróneo de un solo nutriente (es decir, etiquetas sobre bajas calorías o bajo contenido graso en alimentos con alto contenido calórico) durante un aperitivo o comida. Un metanálisis de estos estudios no mostró un aumento estadísticamente significativo de las calorías (kcal) consumidas (DME 0,19; IC del 95%: -0,14 a 0,51; N = 718). El efecto fue pequeño y los intervalos de confianza amplios, lo que sugiere falta de certeza del tamaño real del efecto. La calidad de la evidencia de estos estudios se calificó de muy baja, lo que resulta en una confianza muy baja en el cálculo del efecto.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.