Pregunta de la revisión
Se examinó la evidencia sobre los efectos de las intervenciones alimentarias en el dolor en niños de entre cinco y 18 años de edad con dolor abdominal recurrente (DAR).
Antecedentes
El dolor abdominal recurrente, o DAR, es un término usado para los episodios no explicados de dolor de estómago o dolor abdominal en los niños. El dolor abdominal recurrente es un trastorno común, y la mayoría de los niños probablemente son ayudados con medidas sencillas. Sin embargo, se ha recomendado un rango de tratamientos para aliviar el dolor abdominal, incluidos los cambios en los hábitos alimentarios del niño mediante el agregado de suplementos o la exclusión de determinados alimentos.
Características de los estudios
La evidencia está actualizada hasta junio de 2016.
Diecinueve estudios cumplieron con los criterios de inclusión, incluidos 13 estudios de los probióticos y cuatro estudios de las intervenciones con fibras. También se encontró un estudio de un régimen alimentario con bajo contenido de sustancias conocidas como FODMAP (oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polialcoholes) y un estudio de un régimen alimentario con contenido restringido de fructosa.
Todos los estudios compararon las intervenciones alimentarias con un placebo o control. Los ensayos se realizaron en ocho países e incluyeron un total de 1453 participantes, con edades comprendidas entre cinco y 18 años. La mayoría de los niños se incorporaron de consultorios de atención ambulatoria. La mayoría de las intervenciones duraron de cuatro a seis semanas.
Resultados clave
Probióticos
Se encontró evidencia proveniente de 13 estudios que indicó que los probióticos podrían ser efectivos para mejorar el dolor a corto plazo. La mayoría de los estudios no informaron sobre otras áreas como la calidad de la vida cotidiana. No se informaron efectos perjudiciales, diferentes de la sensación de sequedad en la boca en un estudio. Esta evidencia se consideró de calidad moderada o baja debido a que algunos estudios fueron pequeños, mostraron resultados variables o estuvieron en riesgo de sesgo.
Suplementos de fibra
No se halló evidencia clara de una mejoría en el dolor a partir de cuatro estudios de los suplementos de fibra. La mayoría de los estudios no informaron sobre otras áreas como la calidad de la vida cotidiana. No se informaron efectos perjudiciales. Hubo pocos estudios de los suplementos de fibra, y algunos de estos estudios estuvieron en riesgo de sesgo. La evidencia se consideró de baja calidad.
Regímenes alimentarios con bajo contenido de FODMAP
Se encontró sólo un estudio que evaluó la efectividad de los regímenes alimentarios con bajo contenido de FODMAP en los niños con DAR.
Regímenes alimentarios con contenido restringido de fructosa
Sólo se encontró un estudio que evaluaba la efectividad de los regímenes alimentarios con contenido restringido de fructosa en los niños con DAR.
Conclusión
Se encontró evidencia que indicaba que los probióticos pueden ser útiles para aliviar el dolor en los niños con DAR a corto plazo. Por lo tanto, los médicos pueden considerar las intervenciones con probióticos como parte de la estrategia de tratamiento para el DAR. Se necesitan ensayos adicionales para determinar la efectividad de los probióticos durante períodos más largos y qué probióticos podrían funcionar mejor.
No se encontró evidencia convincente de que los suplementos de fibra sean efectivos para mejorar el dolor en los niños con DAR. Se necesitan estudios futuros más amplios y de alta calidad para evaluar la efectividad de los tratamientos con regímenes dietéticos con fibra y con bajo contenido de FODMAP.
En términos generales, se encontró evidencia de calidad baja a moderada que indicó que los probióticos pueden ser efectivos para mejorar el dolor en los niños con DAR. Por lo tanto, los médicos pueden considerar las intervenciones con probióticos como parte de una estrategia de tratamiento holístico. Sin embargo, se necesitan ensayos adicionales para examinar los resultados a más largo plazo y para mejorar la confianza en el cálculo del tamaño del efecto, así como para determinar la cepa y la dosificación óptimas. La investigación futura también debe explorar la efectividad de los probióticos en niños con diferentes perfiles de síntomas, como los que presentan síndrome de colon irritable.
Se encontró sólo un número pequeño de ensayos de las intervenciones basadas en fibras, en general con evidencia de baja calidad para los resultados. Por lo tanto, no hubo ninguna evidencia convincente de que las intervenciones basadas en fibras mejoren el dolor en los niños con DAR. Se necesitan ECA de alta calidad adicionales de los suplementos de fibra que incluyan a un gran número de participantes. También se necesitan ensayos futuros de los regímenes alimentarios con bajo contenido de FODMAP y otras intervenciones alimentarias para facilitar las recomendaciones basadas en evidencia.
Esta es una actualización de la revisión Cochrane original, publicada por última vez en 2009 (Huertas-Ceballos 2009). El dolor abdominal recurrente (DAR), incluidos los niños con síndrome de colon irritable, es un problema común que afecta a entre un 4% y un 25% de los niños en edad escolar. Para la mayoría de dichos niños, no es posible encontrar ninguna causa orgánica de dolor en el examen físico ni en la investigación. Se han sugerido muchas invenciones alimentarias para mejorar los síntomas del DAR. Las mismas pueden incluir la exclusión de los ingredientes de la dieta o el agregado de suplementos como fibras o probióticos.
Examinar la efectividad de las intervenciones alimentarias para mejorar el dolor en los niños en edad escolar con DAR.
Se hicieron búsquedas en CENTRAL, Ovid MEDLINE, Embase, en otras ocho bases de datos y en dos registros de ensayos, además se verificaron las referencias, se hizo una búsqueda de citas y se contactó con los autores de los estudios en junio 2016.
Ensayos controlados aleatorios (ECA) que compararan las intervenciones alimentarias con placebo o ningún tratamiento en niños de cinco a 18 años de edad con DAR o un trastorno gastrointestinal abdominal funcional relacionado con dolor, según lo definido por los criterios Rome III (Rasquin 2006).
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane. Las intervenciones alimentarias se agruparon por categoría para el análisis. Cuando fue necesario, se contactó con los autores de los estudios para pedir información y aclaraciones que faltaban. Se evaluó la calidad de la evidencia para cada resultado mediante el enfoque GRADE.
Se incluyeron 19 ECA, informados en 27 artículos con un total de 1453 participantes. Quince de estos estudios no se incluyeron en la revisión anterior. Los 19 ECA tuvieron un seguimiento de uno a cinco meses. Los participantes tenían entre cuatro y 18 años de edad, provenían de ocho países diferentes y habían sido incorporados en gran parte de consultorios pediátricos de gastroenterología. La media de edad en el momento de la incorporación al estudio varió de 6,3 a 13,1 años. El número de niñas fue mayor que el de niños en la mayoría de los ensayos. Catorce ensayos incluyeron a niños con un diagnóstico bajo el título amplio de DAR o trastornos gastrointestinal funcionales; cinco ensayos incorporaron específicamente solo a niños con síndrome de colon irritable. Los estudios se clasificaron en cuatro categorías: ensayos de intervenciones basadas en probióticos (13 estudios), ensayos de intervenciones basadas en fibras (cuatro estudios), ensayos de regímenes alimentarios con bajo contenido de FODMAP (por sus siglas en inglés, oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polialcoholes) (un estudio) y ensayos de regímenes alimentarios con contenido restringido de fructosa (un estudio).
Se encontró que los niños tratados con probióticos informaron una reducción mayor de la frecuencia del dolor a los cero a tres meses posintervención que los que recibieron placebo (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,55; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,98 a -0,12; seis ensayos; 523 niños). También hubo una disminución en la intensidad del dolor en el grupo de intervención en el mismo punto temporal (DME -0,50; IC del 95%: -0,85 a -0,15; siete estudios; 575 niños). Sin embargo, la evidencia sobre estos resultados se consideró de baja calidad según GRADE debido al riesgo incierto de sesgo causado por los datos de resultado incompletos y la heterogeneidad significativa.
Se encontró que los niños tratados con probióticos tuvieron una mayor probabilidad de experimentar una mejoría en el dolor a los cero a tres meses posintervención que los que recibieron placebo (odds ratio [OR] 1,63; IC del 95%: 1,07 a 2,47; siete estudios; 722 niños). El número necesario a tratar calculado para un resultado beneficioso adicional (NNTB) fue de ocho, lo cual significa que ocho niños necesitarían recibir probióticos para que uno experimente una mejoría en el dolor en este plazo. La evidencia sobre este resultado se consideró de calidad moderada debido a la heterogeneidad significativa.
Los niños con un perfil de síntomas definido como síndrome de colon irritable tratados con probióticos tuvieron una mayor probabilidad de experimentar una mejoría en el dolor a los cero a tres meses posintervención que los que recibieron placebo (OR 3,01; IC del 95%: 1,77 a 5,13; cuatro estudios; 344 niños). Los niños tratados con probióticos tuvieron una probabilidad mayor de experimentar una mejoría en el dolor a los tres a seis meses posintervención en comparación con los que recibieron placebo (OR 1,94; IC del 95%: 1,10 a 3,43; dos estudios; 224 niños). La evidencia sobre estos dos resultados fue de calidad moderada debido a los números reducidos de participantes incluidos en los estudios.
Se encontró que los niños tratados con intervenciones basadas en fibras no tuvieron una probabilidad mayor de experimentar una mejoría en el dolor a los cero a tres meses posintervención que los niños que recibieron placebo (OR 1,83; IC del 95%: 0,92 a 3,65; dos estudios; 136 niños). Tampoco hubo una reducción en la intensidad del dolor en comparación con placebo en el mismo punto temporal (DME -1,24; IC del 95%: -3,41 a 0,94; dos estudios; 135 niños). La evidencia sobre estos resultados se consideró de baja calidad debido al riesgo poco claro de sesgo, la imprecisión y la heterogeneidad significativa.
Sólo se encontró un estudio de los regímenes alimentarios con bajo contenido de FODMAP y sólo un ensayo de los regímenes alimentarios con contenido restringido de fructosa, lo cual dio lugar a que no fuese posible realizar un análisis agrupado.
No fue posible realizar metanálisis para los resultados secundarios del desempeño escolar, el funcionamiento social ni psicológico, ni la calidad de la vida cotidiana, debido a que no hubo estudios suficientes que incluyeran estos resultados o utilizaran medidas comparables para evaluarlos.
Con la excepción de un estudio, todos los estudios informaron la vigilancia de los niños para detectar eventos adversos; no se informaron efectos adversos graves.
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