Antecedentes
Los niveles de actividad física tienden a disminuir en las personas que reciben un trasplante de hígado. Todavía no se han estudiado bien los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones de ejercicio físico para proteger contra el desarrollo de enfermedades cardíacas y pulmonares, hipertensión, diabetes tipo II, demencia, enfermedad hepática grasa no alcohólica (afecciones causadas por la acumulación de grasa en el hígado), cáncer u otras enfermedades potencialmente mortales que se pueden desarrollar con rapidez.
¿Qué se quiso averiguar?
Se querían determinar los efectos beneficiosos y perjudiciales del ejercicio en adultos tras un trasplante de hígado.
¿Qué se hizo?
Se realizaron búsquedas en las bases de datos médicas de ensayos clínicos bien diseñados en receptores de trasplante de hígado que compararan cualquier tipo de ejercicio con ningún ejercicio, intervenciones simuladas u otro tipo de ejercicio.
¿Qué se encontró?
Se encontraron tres ensayos clínicos aleatorizados con 241 participantes, de los cuales 199 permanecieron hasta el final del ensayo. Un ensayo aleatorizado es un estudio en el que los participantes se asignan al azar (únicamente al azar) a un grupo experimental o a un grupo control. Los ensayos se realizaron en EE. UU., España y Turquía. La duración del ejercicio fue de dos, seis y diez meses en los distintos ensayos. Todos los ensayos compararon las intervenciones con ejercicios con la atención habitual. Todos los ensayos incluyeron adultos que habían recibido un trasplante de hígado. Los tres ensayos evaluaron diversas intervenciones con ejercicios (es decir, ejercicios aeróbicos o de resistencia, o ambos), y con diferentes tipos de supervisión y formato (es decir, supervisados o no, ejercicios individuales o grupales). El ejercicio aeróbico se refiere al tipo de actividad física repetitiva y estructurada que requiere que el sistema metabólico del cuerpo utilice oxígeno para producir energía. El ejercicio aeróbico es un ejercicio mantenido que aumenta el flujo sanguíneo a los músculos, fortaleciendo el sistema cardiovascular y los pulmones. El entrenamiento de resistencia o de fuerza es una forma de actividad física diseñada para mejorar el estado físico muscular ejercitando un músculo o un grupo muscular contra una resistencia externa. Las diferentes formas de entrenamiento de resistencia incluyen el uso de pesas libres, máquinas de pesas, bandas de resistencia y el propio peso corporal de la persona. La atención habitual consistía en una intervención médica tradicional con o sin recomendaciones para mantenerse activo. Los ensayos se realizaron en el hospital o en el domicilio.
Dos ensayos recibieron financiación; uno del National Center for Research Resources y el otro del Instituto de Salud Carlos III . El otro ensayo no recibió financiación.
También se identificaron tres ensayos en curso.
Resultados principales
No está claro si el ejercicio comparado con la atención habitual tiene un efecto beneficioso o perjudicial sobre la muerte por cualquier causa. Dos estudios informaron ocho muertes, que fueron más frecuentes en el grupo de ejercicio. No está claro si el ejercicio comparado con la atención habitual tiene un efecto beneficioso o perjudicial sobre la calidad de vida relacionada con la salud al final de la intervención. Tampoco está claro si existe una diferencia en el efecto entre el ejercicio frente a la atención habitual sobre la capacidad aeróbica (que indica el nivel de la capacidad cardiovascular [vasos sanguíneos y corazón]) al final de la intervención. No se sabe con certeza si el ejercicio tiene algún efecto sobre la fuerza muscular de las personas tras un trasplante de hígado. Un ensayo informó una mayor percepción de la fatiga en el grupo de ejercicio.
Los ensayos no aportaron datos sobre los efectos secundarios graves o no graves. Sin embargo, todos los ensayos informaron que los participantes que realizaron ejercicios no tuvieron efectos secundarios asociados con su práctica. Ninguno de los ensayos aportó datos sobre otras medidas cardiovasculares.
¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?
Es necesario interpretar con cautela los resultados de la revisión, ya que el número de ensayos incluidos es muy limitado y se proporcionaron pocos datos. Se tiene poca confianza en la evidencia porque es muy posible que la mayoría de los ensayos eligieran presentar un subconjunto de resultados de su estudio omitiendo los desenlaces completos, como ocurrió en dos estudios que presentaron solo el abandono selectivo de algunos participantes que diferían de los que permanecieron en el estudio. También se observó que faltaron datos sobre desenlaces clínicamente importantes. No se tiene confianza en la evidencia del efecto del entrenamiento con ejercicios que incluya ejercicios aeróbicos, de resistencia o una combinación de ambos sobre el funcionamiento físico (es decir, la capacidad aeróbica y la fuerza muscular) en los receptores de trasplante hepático debido a su alta incertidumbre. Se necesitan ensayos más grandes con una evaluación cegada de los desenlaces (proceso de ocultar la identidad del grupo de tratamiento a los evaluadores de los desenlaces), diseñados según las guías de los protocolos de los ensayos clínicos y las recomendaciones para informar los ensayos aleatorizados.
¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?
La revisión incluye ensayos publicados hasta el 2 de septiembre de 2022.
Sobre la base de evidencia de certeza muy baja en esta revisión sistemática, no está claro cómo el entrenamiento con ejercicios (aeróbicos, ejercicios de resistencia o ambos) influye en la mortalidad, la calidad de vida relacionada con la salud ni el funcionamiento físico (es decir, la capacidad aeróbica y la fuerza muscular) en los receptores de trasplante hepático. Hubo pocos datos sobre la combinación de mortalidad cardiovascular y enfermedad cardiovascular, la enfermedad cardiovascular posterior al trasplante y los eventos adversos. Se necesitan ensayos más grandes con una evaluación cegada de los desenlaces, diseñados según la declaración SPIRIT e informados según la declaración CONSORT.
El hallazgo de que el ejercicio está inversamente relacionado con el síndrome metabólico después del trasplante es novedoso e indica que las intervenciones relacionadas con el ejercicio podrían ayudar a reducir las complicaciones del síndrome metabólico en los receptores de un trasplante hepático. El uso del ejercicio para aumentar los niveles diarios de actividad física mediante sesiones de entrenamiento más frecuentes, de mayor intensidad y de mayor duración, o la suma de estos componentes, puede ser necesario para contrarrestar los efectos previos al trasplante de actividad reducida y alteraciones metabólicas, y la inmunosupresión posterior al trasplante, así como para mejorar el funcionamiento físico y la capacidad aeróbica tras el trasplante de hígado. La actividad física regular repercute positivamente a largo plazo en la recuperación tras diversas intervenciones quirúrgicas, incluido el trasplante, dando a las personas la oportunidad de volver a una vida activa con sus familias, en la sociedad y en su vida profesional. Del mismo modo, el entrenamiento específico de la fuerza muscular puede atenuar la pérdida de fuerza tras un trasplante de hígado.
Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones con ejercicios en adultos después de un trasplante hepático en comparación con ningún ejercicio, intervenciones simuladas u otro tipo de ejercicio.
Se utilizaron los métodos exhaustivos estándar de búsqueda de Cochrane. La última fecha de búsqueda fue el 2 de septiembre de 2022.
Se incluyeron los ensayos clínicos aleatorizados en receptores de trasplante hepático que compararan cualquier tipo de ejercicio con ningún ejercicio, intervenciones simuladas u otro tipo de ejercicio.
Se utilizaron los métodos estándar de Cochrane. Los desenlaces principales de la revisión fueron: 1. mortalidad por todas las causas; 2. eventos adversos graves; y 3. calidad de vida relacionada con la salud. Los desenlaces secundarios fueron 4. una combinación de mortalidad cardiovascular y enfermedad cardiaca; 5. capacidad aeróbica; 6. fuerza muscular; 7. morbilidad; 8. eventos adversos no graves; y 9. enfermedad cardiovascular posterior al trasplante. Se evaluó el riesgo de sesgo de los ensayos individuales mediante RoB 1, se describieron las intervenciones mediante la lista de verificación TIDieR y se utilizó el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia.
Se incluyeron tres ensayos clínicos aleatorizados. Los ensayos asignaron al azar a 241 adultos con trasplante de hígado, de los cuales 199 participantes completaron los ensayos. Los ensayos se realizaron en EE. UU., España y Turquía. Compararon el ejercicio versus la atención habitual. La duración de las intervenciones osciló entre dos y diez meses. Un ensayo informó que el 69% de los participantes que recibieron la intervención de ejercicios cumplieron con la prescripción de ejercicios. Un segundo ensayo informó una adherencia del 94% al programa de ejercicios, con participantes que asistieron a 45/48 sesiones. El ensayo restante informó una adherencia del 96,8% a la intervención de ejercicio durante el periodo de hospitalización.
Dos ensayos recibieron financiación; uno del National Center for Research Resources (EE. UU.) y el otro del Instituto de Salud Carlos III (España) . El ensayo restante no recibió financiación.
Todos los ensayos tenían un riesgo general alto de sesgo, derivado del alto riesgo de sesgo de notificación selectiva y sesgo de desgaste en dos ensayos. Los resultados sobre la mortalidad por todas las causas mostraron un mayor riesgo de muerte en el grupo de ejercicio en comparación con el grupo control, pero estos resultados son muy inciertos (razón de riesgos [RR] 3,14; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,74 a 13,37; dos ensayos, 165 participantes; I² = 0%; evidencia de certeza muy baja). Los ensayos no proporcionaron datos sobre los eventos adversos graves, excluida la mortalidad ni los eventos adversos no graves. Sin embargo, todos los ensayos informaron que no hubo efectos adversos asociados con el ejercicio. No está claro si el ejercicio comparado con la atención habitual tiene un efecto beneficioso o perjudicial sobre la calidad de vida relacionada con la salud evaluada mediante la subescala Funcionamiento físico del cuestionario de salud 36-item Short Form al final de la intervención (diferencia de medias [DM] 10,56; IC del 95%: -0,12 a 21,24; dos ensayos, 169 participantes; I² = 71%; evidencia de certeza muy baja). Ninguno de los ensayos proporcionó datos sobre el desenlace combinado de mortalidad cardiovascular y enfermedad cardiovascular, ni sobre la enfermedad cardiovascular posterior al trasplante. No está claro si hay diferencias en la capacidad aeróbica en términos de VO 2max al final de la intervención entre los grupos (DM 0,80; IC del 95%: -0,80 a 2,39; tres ensayos, 199 participantes; I² = 0%; evidencia de certeza muy baja). Tampoco está claro si hay diferencias en la fuerza muscular al final de la intervención entre los grupos (DM 9,91; IC del 95%: -3,68 a 23,50; tres ensayos, 199 participantes; I² = 44%; evidencia de certeza muy baja). Un ensayo midió la fatiga percibida mediante la Checklist Individual Strength (CIST). Los participantes del grupo de ejercicio mostraron un menor grado de percepción de la fatiga que fue clínicamente importante en comparación con los participantes del grupo control, con una reducción media de 40 puntos en el CIST (IC del 95%: 15,62 a 64,38; un ensayo, 30 participantes).
Se identificaron tres estudios en curso.
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