¿Cuál era el objetivo de esta revisión?
El ojo seco es un trastorno ocular a largo plazo que puede provocar molestias oculares y cambios en la visión. Se han estudiado los suplementos de omega-3 y omega-6, incluidos los ácidos grasos omega-3 ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), como tratamiento para el ojo seco. Esta revisión Cochrane resume la mejor evidencia de investigación disponible.
Mensajes clave
Se necesita más investigación para comprender plenamente la función de los suplementos de omega-3 y omega-6 en el tratamiento de la enfermedad del ojo seco, en particular en lo que respecta a la forma de utilizar este tratamiento para el ojo seco de diferentes causas y niveles de gravedad. También se necesita más investigación para proporcionar información sobre cómo las características del suplemento (p. ej., dosis, forma, composición) afectan los resultados clínicos.
¿Qué se estudió en la revisión?
El resultado principal fue la mejoría de los síntomas del ojo seco, medida después de al menos un mes de seguimiento. Los resultados secundarios consideraron un rango de medidas clínicas y efectos secundarios.
¿Cuáles son los principales resultados de la revisión?
Se incluyeron 34 ensayos controlados aleatorizados (ECA) que incluían a más de 4314 participantes adultos de 13 países.
Aunque gran parte de la evidencia fue incierta, los suplementos de omega-3 de cadena larga pueden tener poco o ningún beneficio, en relación con el placebo, sobre los síntomas del ojo seco, aunque mejoraron algunos signos clínicos. Hubo un efecto beneficioso sobre los síntomas del ojo seco cuando los suplementos de omega-3 se combinaron con tratamientos estándar para el ojo seco (p.ej., lágrimas artificiales, compresas tibias para párpados, gotas oculares de corticosteroides) en comparación con el tratamiento estándar solo, y cuando los suplementos de omega-3 de cadena larga se compararon con los suplementos de omega-6. El efecto secundario más común fueron los problemas gastrointestinales temporales.
Para los suplementos combinados de omega-3 y omega-6, en relación con el placebo, no hubo beneficios para la producción de lágrimas y se observó una pequeña mejoría en la estabilidad de las mismas. No se pudieron determinar de forma clara los efectos sobre otras medidas clínicas, incluidos los síntomas del ojo seco y los efectos secundarios. Tampoco está claro si otros tipos de combinaciones de suplementos son efectivas para tratar el ojo seco. La confianza en la evidencia para todos los resultados es de baja a moderada.
Estos hallazgos sugieren que los suplementos de omega-3 de cadena larga pueden tener una función en el control del ojo seco, sin embargo, actualmente la evidencia es inconsistente y se necesita más investigación.
¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
Los autores de revisión Cochrane buscaron estudios que se habían publicado hasta febrero 2018. Se realizó una búsqueda ampliada en octubre 2019; aunque los resultados aún no se han incorporado.
En general, los hallazgos de esta revisión indican una posible función de la administración de suplementos de omega-3 de cadena larga para el control de la enfermedad del ojo seco, aunque la evidencia es incierta e inconsistente. Un conjunto de resultados centrales permitiría mejorar la consistencia del informe y la capacidad de sintetizar la evidencia.
Los suplementos de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI), que incluyen componentes omega-3 y omega-6; han sido propuestos como tratamiento para el ojo seco. Los AGPI omega-3 existen tanto en forma de cadena corta (ácido alfa-linolénico [ALA]) como de cadena larga (ácido eicosapentaenoico [EPA] y ácido docosahexaenoico [DHA]), los cuales se derivan en gran medida de determinados alimentos de origen vegetal y marino respectivamente. Los AGPI Omega-6 están presentes en algunos aceites vegetales, carnes y otros productos animales.
Evaluar los efectos de los suplementos de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) omega-3 y omega-6 sobre los signos y síntomas del ojo seco.
Se realizaron búsquedas en CENTRAL, Medline, Embase, otras dos bases de datos y tres registros de ensayos en febrero 2018; junto con la verificación de referencias. Se realizó una búsqueda ampliada en octubre 2019; aunque los resultados aún no se han incorporado.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) que incluían a participantes con ojo seco, en los que se compararon los suplementos de omega-3 u omega-6 con un suplemento de control/placebo, lágrimas artificiales o ningún tratamiento. Se incluyeron ensayos de comparación directa que comparaban diferentes formas o dosis de AGPI.
Se siguió la metodología Cochrane estándar y la certeza de la evidencia se evaluó con los criterios GRADE.
Se incluyeron 34 ECA, con 4314 participantes adultos de 13 países que presentaban ojo seco de gravedad y etiología variables. El seguimiento varió de uno a 12 meses. Nueve estudios (26,5%) tenían protocolos publicados o estaban registrados. Más de la mitad de los estudios presentaba un riesgo alto de sesgo en uno o más dominios.
Omega-3 de cadena larga (EPA y DHA) versus placebo o ningún tratamiento (10 ECA)
Se encontró evidencia de certeza baja de que puede haber poca o ninguna reducción de los síntomas del ojo seco con el ácido omega-3 de cadena larga versus placebo (cuatro estudios, 677 participantes; diferencia de medias [DM] -2,47; intervalo de confianza [IC] del 95%: -5,14 a 0,19 unidades). Se encontró evidencia de certeza moderada de un beneficio probable de los suplementos de omega-3 de cadena larga en el aumento de la producción de lágrimas acuosas en relación con el placebo (seis estudios, 1704 participantes; DM 0,68; IC del 95%: 0,26 a 1,09 mm/5 min mediante la prueba de Schirmer), aunque esta diferencia no se consideró clínicamente significativa. Se encontró evidencia de certeza baja de una posible reducción de la osmolaridad lagrimal (un estudio, 54 participantes; DM -17,71; IC del 95%: -28,07 a -7,35 mOsmol/l). La heterogeneidad fue demasiado significativa como para agrupar los datos sobre el tiempo de ruptura de las lágrimas (TRL) y los efectos adversos.
Combinación de omega-3 y omega-6 versus placebo (cuatro ECA)
En cuanto a los síntomas (certeza baja) y la tinción de la superficie ocular (certeza moderada), no fue posible metanalizar los datos de los cuatro ensayos incluidos y, por lo tanto, los efectos sobre estos resultados fueron inciertos. Para la prueba de Schirmer, se encontró evidencia de certeza moderada de que no hubo diferencias entre los grupos (cuatro estudios, 455 participantes; DM: 0,66; IC del 95%: -0,45 a 1,77 mm/5 min). Hubo evidencia de certeza moderada de una mejoría probable en el TRL con la intervención de AGPI en relación con el placebo (cuatro estudios, 455 participantes; DM 0,55; IC del 95%: 0,04 a 1,07 segundos). Los efectos sobre la osmolaridad lagrimal y los eventos adversos fueron inciertos, y solo hubo datos disponibles a partir de un único estudio pequeño para cada resultado.
Omega-3 más tratamiento convencional versus tratamiento convencional solo (dos ECA)
Para los omega-3 más tratamiento convencional versus tratamiento convencional solo, se encontró evidencia de certeza baja que sugiere una diferencia en los síntomas entre los grupos a favor del grupo de omega-3 (dos estudios, 70 participantes; DM -7,16; IC del 95%: -13,97 a -0,34 unidades del OSDI). No fue posible combinar los datos para ninguno de los otros resultados.
Omega-3 de cadena larga (EPA y DHA) versus omega-6 (cinco ECA)
Para la administración de suplementos de omega-3 de cadena larga versus omega-6; se encontró evidencia de certeza moderada de una probable mejoría en los síntomas del ojo seco (dos estudios, 130 participantes; DM -11,88; IC del 95%: -18,85 a -4,92 unidades de OSDI). No fue posible realizar un metanálisis para los resultados relacionados con la tinción de la superficie ocular, la prueba de Schirmer ni el TRL. Se encontró evidencia de certeza baja de una mejoría potencial en la osmolaridad lagrimal (un estudio, 105 participantes; DM -11,10; IC del 95%: -12,15 a -10,05 mOsmol/l). Hubo un nivel bajo de evidencia con respecto a cualquier efecto potencial sobre los efectos secundarios gastrointestinales (dos estudios, 91 participantes; RR 2,34; IC del 95%: 0,35 a 15,54).
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