Esta revisión evaluó los efectos de la educación en competencia cultural para los profesionales de la salud. Se incluyeron cinco estudios con 337 profesionales de la salud (incluidos médicos generales, equipos de atención primaria y consejeros) y 8400 pacientes. Se realizaron tres estudios en los EE.UU., uno en Canadá y uno en los Países Bajos. Al menos 3000 pacientes tenían antecedentes cultural y lingüísticamente diversos y algunos de los grupos de profesionales de la salud también tenían antecedentes cultural y lingüísticamente diversos. Debido a las diferencias en la terminología y los significados culturales, y la naturaleza evolutiva de los conceptos y prácticas en esta área, en esta revisión se utilizó el término "participantes cultural y lingüísticamente diversos" para referirse a las poblaciones minoritarias cultural y lingüísticamente diversas como un todo. Cuando se refiere a los participantes de los estudios incluidos se describieron en los términos utilizados por los autores de los estudio relevantes.
Los estudios difieren en cómo se proporcionó la educación y en qué medidas de resultado se utilizaron. El compromiso con la atención mejoró en un estudio realizado en los Países Bajos que midió la comprensión mutua entre los pacientes pertenecientes a minorías con antecedentes cultural y lingüísticamente diversos y sus médicos. El comportamiento de salud también cambió en un estudio pequeño en los EE.UU., en el cual las mujeres cuyos consejeros habían recibido educación tuvieron tres veces más probabilidades de asistir a sesiones de orientación planificadas. Sin embargo, no hubo pruebas de un efecto sobre un rango de resultados de tratamiento o evaluaciones de la atención. Ninguno de los cinco estudios incluidos examinó el efecto de la educación en competencia cultural sobre las instituciones de atención sanitaria ni evaluó los resultados adversos.
Los resultados de la revisión mostraron apoyar de alguna manera la educación en competencia cultural para los profesionales de la salud. Sin embargo, estos resultados no son definitivos porque la calidad de las pruebas fue baja y se necesitan más datos. Los futuros estudios de investigación sobre la educación en competencia cultural para los profesionales de la salud deben lograr un mayor consenso sobre los componentes fundamentales de la educación en competencia cultural, cómo se describen los participantes y cómo de evalúan los resultados.
La competencia cultural se desarrolla cada vez más como una estrategia importante para abordar las inequidades en salud. Cinco estudios evaluaron los efectos de la educación en competencia cultural para los profesionales de la salud sobre los resultados relacionados con los pacientes. Se encontraron pruebas positivas, aunque de baja calidad, que muestran mejorías en el compromiso de los pacientes cultural y lingüísticamente diversos. Los hallazgos mostraron apoyar las intervenciones educacionales, o ninguna prueba de efecto. Ningún estudio evaluó los resultados adversos. La calidad de las pruebas no es suficiente para establecer conclusiones generalizables debido en gran parte a la heterogeneidad de las intervenciones en el contenido, el alcance, el diseño, la duración, la realización y los resultados seleccionados.
Se necesitan estudios de investigación adicionales para establecer mayor rigor metodológico y uniformidad en los componentes fundamentales de las intervenciones en educación, incluido cómo se describen y se evalúan. Este marco conceptual proporciona una base para el establecimiento de consenso para mejorar el informe y permitir la evaluación entre los estudios y las poblaciones. Los estudios futuros deben medir los resultados de los pacientes utilizados: resultados del tratamiento; comportamientos de salud; compromiso con la atención y evaluaciones de la atención. Los estudios también deben medir la repercusión de estos tipos de intervenciones sobre las instituciones de atención sanitaria, ya que es posible que afecten la aceptación y la sostenibilidad.
La educación en competencia cultural de los profesionales de la salud tiene como objetivo asegurar que todas las personas reciban asistencia sanitaria equitativa y eficaz, en particular las que provienen de etornos cultural y lingüísticamente diversos. Ha surgido como una estrategia en los países de habla inglesa de ingresos altos en respuesta a las pruebas de disparidades sanitarias, desigualdades estructurales y atención sanitaria y resultados de calidad más deficiente entre las personas pertenecientes a minorías con antecedentes cultural y lingüísticamente diversos. Sin embargo hay escasez de pruebas para vincular la educación en competencia cultural con resultados profesionales, organizacionales y de los pacientes. Para evaluar la eficacia se elaboró un marco conceptual cuatridimensional para esta revisión que comprendió el contenido educacional, el enfoque pedagógico, la estructura de la intervención y las características de los participantes para proporcionar consistencia al describir y evaluar las intervenciones. Se utilizó el término "participantes cultural y lingüísticamente diversos" cuando se hizo referencia a las poblaciones minoritarias cultural y lingüísticamente diversas como un todo. Con respecto a los participantes de los estudios incluidos se describieron en los términos utilizados por los autores de los estudios.
Evaluar los efectos de las intervenciones de educación en competencia cultural para los profesionales de la salud sobre resultados relacionados con los pacientes, resultados de los profesionales de la salud y resultados de la organización de la atención sanitaria.
Se hicieron búsquedas en: MEDLINE (OvidSP) (1946 hasta junio de 2012); Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL, The Cochrane Library) (junio de 2012); EMBASE (OvidSP) (1988 hasta junio de 2012); CINAHL (EbscoHOST) (1981 hasta junio de 2012); PsycINFO (OvidSP) (1806 hasta junio de 2012); Proquest Dissertations and Theses database (1861 hasta octubre de 2011); ERIC (CSA) (1966 hasta octubre de 2011); LILACS (1982 hasta marzo de 2012); y en Current Contents (OvidSP) (1993, semana 27 hasta junio de 2012).
Las búsquedas en MEDLINE, CENTRAL, PsycINFO, EMBASE, Proquest Dissertations and Theses, ERIC y Current Contents se actualizaron en febrero de 2014. Las búsquedas en CINAHL se actualizaron en marzo de 2014.
No hubo restricciones de idioma.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA), los ECA grupales y los ensayos clínicos controlados de intervenciones educacionales para los profesionales de la salud que trabajaban en ámbitos de salud que intentaron mejorar: los resultados de salud de pacientes / consumidores pertenecientes a minorías con antecedentes culturales y lingüísticos diversos; el conocimiento, las habilidades y las actitudes de los profesionales de la salud para prestar atención culturalmente competente; y el desempeño de la organización de la atención sanitaria en la atención culturalmente competente.
Se utilizó un marco conceptual como la base para la extracción de los datos. Dos revisores de forma independiente extrajeron los datos sobre las intervenciones, los métodos y las medidas de resultado y los proyectaron contra el marco. Se solicitó información adicional a los autores de los estudios. Los resultados se presentaron en forma narrativa y tabular.
Se incluyeron cinco ECA con 337 profesionales de la salud y 8400 pacientes; al menos 3463 (41%) tenían antecedentes cultural y lingüísticamente diversos. Los ensayos compararon los efectos del adiestramiento en competencia cultural para los profesionales de la salud, con ningún adiestramiento. Tres estudios se realizaron en los EE.UU., uno en Canadá y uno en los Países Bajos. En estos estudios participaron profesionales de la salud con antecedentes diversos, aunque en su mayoría no pertenecían a minorías cultural y lingüísticamente diversas. Los antecedentes culturales se determinaron mediante una escala validada (un estudio), fueron autoinformadas (dos estudios) o no se informaron (dos estudios). El efecto del diseño del agrupamiento significó un tamaño de la muestra mínimo eficaz de 3164 participantes cultural y lingüísticamente diversos. No se realizaron metanálisis. La calidad de las pruebas para cada resultado se consideró baja.
Dos ensayos que compararon el adiestramiento en competencia cultural con ningún entrenamiento no encontraron pruebas de efecto para los resultados del tratamiento, incluida la proporción de pacientes con diabetes que lograron metas de control del colesterol LDL (diferencia de riesgo [DR] -0,02; IC del 95%: -0,06 a 0,02; un estudio, EE.UU., 2699 pacientes "negros", calidad moderada), o un cambio en la pérdida de peso (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,07; IC del 95%: -0,41 a 0,55; un estudio, EE.UU., tamaño de la muestra eficaz 68 pacientes, baja calidad).
El comportamiento de salud (que el cliente esté de acuerdo con asistir a consulta) mejoró significativamente entre los participantes de la intervención en comparación con los controles (riesgo relativo [RR] 1,53; IC del 95%: 1,03 a 2,27; un estudio, EE.UU., tamaño de la muestra eficaz 28 mujeres, baja calidad). El compromiso con la atención de los pacientes "no occidentales" (descritos como pacientes "principalmente turcos, marroquíes, caboverdianos y surinameses") con los médicos mayormente "occidentales" mejoró en cuanto a la comprensión mutua (DME 0,21; IC del 95%: 0,00 a 0,42; un estudio, Países Bajos, 109 pacientes, baja calidad). Las evaluaciones de la atención fueron mixtas (tres estudios). Dos estudios no encontraron pruebas de efecto en: la proporción de la satisfacción informada por los pacientes con las consultas (DR 0,14; IC del 95%: -0,03 a 0,31; un estudio, Países Bajos, 109 pacientes, baja calidad); las puntuaciones de los pacientes de la competencia cultural de los médicos (DME 0,11; IC del 95%: -0,63 a 0,85; un estudio, EE.UU., tamaño de la muestra eficaz 68 pacientes "caucásicos" y "no caucásicos" [descritos como latinos, afroestadounidenses, asiáticos y otros], baja calidad). Las percepciones de los clientes de los profesionales de la salud fueron significativamente mayores en el grupo de intervención (DME 1,60; IC del 95%: 1,05 a 2,15; un estudio, EE.UU., tamaño de la muestra eficaz 28 mujeres "negras", baja calidad).
Ningún estudio evaluó los resultados adversos.
No hubo pruebas de efecto sobre la conciencia de los médicos sobre las diferencias "raciales" en la calidad de la atención entre los clientes en un centro de salud de EE.UU. (RR 1,37; IC del 95%: 0,97 a 1,94; p = 0,07) sin ajustar por el agrupamiento. Los estudios incluidos no midieron otros resultados de interés. Los análisis de sensibilidad con el uso de valores diferentes para el coeficiente intragrupos (CI) no alteró de manera significativa la magnitud o la significación de los tamaños del efecto globales.
Se abordaron los cuatro dominios del marco conceptual, lo que indica que puede ser posible un acuerdo sobre los componentes fundamentales de las intervenciones de educación en competencia cultural.
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