¿Cuál es el problema?
Los pacientes con una nefropatía pueden presentar graves trastornos del sueño relacionados con la administración de fármacos, la depresión, la ansiedad, el dolor y el prurito, que afectan la calidad del sueño, incluido el tiempo requerido para conciliarlo, el insomnio y el tiempo total de sueño. Las enfermedades del riñón se asocian a trastornos de la respiración que pueden disminuir la calidad del sueño. Se analizó si el tratamiento podía ayudar a mejorar la calidad del sueño para los pacientes con una nefropatía. Se buscaron estudios que incluyeran niños y adultos con enfermedades del riñón, incluidos los sometidos a diálisis o con un trasplante renal.
¿Qué se hizo?
Se buscaron en las bases de datos electrónicas estudios de investigación de cualquier tratamiento para aliviar los trastornos del sueño. Los estudios debían ser aleatorios (los pacientes debían tener la misma oportunidad de recibir uno de los tratamientos del estudio). Se recopiló la información de los estudios y se combinaron los datos para identificar si el tratamiento fue útil o si hubo efectos secundarios importantes. Se evaluó si los tratamientos tenían efectos a partir del modo en que se realizaron los estudios (calidad). La información de esta revisión se actualizó hasta octubre 2018.
¿Qué se encontró?
Se hallaron 67 estudios con 3427 adultos. No se encontró ningún estudio en niños. Los tratamientos para el reposo incluyeron: relajación, ejercicio, fármacos, educación, apoyo psicológico, acupresión, música, aromaterapia y masajes. En general, los estudios fueron pequeños y la mayoría no permitió constatar beneficios ni la seguridad de los tratamientos. No se encontró información adecuada acerca de la relajación, el ejercicio ni los fármacos. Se halló que la acupresión puede reducir la cantidad de tiempo necesario para conciliar el sueño y puede aumentar el tiempo total de sueño. Sin embargo, no se observaron estos efectos sobre el sueño cuando se comparó la acupresión con la acupresión "simulada". No hubo suficiente información para saber acerca de los efectos secundarios de los tratamientos, o acerca de los tratamientos diseñados para ayudar a mejorar la respiración durante el sueño.
Conclusiones
La información sobre las maneras de ayudar a mejorar el sueño en pacientes con enfermedades del riñón no está preparada para ayudar a los pacientes de modo directo. Es muy probable que nuevos estudios de investigación modifiquen el conocimiento acerca de los tratamientos para el sueño en los pacientes con una nefropatía.
Es escasa la base de la evidencia para mejorar la calidad del sueño y los resultados relacionados en adultos y niños con ERC. Las técnicas de relajación y el ejercicio tuvieron efectos inciertos sobre los resultados del sueño. La acupresión puede mejorar la latencia y la duración del sueño, aunque estos resultados se basan en pocos estudios. Los efectos de la acupresión no se confirmaron en los estudios en que se utilizó la acupresión simulada como control. Según la evidencia de certeza muy baja, es muy probable que la investigación futura cambie la base de la evidencia. Dada la importancia del tratamiento de los síntomas en los pacientes, los cuidadores y los médicos, deben ser prioritarios los estudios futuros de las intervenciones para el sueño en los pacientes con ERC.
Los trastornos del sueño son frecuentes en los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC). Se utilizan varios enfoques para mejorar la calidad del sueño en la práctica clínica, como las técnicas de relajación, el ejercicio, la acupresión y la medicación.
Evaluar la efectividad y los eventos adversos asociados de las intervenciones para mejorar la calidad del sueño en adultos y niños con ERC, incluidos los pacientes con insuficiencia renal terminal (IRT) tratados con diálisis o trasplante renal.
Se realizaron búsquedas en el registro de estudios del Grupo Cochrane de Riñón y Trasplante hasta el 8 de octubre 2018, mediante contacto con el especialista en información y el uso de términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios en el registro especializado se identifican mediante búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE, en el portal de búsqueda del International Clinical Trials Register (ICTRP) y en ClinicalTrials.gov.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorios (ECA) o ECA cuasialeatorios de cualquier intervención en que los investigadores informaron de los efectos sobre la calidad del sueño. Dos autores, de forma independiente, examinaron los títulos y los resúmenes de los artículos identificados.
Dos revisores extrajeron los datos de forma independiente y evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios incluidos. Los resultados primarios fueron: la calidad, la latencia de inicio, la duración, la interrupción y la eficiencia del sueño. Se evaluaron los riesgos de sesgo con la herramienta Cochrane. La certeza de la evidencia se evaluó con los criterios GRADE. Se calcularon las variables de tratamiento como cocientes de riesgos (CR) para los resultados dicotómicos o la diferencia de medias (DM) o DM estandarizada (DME) para los resultados continuos con objeto de dar cuenta de la heterogeneidad en las medidas de calidad del sueño.
Sesenta y siete estudios con 3427 participantes cumplieron con los criterios de elegibilidad. En los metanálisis se incluyeron 36 estudios con 2239 participantes. El seguimiento de los resultados clínicos osciló entre 0,3 y 52,8 semanas (mediana cinco semanas). Las intervenciones incluyeron: técnicas de relajación, ejercicio, acupresión, terapia cognitivo-conductual (TCC), intervenciones educativas, tratamiento con benzodiazepinas, agonistas dopaminérgicos, apoyo telefónico, melatonina, reflexología, luminoterapia, diferentes formas de diálisis peritoneal, música, aromaterapia y masajes. El informe incompleto de los detalles metodológicos clave dio lugar a un riesgo de sesgo incierto en muchos estudios.
Según la evidencia de certeza muy baja, las técnicas de relajación tuvieron efectos inciertos sobre la calidad y la duración del sueño, la calidad de vida relacionada con la salud (CdVRS), la depresión, la ansiedad y la fatiga. Los estudios no fueron diseñados para evaluar los efectos de la relajación sobre la latencia del sueño ni la hospitalización. El ejercicio presentó efectos inciertos sobre la calidad del sueño (DME -1,10; IC del 95%: -2,26 a 0,05; I2 = 90%; cinco estudios, 165 participantes; evidencia de certeza muy baja). El ejercicio probablemente redujo la depresión (DM -9,05; IC del 95%: -13,72 a -4,39; I2 = 0%; dos estudios, 46 participantes; evidencia de certeza moderada) y la fatiga (DME -0,68; IC del 95%: -1,07 a -0,29; I2 = 0%; dos estudios, 107 participantes; evidencia de certeza moderada). En comparación con la intervención sin acupresión, la acupresión tuvo efectos inciertos sobre la calidad del sueño (Pittsburgh Sleep Quality Index [PSQI] escala 0-21) (DM -1,27; IC del 95%: -2,13 a -0,40; I2 = 89%; seis estudios, 367 participantes: evidencia de certeza muy baja). La acupresión probablemente mejoró levemente la latencia del sueño (escala 0 - 3) (DM -0,59; IC del 95%: -0,92 a -0,27; I2 = 0%; tres estudios, 173 participantes; pruebas de certeza moderada) y el tiempo de sueño (escala 0 - 3) (DM -0,60; IC del 95%: -1,12 a -0).09; I2 = 68%; tres estudios, 173 participantes; evidencia de certeza moderada), aunque los efectos sobre las alteraciones del sueño fueron inciertos ya que la certeza de la evidencia fue muy baja (escala 0 - 3) (DM -0,49; IC del 95%: -1,16 a 0,19; I2 = 97%). Según la evidencia de certeza moderada, la acupresión probablemente reduzca la fatiga (DM -1,07; IC del 95%: -1,67 a -0,48;2 = 0%; dos estudios, 137 participantes). La acupresión presentó efectos inciertos sobre la depresión (DM -3,65; IC del 95%: -7,63 a 0,33; I2 = 27%; dos estudios, 137 participantes;evidencia de certeza muy baja) y los estudios no fueron diseñados para evaluar el efecto de la acupresión en la CdVRS, la ansiedad ni la hospitalización. No estaba claro si la acupresión comparada con la acupresión simulada mejoró la calidad del sueño (escala de ICPQ 0 a 21) porque la certeza de la evidencias fue muy baja (DM -2,25; IC del 95%: -6,33 a 1,82; I2 = 96%; dos estudios; 129 participantes), pero el tiempo total de sueño puede haber mejorado (DME -0,34; IC del 95%: -0,73 a 0,04; I2 = 0%; dos estudios; 107 participantes; evidencia de certeza baja). 2 =2 = No hubo estudios diseñados para examinar o correlacionar de modo directo la eficacia de cualquier intervención orientada a mejorar el sueño en cuanto a los trastornos de la respiración durante el mismo. Ningún estudio informó de efectos del tratamiento en niños. Los efectos adversos de los tratamientos fueron muy inciertos.
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