Pregunta de la revisión
El objetivo fue identificar si las estrategias o programas específicos son útiles para prevenir o reducir el abuso en los pacientes mayores (a partir de los 60 años de edad). Se intentó incluir estudios que describieran el efecto de estos programas o estrategias ya se orientadas a los pacientes mayores en sí o a personas (como cuidadores o personal de las residencias para convalecientes) con los que interactúan.
Antecedentes
El abuso de pacientes mayores – abuso físico, psicológico, sexual, abandono o explotación económica - es frecuente aunque a menudo no se informa de manera suficiente. El abuso de pacientes mayores puede ser un acto único o repetido, o puede ser una falta de la acción apropiada. El abuso de pacientes mayores ocurre dentro de una relación en la que hay una expectativa de confianza, aunque lamentablemente el daño o la angustia son causados a la persona mayor. El abuso a menudo puede provenir de alguien que conocen bien o con quien tienen una relación como un cónyuge, compañero, un miembro de la familia, o un amigo. También puede ser causado por los prestadores de servicios en instituciones y ámbitos de asistencia sanitaria. Es muy probable que ocurra cuando el personal tiene un entrenamiento y supervisión insuficientes, o cuando carecen de recursos suficientes para llevar a cabo sus responsabilidades. Este es un problema global que afecta a millones de personas mayores, lo cual da lugar a grandes costos económicos tanto para los individuos como para el sistema de asistencia sanitaria. El abuso puede resultar en un deterioro de la salud, lesiones e incluso la muerte prematura.
Fecha de la búsqueda
Se hicieron búsquedas en todas las bases de datos hasta agosto 2015. Las búsquedas adicionales en las principales bases de datos se llevaron a cabo entre el 30 de agosto 2015 y el 16 de marzo 2016.
Características de los estudios
Se encontraron siete estudios en la búsqueda en las 19 bases de datos. En total, los estudios incluyeron a 1924 participantes mayores y a 740 personas (como cuidadores o personal de la residencia para convalecientes) con los que interactúan. Estos estudios describieron los métodos de prevención o reducción del abuso de pacientes mayores en personas de edad más avanzada. Los estudios incluyeron programas y estrategias que tuvieron lugar en muchos ámbitos diferentes (hogar, comunidad, instituciones) aunque sólo en países de ingresos altos. Los programas y las estrategias identificados incluyeron métodos para aumentar la detección en la práctica clínica y los ámbitos de la comunidad, apoyo a las víctimas, aumento de la conciencia sobre el abuso de pacientes mayores y administración de programas de entrenamiento dirigidos al desarrollo de habilidades en los profesionales de atención. La mayoría de los estudios describió cambios en el conocimiento y las actitudes, y muy pocos midieron la ocurrencia o la recurrencia del abuso. La duración del estudio varió de seis a 24 meses.
Resultados clave
Los estudios incluidos indican que no puede precisarse si las intervenciones educativas estudiadas mejoran el conocimiento de la salud y los profesionales afines y los cuidadores acerca del abuso de pacientes mayores. No está claro si la mejoría en el conocimiento en realidad da lugar a cambios en la forma en que se comportan posteriormente, y si este hecho resulta en menos abuso de los pacientes mayores. Asimismo, el apoyo y la educación de las víctimas de edad más avanzada en cuanto al abuso parece dar lugar a un mayor informe del abuso, sin embargo, no está claro si el mayor informe causó que ocurriera más abuso o una mayor voluntad de informar el abuso cuando ocurrió.
Ninguno de los estudios informó los resultados no intencionales de estos enfoques.
Calidad de la evidencia
La mayoría de las pruebas fueron de calidad baja o muy baja (no es posible suponer que los hallazgos de estos estudios son verdaderos) lo cual limita la comprensión de qué estrategias o programas funcionan mejor para disminuir o prevenir el abuso de pacientes mayores. Muchos de los estudios tuvieron un diseño poco claro, un tamaño demasiado pequeño o no fueron suficientemente similares en los resultados para confiar completamente en los resultados.
Hay pruebas confiables insuficientes para evaluar los efectos de las intervenciones para el abuso de pacientes mayores sobre la ocurrencia o la recurrencia del abuso, aunque hay algunas pruebas para sugerir que pueden cambiar la medida combinada de la ansiedad y la depresión de los cuidadores. Se necesitan ensayos de alta calidad, incluidos los de países de ingresos bajos o medios, con un poder estadístico suficiente y características de estudio apropiadas para determinar si los programas de intervención específicos, y qué componentes de estos programas, son efectivos para prevenir o reducir los episodios de abuso entre los pacientes mayores. No se conoce si la administración de intervenciones educativas mejora el conocimiento y la actitud de los cuidadores, ni si dichos programas también reducen la ocurrencia del abuso, por lo tanto, se justifica la realización de investigación futura. Además, toda la investigación futura debe incluir un componente del análisis de costo-efectividad, la evaluación de la ejecución y consideraciones de la equidad de las intervenciones específicas evaluadas.
El maltrato de los pacientes mayores (abuso de pacientes mayores) incluye abuso psicológico, físico, sexual, abandono y explotación económica. Las pruebas indican que un 10% de las personas de edad avanzada experimenta alguna forma de abuso, y sólo una fracción de casos es realmente informada o derivada a los organismos de servicios sociales. El abuso de pacientes mayores se asocia con morbilidad y mortalidad prematuras significativas. Se han ejecutado numerosas intervenciones para considerar el tema del maltrato de pacientes mayores. Sin embargo, aún no se conoce qué intervenciones funcionan mejor para evitar o reducir el abuso de pacientes mayores.
El objetivo de esta revisión fue evaluar la efectividad de los programas de intervención primarios, secundarios y terciarios utilizados para reducir o prevenir el abuso de pacientes mayores en su propio hogar, en el ámbito institucional y en la comunidad. El objetivo secundario fue investigar si los efectos de la intervención son modificados por los tipos de abuso, los tipos de participantes, el ámbito de la intervención o el estado cognitivo de los pacientes mayores.
Se hicieron búsquedas en 19 bases de datos (AgeLine, CINAHL, Psycinfo, MEDLINE, Embase, Proquest Central, Social Services Abstracts, ASSIA, Sociological Abstracts, ProQuest Dissertations & Theses Global, Web of Science, LILACS, EPPI, InfoBase, CENTRAL, HMIC, Opengrey and Zetoc) en 12 plataformas, incluyendo disciplinas multidisciplinares que abarcan la medicina, la salud, las ciencias sociales, los servicios sociales, legales, financieros y la educación. También se exploraron los sitios web institucionales relacionados, se estableció contacto con autores de los artículos relevantes y se examinaron las listas de referencias. Se realizaron búsquedas en las bases de datos entre el 30 de agosto 2015 y 16 de marzo de 2016 y no se limitaron por idioma.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios (ECA), ensayos con asignación al azar por grupos y ensayos controlados cuasialeatorios, estudios de antes y después y series de tiempo interrumpido. Sólo se incluyeron los estudios con al menos 12 semanas de seguimiento que investigaban el efecto de las intervenciones en cuanto a la prevención o la reducción del abuso de pacientes mayores y los que interactuaban con los pacientes mayores.
Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios. Los estudios se categorizaron como: 1) educación sobre el abuso de pacientes mayores, 2) programas para reducir los factores que influyen en el abuso de pacientes mayores, 3) políticas específicas para el abuso de pacientes mayores, 4) legislación sobre el abuso de pacientes mayores, 5) programas para aumentar la tasa de detección del abuso de pacientes mayores, 6) programas dirigidos a las víctimas del abuso de pacientes mayores y 7) programas de rehabilitación para los responsables del abuso de pacientes mayores. Todos los estudios fueron evaluados en cuanto a la metodología de estudio, el tipo de intervención, el ámbito, la audiencia estudiada, los componentes de la intervención y la intensidad de la intervención.
La búsqueda y el proceso de selección resultaron en siete estudios aptos con un total de 1924 participantes mayores y otras 740 personas. Cuatro de las siete categorías de intervenciones anteriores fueron evaluadas por los estudios incluidos, que variaron en cuanto a su diseño. No se encontraron estudios aptos de los programas de rehabilitación, políticas específicas para el abuso de pacientes mayores ni legislación sobre el abuso de pacientes mayores. Todos los estudios incluidos tenían un grupo de control, y cinco de los siete estudios describieron el método de asignación como aleatorio. Se utilizó la herramienta Cochrane de “Riesgo de sesgo” y los criterios de evaluación de EPOC para evaluar el riesgo de sesgo. Los resultados indican que el riesgo de sesgo a través del cuerpo incluido de investigación fue alto; al menos un 40% de los estudios incluidos se consideró en riesgo alto de sesgo. Sólo se consideró que un estudio no presentó ningún dominio en alto riesgo de sesgo, y dos estudios presentaron dos de 11 dominios en alto riesgo. Un estudio fue considerado en riesgo alto de sesgo a través de ocho de 11 dominios.
Todos los estudios incluidos fueron realizados en países de ingresos altos, de acuerdo con lo determinado por la clasificación económica del World Bank (EE.UU. cuatro, Taiwán uno, Reino Unido dos). Ninguno de los estudios proporcionó información específica o análisis sobre las consideraciones de la equidad, incluso por la desventaja socioeconómica, aunque se declaró que un estudio se realizó en un proyecto de vivienda. Un estudio realizó alguna forma de análisis de costo-efectividad sobre la implementación de los programas de intervención, aunque hubo pocos detalles en los componentes y el análisis del cálculo de los costos.
No existe seguridad en cuanto a si estas intervenciones reducen la ocurrencia o la recurrencia del abuso de pacientes mayores debido a la variación en el ámbito, las medidas y los efectos informados en los estudios incluidos, algunos de los cuales fueron muy pequeños y en riesgo alto de sesgo (pruebas de calidad baja y muy baja). Dos estudios de muy baja calidad midieron la ocurrencia del abuso de pacientes mayores. Un estudio en alto riesgo de sesgo encontró una diferencia en las puntuaciones posteriores a la prueba (valor de p 0,048 y 0,18). En un estudio en riesgo bajo de sesgo no se encontraron diferencias (odds ratio [OR] ajustado = 0,48, IC del 95%: 0,18 a 1,27) (n = 214). Para las intervenciones que midieron la recurrencia del abuso, un estudio pequeño (n = 16) no informó ninguna diferencia en las medias posteriores a la prueba, aunque otros encontraron niveles más altos de abuso informados para los brazos de intervención (regresión de Cox, cociente de riesgos instantáneos [CRI] de la intervención combinada = 1,78, nivel alfa= 0,01).
No se conoce si las intervenciones educativas estudiadas mejoran el conocimiento relevante de los profesionales de la salud y los cuidadores (pruebas de muy baja calidad), aunque pueden mejorar la detección del abuso residente-a-residente. El concepto de la medición de la mejoría en la detección o el informe en contraposición con la medición de la ocurrencia o la recurrencia del abuso es complicado. Una intervención de educación pública y servicios de apoyo dirigida a las víctimas también puede mejorar las tasas de informe. Sin embargo, no está claro si lo anterior se debió a un aumento de la recurrencia o a una mejoría en el informe del abuso. Se desconoce la efectividad de las intervenciones de planificación de servicios en cuanto a la mejoría de la evaluación y la documentación de los dominios relacionados. Los resultados no intencionales no se informaron en los estudios.
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