¿Cuál es el problema?
El uréter es un conducto que drena la orina desde el riñón hasta la vejiga, donde se almacena hasta que los pacientes van al baño a orinar. Durante una operación de trasplante de riñón, el nuevo riñón se coloca en el interior del paciente y el nuevo uréter se une a la vejiga del paciente. Durante este procedimiento, se introduce una sonda a través de la uretra hasta la vejiga y se deja colocada tras la operación. Una sonda es un tubo estrecho y flexible que permite drenar la orina de la vejiga. La sonda drena continuamente la orina e impide que la vejiga se estire. Se cree que al mantener la vejiga vacía, la conexión entre el nuevo uréter y la vejiga puede cicatrizar mejor. Sin embargo, las sondas pueden introducir bacterias y provocar infecciones de orina. Cuanto más tiempo permanezca la sonda en la vejiga, mayor será el riesgo de contraer una infección. Las infecciones urinarias pueden ser muy problemáticas para los pacientes con trasplante, ya que necesitan tomar medicamentos que suprimen su sistema inmunitario. Estos medicamentos inmunosupresores hacen que los pacientes tengan muchas dificultades para combatir las infecciones. En la actualidad, no se sabe cuál es el mejor momento para retirar la sonda. Se desea averiguar cuál es para poder reducir el riesgo de infecciones urinarias debido a las sondas y, al mismo tiempo, permitir que la conexión entre la vejiga y el nuevo uréter cicatrice.
¿Qué se hizo?
Este estudio fue diseñado para revisar todos los estudios de investigación publicados anteriormente en esta área y determinar la respuesta a esta pregunta. Se identificaron dos estudios, que incluyeron a 197 personas que habían recibido un trasplante de riñón.
¿Qué se encontró?
No está claro si el número de pacientes con bacterias en la orina fue diferente en los pacientes a los que se les retiró la sonda menos de cinco días después de la operación en comparación con los pacientes a los que se les retiró la sonda más de cinco días después de la operación. En general, los estudios identificados para esta revisión fueron de calidad deficiente.
Conclusiones
Se necesita un estudio bien diseñado y de calidad alta que investigue cuál es el mejor momento para retirar la sonda a los pacientes tras una operación de trasplante renal.
Se requiere un ECA de calidad alta y bien diseñado para comparar la efectividad del retiro precoz de la sonda versus el retiro tardío en los pacientes tras un trasplante renal. En la actualidad, no hay evidencia suficiente que indique alguna diferencia entre el retiro precoz y tardío de la sonda después del trasplante, y los estudios de investigación fueron en general de calidad deficiente.
El tratamiento óptimo de la insuficiencia renal terminal es el trasplante de riñón. Durante la operación, se introduce una sonda en la vejiga, que permanece en el posoperatorio para permitir el drenaje de la vejiga. Esto disminuye la tensión de la anastomosis cistoureteral y favorece la cicatrización. Por desgracia, las sondas urinarias pueden suponer un riesgo de infección para los pacientes, ya que permiten la entrada de bacterias en la vejiga, lo que trae como resultado una infección urinaria (IU). Cuanto más tiempo permanezca colocada la sonda, mayor será el riesgo de desarrollar una IU. No existe un enfoque consensuado sobre el tiempo que debe permanecer colocada la sonda tras el trasplante. Además, se cree que los diferentes momentos de retiro de la sonda están asociados a diferentes incidencias de IU y a complicaciones posoperatorias, como la rotura anastomótica.
Esta revisión tuvo como objetivo comparar los pacientes a los que se les retiró la sonda < 5 días después de la cirugía de trasplante renal con los pacientes a los que se les retiró la sonda ≥ 5 días después del trasplante. Las medidas de desenlace principales entre los dos grupos incluyeron: la incidencia de IU sintomáticas, la incidencia de bacteriuria asintomática y la incidencia de complicaciones urológicas importantes que requirieron intervención y tratamiento.
Se realizaron búsquedas en el registro de estudios del Grupo Cochrane de Riñón y trasplante (Cochrane Kidney and Transplant) hasta el 13 de abril de 2023, mediante contacto con el documentalista y con el uso de términos de búsqueda relevantes para esta revisión. Los estudios en el registro se identifican mediante búsquedas en CENTRAL, MEDLINE y EMBASE, en resúmenes de congresos, en el portal de búsqueda de la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) y en ClinicalTrials.gov.
Fueron elegibles para inclusión todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados que compararon el momento de extracción de la sonda después del trasplante. Se incluyeron todos los tipos de donantes y todos los receptores, independientemente de la edad, los datos demográficos o el tipo de sonda urinaria utilizada.
Dos autores examinaron los resultados de la búsqueda bibliográfica para determinar si cumplían los criterios de inclusión. El retiro de la sonda urinaria antes de los cinco días (120 horas) se designó como "retiro precoz" y cualquier retiro posterior como "retiro tardío". La calidad de los estudios se evaluó mediante la herramienta de riesgo de sesgo. El desenlace principal de interés fue la incidencia de bacteriuria asintomática. Se realizaron análisis estadísticos con el modelo de efectos aleatorios y los resultados se informaron como riesgo relativo (RR) con intervalos de confianza (IC) del 95%. La confianza en la evidencia se evaluó mediante el método GRADE (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation por sus siglas en inglés).
En el análisis se incluyeron dos estudios (197 pacientes). Un estudio constó de un artículo completo y el otro fue un resumen de congreso con información muy limitada. En general, el riesgo de sesgo en los estudios incluidos fue alto o incierto.
No está claro si el retiro precoz versus tardío de la sonda urinaria supuso alguna diferencia en la incidencia de bacteriuria asintomática (RR 0,89; IC del 95%: 0,17 a 4,57; participantes = 197; I 2 = 88%; evidencia de certeza muy baja). Se careció de datos sobre otros desenlaces, como la incidencia de IU y la incidencia de complicaciones urológicas graves. Además, el seguimiento de los pacientes entre los estudios fue breve, y ningún paciente tuvo un seguimiento superior a un mes.
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