Antecedentes
Las benzodiazepinas se prescriben ampliamente para su uso a largo plazo, a pesar de las recomendaciones de que solo se utilicen a corto plazo. A menudo es difícil interrumpir las benzodiazepinas después de unas pocas semanas de tratamiento debido al desarrollo de dependencia física y psicológica. Esta revisión intentó evaluar el efecto y la seguridad de los fármacos para facilitar la interrupción de las benzodiazepinas en los usuarios crónicos de benzodiazepinas.
Fecha de la búsqueda
La evidencia está actualizada hasta octubre de 2017.
Características de los estudios
Se identificaron 38 ensayos controlados aleatorios que incluyeron 2543 participantes que habían sido tratados durante más de dos meses con benzodiazepinas, o que tenían diagnóstico de dependencia a las benzodiazepinas. Los estudios se incluyeron independientemente de si las benzodiazepinas se prescribieron para la ansiedad, el insomnio u otra afección.
La edad promedio de los participantes fue de alrededor de 50 años, y la mayoría de los participantes fueron mujeres en la mayor parte de los estudios. Veinticuatro ensayos se realizaron en Europa; ocho ensayos en EE. UU. o Canadá; y seis ensayos en Asia. Los ensayos incluyeron una gran variedad de fármacos para facilitar la reducción o la interrupción del uso de las benzodiazepinas. Catorce de los 38 estudios incluidos fueron financiados en parte por el fabricante del fármaco; nueve estudios fueron financiados por agencias gubernamentales; y 15 ensayos no informaron la fuente de financiación. La duración de los ensayos varió entre una y 24 semanas; la duración promedio de los ensayos fue de nueve semanas.
Resultados clave
Se extrajeron los datos sobre 18 comparaciones diferentes en un total de 2295 participantes. No existe seguridad acerca de si el valproato y los antidepresivos tricíclicos aumentan las probabilidades de interrumpir las benzodiazepinas, ni de si los síntomas de abstinencia de las benzodiazepinas se reducen con la pregabalina, el captodiamo, la paroxetina, los antidepresivos tricíclicos y el flumazenil, ya que la calidad de la evidencia se consideró muy baja. No existe seguridad acerca de si los síntomas de la ansiedad después de la abstinencia de las benzodiazepinas se reducen con la carbamazepina, la pregabalina, el captodiamo, la paroxetina y el flumazenil, ya que la calidad de la evidencia se consideró muy baja. Los efectos de los fármacos evaluados fueron muy poco claros para informar la práctica clínica debido al riesgo de sesgo (errores sistemáticos con sobrestimación de los efectos beneficiosos y subestimación de los efectos perjudiciales) y riesgo de aparición por azar (errores aleatorios que proporcionan cualquier resultado). La tolerabilidad y la seguridad se informaron de manera deficiente en los estudios incluidos, lo que hizo imposible evaluar el equilibrio entre los posibles efectos beneficiosos y adversos. Por lo tanto, no es posible establecer conclusiones acerca de la efectividad de las intervenciones.
Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia fue generalmente baja o muy baja debido al escaso número de ensayos, incluido el número limitado de participantes en cada comparación, los resultados diferentes de los estudios, el diseño deficiente de los estudios, y la marcada participación económica de la industria farmacéutica. Por lo tanto, se necesitan ensayos controlados aleatorios sin riesgo de sesgo ni resultados aleatorios significativos que incluyan evaluaciones a largo plazo de los participantes, realizados sin la participación de la industria.
Debido a la calidad baja o muy baja de la evidencia para los resultados informados, y al escaso número de ensayos identificados con un número limitado de participantes en cada comparación, no es posible establecer conclusiones firmes con respecto a las intervenciones farmacológicas para facilitar la interrupción de las benzodiazepinas en los usuarios crónicos de benzodiazepinas. Debido al informe deficiente, no fue posible evaluar los eventos adversos de manera confiable en los ensayos. Se necesitan más ensayos controlados aleatorios con menos riesgo de errores sistemáticos ("sesgo") y de errores aleatorios ("intervención del azar") y un informe mejor y más completo de los resultados clínicos y a largo plazo centrados en los pacientes. Dichos ensayos se deben realizar de manera independiente de la participación de la industria.
El tratamiento prolongado con benzodiazepinas es una práctica frecuente a pesar de las recomendaciones clínicas de su uso a corto plazo. Aproximadamente el 4% de la población general utiliza benzodiazepinas, con mayor prevalencia en los pacientes psiquiátricos y las personas de edad avanzada. Después del uso a largo plazo, a menudo es difícil interrumpir las benzodiazepinas debido a la dependencia psicológica y fisiológica. Esta revisión investigó si las intervenciones farmacológicas pueden facilitar la reducción progresiva del uso de las benzodiazepinas.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones farmacológicas para facilitar la interrupción del uso crónico de las benzodiazepinas.
Se hicieron búsquedas en las siguientes bases de datos electrónicas hasta octubre 2017: registro especializado del Grupo Cochrane de Drogas y Alcohol (Cochrane Drugs and Alcohol Group's Specialised Register of Trials), CENTRAL, PubMed, Embase, CINAHL, y en ISI Web of Science. También se realizaron búsquedas en ClinicalTrials.gov, en el WHO ICTRP, en el registro ISRCTN, y se verificaron las listas de referencias de los estudios incluidos para obtener referencias adicionales de ensayos controlados aleatorios relevantes.
Se incluyeron los ensayos controlados aleatorios que compararon tratamiento farmacológico versus placebo o ninguna intervención o versus otra intervención farmacológica en adultos que habían sido tratados con benzodiazepinas durante al menos dos meses o que cumplían los criterios de dependencia a las benzodiazepinas (cualquier criterio).
Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane.
Se incluyeron 38 ensayos (que incluyeron 2543 participantes), pero solo se pudieron extraer datos de 35 ensayos con 2295 participantes. Se estudiaron muchas intervenciones diferentes y ninguna se evaluó en más de cuatro ensayos. Se extrajeron los datos en 18 comparaciones diferentes. El riesgo de sesgo fue elevado en todos los ensayos excepto uno. El análisis secuencial de los ensayos mostró imprecisión en todas las comparaciones.
Para la interrupción de las benzodiazepinas, se encontró un posible efecto beneficioso del valproato al final de la intervención (un estudio, 27 participantes; cociente de riesgos [CR] 2,55; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,08 a 6,03; evidencia de muy baja calidad) y de los antidepresivos tricíclicos al seguimiento más largo (un estudio, 47 participantes; CR 2,20; IC del 95%: 1,27 a 3,82; evidencia de baja calidad).
Se encontraron efectos potencialmente positivos de la pregabalina sobre los síntomas de abstinencia de las benzodiazepinas (un estudio, 106 participantes; diferencia de medias [DM] -3,10 puntos; IC del 95%: -3,51 a -2,69; evidencia de muy baja calidad), captodiamo (un estudio, 81 participantes; DM -1,00 puntos; IC del 95%: -1,13 a -0,87; evidencia de muy baja calidad), paroxetina (dos estudios, 99 participantes; DM -3,57 puntos; IC del 95%: -5,34 a -1,80; evidencia de muy baja calidad), antidepresivos tricíclicos (un estudio, 38 participantes; DM -19,78 puntos; IC del 95%: -20,25 a -19,31; evidencia de muy baja calidad), y flumazenil (tres estudios, 58 participantes; diferencia de medias estandarizada -0,95; IC del 95%: -1,71 a -0,19; evidencia de muy baja calidad) al final de la intervención. Sin embargo, el efecto positivo de la paroxetina sobre los síntomas de abstinencia de las benzodiazepinas no persistió hasta el seguimiento más largo (un estudio, 54 participantes; DM -0,13 puntos; IC del 95%: -4,03 a 3,77; evidencia de muy baja calidad).
Las siguientes intervenciones farmacológicas redujeron los síntomas de ansiedad al final de la intervención: carbamazepina (un estudio, 36 participantes; DM -6,00 puntos; IC del 95%: -9,58 a -2,42; evidencia de muy baja calidad), pregabalina (un estudio, 106 participantes; DM -4,80 puntos; IC del 95%: -5,28 a -4,32; evidencia de muy baja calidad), captodiamo (un estudio, 81 participantes; DM -5,70 puntos; IC del 95%: -6,05 a -5,35; evidencia de muy baja calidad), paroxetina (dos estudios, 99 participantes; DM -6,75 puntos; IC del 95%: -9,64 a -3,86; evidencia de muy baja calidad), y flumazenil (un estudio, 18 participantes; DM -1,30 puntos; IC del 95%: -2,28 a -0,32; evidencia de muy baja calidad).
Dos tratamientos farmacológicos parecieron reducir la proporción de participantes que reincidieron en el uso de benzodiazepinas: valproato (un estudio, 27 participantes; CR 0,31; IC del 95%: 0,11 a 0,90; evidencia de muy baja calidad) y ciamemazina (un estudio, 124 participantes; CR 0,33; IC del 95%: 0,14 a 0,78; evidencia de muy baja calidad). El alpidem redujo la proporción de participantes que interrumpieron las benzodiazepinas (un estudio, 25 participantes; CR 0,41; IC del 95%: 0,17 a 0,99; número necesario a tratar para un resultado perjudicial adicional [NNTD] 2,3 participantes; evidencia de baja calidad) y aumentó la aparición de síndrome de abstinencia (un estudio, 145 participantes; CR 4,86; IC del 95%: 1,12 a 21,14; NNTD 5,9 participantes; evidencia de baja calidad). Asimismo, el aspartato de magnesio redujo la proporción de participantes que interrumpieron las benzodiazepinas (un estudio, 144 participantes; CR 0,80; IC del 95%: 0,66 a 0,96; NNTD 5,8; evidencia de muy baja calidad).
Generalmente, los eventos adversos se informaron de manera deficiente. Específicamente, uno de los ensayos de flumazenil se interrumpió debido a las reacciones severas de pánico.
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