Antecedentes y objetivo de la revisión
El tendón de Aquiles conecta los músculos de la pantorrilla al hueso del talón. Los tendones de Aquiles dolorosos y rígidos son lesiones frecuentes por uso excesivo en pacientes que realizan deportes como correr, pero también aparecen por otras razones en pacientes inactivos. La causa subyacente es un desequilibrio entre los procesos de daño y reparación en el tendón. Los tendones de Aquiles dolorosos con frecuencia son incapacitantes y lograr la mejoría puede tomar mucho tiempo. Existen muchos tratamientos para esta afección y esta revisión se propone determinar si el tratamiento con una inyección con diversos agentes reduce el dolor y les permite a los pacientes regresar a sus actividades previas.
Resultados de la búsqueda
Se efectuaron búsquedas en las bases de datos médicas hasta el 20 de abril de 2015 para encontrar estudios que compararan terapia de inyección con una inyección placebo o ninguna inyección, o con un tratamiento activo como ejercicios, o diferentes dosis o tipos de terapia de inyección. Se encontraron 18 estudios, que incluyeron a 732 participantes. Siete estudios incluyeron a deportistas solamente. Los participantes en estudio en los estudios individuales fueron principalmente adultos jóvenes a mediana edad.
Resultados clave
En 15 estudios los pacientes se asignaron al azar a recibir una terapia de inyección (como un esteroide), una inyección placebo o ninguna inyección en absoluto. Se utilizaron varios tipos diferentes de agentes de inyección, por lo que se separaron en agentes que actúan al causar daño al tendón y que actúan directamente en la reparación del tendón. Sin embargo, no hubo datos suficientes para distinguir entre estos dos tipos de terapias de inyección, por lo que solo se presentaron los resultados generales para todas las terapias de inyección.
La revisión de las pruebas de estos estudios no encontró diferencias clínicamente importantes entre los grupos de terapia de inyección o placebo o ninguna inyección en las puntuaciones de función del paciente a las seis semanas, los tres meses o posteriormente. En ambos grupos ocurrieron cantidades similares de eventos adversos leves como el dolor durante la inyección. El único evento adverso grave en el grupo de terapia de inyección fue una rotura del tendón de Aquiles que sucedió en un estudio que probó inyecciones de esteroides. Hubo algunas pruebas de que la terapia de inyección puede ayudar a los pacientes a retornar a las actividades deportivas y reducir el dolor a corto plazo, pero no hubo pruebas que indiquen una diferencia entre los grupos en la satisfacción del paciente con el tratamiento.
Las pruebas para las otras comparaciones como terapia de inyección versus ejercicios, realizadas en estudios únicos, fue demasiado limitada para informarla en esta revisión.
Calidad de la evidencia
La mayoría de los estudios presentaba algunos aspectos que podían socavar la fiabilidad de sus resultados. Se decidió que las pruebas eran de baja o muy baja calidad para todos los resultados. Por lo tanto, los resultados todavía son inciertos y estudios de investigación adicionales pueden proporcionar pruebas que podrían cambiar las conclusiones.
Conclusiones
Las pruebas actualmente disponibles no son suficientes para apoyar el uso sistemático de las terapias de inyección para los tendones de Aquiles dolorosos en adultos. Se necesitan estudios futuros para aportar pruebas definitivas para este tratamiento potencialmente importante.
No hay pruebas suficientes de ensayos controlados aleatorios para establecer conclusiones sobre la administración, o para apoyar la administración sistemática, de las terapias de inyección para tratar la tendinopatía aquílea. Esta revisión ha destacado una necesidad de estudios de investigación definitivos en el área de las terapias de inyección para la tendinopatía aquílea que incluyan poblaciones de edad avanzada que no sean atletas. Esta revisión ha mostrado que hay consenso en la bibliografía con respecto a que los ensayos controlados con placebo se consideran el diseño de ensayos más apropiado.
La tendinopatía aquílea es una afección frecuente que a menudo tiene consecuencias funcionales significativas. Debido a que está disponible una variedad amplia de tratamientos con inyecciones, se justifica una revisión de los ensayos aleatorios que evalúan las terapias de inyección para ayudar a informar las decisiones de tratamiento.
Evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las terapias de inyección en los pacientes con tendinopatía aquílea.
Se hicieron búsquedas en las siguientes bases de datos hasta el 20 abril 2015: registro especializado del Grupo Cochrane de Lesiones Óseas, Articulares y Musculares (Cochrane Bone, Joint and Muscle Trauma Group), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL), MEDLINE, EMBASE, AMED, CINAHL y SPORTDiscus. También se buscó en registros de ensayos (29 mayo 2014) y en listas de referencias de artículos para identificar estudios adicionales.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios y cuasialeatorios que evalúan las terapias de inyección en adultos con un diagnóstico de tendinopatía aquílea informado por el investigador. Se aceptaron los brazos de comparación con placebo (simulado) o control sin inyección, u otro tratamiento activo (como fisioterapia, preparaciones farmacéuticas u cirugía). Los resultados primarios fueron función, evaluada con el uso de medidas como la VISA-A (Victorian Institute of Sport Assessment-Achilles questionnaire), y eventos adversos.
Dos autores de la revisión extrajeron de forma independiente los datos de los estudios incluidos. Los efectos del tratamiento se evaluaron mediante las diferencias medias (DM) y los intervalos de confianza (IC) del 95% para las variables continuas, así como los cocientes de riesgos (CR) y los IC del 95% para las variables dicotómicas. Para los datos de seguimiento el corto plazo se definió como los datos hasta seis semanas, el plazo medio, hasta tres meses y más largo plazo, los datos más allá de tres meses. El metanálisis se realizó cuando fue apropiado.
Se incluyeron 18 estudios (732 participantes). Siete ensayos estudiaron exclusivamente poblaciones de atletas. Las medias de la edad de los participantes en los ensayos individuales variaron desde 20 años a 50 años. Quince ensayos compararon una terapia de inyección con una inyección placebo o control sin inyección, cuatro ensayos compararon una terapia de inyección con tratamiento activo y uno comparó dos concentraciones diferentes de la misma inyección. Por lo tanto, ningún ensayo comparó diferentes terapias de inyección. Dos estudios tuvieron tres brazos de ensayo y se incluyeron dos veces en dos categorías diferentes. Dentro de estas categorías las terapias de inyección se subdividieron adicionalmente por el mecanismo de acción (agentes que causan lesión versus agentes de reparación directa).
El riesgo de sesgo fue incierto (debido al informe deficiente) o alto en seis ensayos publicados entre 1987 y 1994. La mejoría en la metodología y el informe de los ensayos posteriores publicados entre 2004 y 2013 hizo que tuvieran menos riesgo de sesgo.
Debido a las pruebas de calidad muy baja disponibles de cada uno de los cuatro ensayos pequeños que compararon diferentes combinaciones de terapia de inyección versus tratamiento activo y del único ensayo que comparó dos dosis de una terapia de inyección, solamente se presentan los resultados de la primera comparación (terapia de inyección versus control).
Hay pruebas de calidad baja de una falta de diferencias significativas o clínicamente importantes en las puntuaciones VISA-A (0 a 100: mejor función) entre los grupos de terapia de inyección y control a las seis semanas (DM 0,79; IC del 95%: -4,56 a 6,14; 200 participantes, cinco ensayos), los tres meses (DM -0,94; IC del 95%: -6,34 a 4,46; 189 participantes, cinco ensayos) o entre seis y 12 meses (DM 0,14; IC del 95%: -6,54 a 6,82; 132 participantes, tres ensayos). Pruebas de calidad muy baja de 13 ensayos mostraron poca diferencia entre los dos grupos en los eventos adversos (14/243 versus 12/206; CR 0,97; IC del 95%: 0,50 a 1,89), la mayoría de los cuales fue leve y de corta duración. El único evento adverso importante en el grupo de terapia de inyección fue una rotura del tendón de Aquiles, que sucedió en un ensayo que probó inyecciones de corticosteroides. Hubo pruebas de calidad muy baja a favor del grupo de terapia de inyección en el dolor a corto plazo (menos de tres meses) (219 participantes, siete ensayos) y en el retorno al deporte (335 participantes, siete ensayos). Hubo pruebas de calidad muy baja que indicaron poca diferencia entre los grupos en la satisfacción del paciente con el tratamiento (152 participantes, cuatro ensayos). No hubo pruebas suficientes para establecer conclusiones sobre las diferencias de subgrupos según el mecanismo de acción debido a que solamente dos ensayos analizaron agentes que causan lesión y hubo heterogeneidad clara en los otros 13 ensayos que analizaron siete terapias diferentes que actúan directamente en la vía de reparación.
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