Se planificó determinar el efecto de las ecografías ordinarias al principio del embarazo (antes de las 24 semanas). Esta ecografía se comparó con ninguna ecografía, o con hacerla solo cuando se sospechaba un problema clínico, por ejemplo, si la mujer tenía una hemorragia vaginal, o el feto tenía un alto riesgo de tener una anomalía.
¿Cuál es el problema?
Las ecografías envían ondas sonoras de alta frecuencia dirigidas a la zona que se examina y utilizan el sonido reflejado para crear una imagen. Esta revisión considera dos tipos de ecografías en la primera mitad del embarazo. Las ecografías tempranas (antes de las 14 semanas) tienen como objetivo principal contar el número de fetos, comprobar que crecen en el lugar correcto y verificar las fechas del embarazo. En las ecografías posteriores, que suelen realizarse entre las semanas 18 y 24, se vuelve a comprobar todo lo anterior y también se examina la anatomía del feto y si la placenta está en el lugar correcto. Ambos tipos de ecografía podrían causar ansiedad a los padres y un diagnóstico falso positivo podría ser perjudicial. El objetivo de esta revisión es comparar las ecografías ordinarias con las selectivas o con ninguna ecografía.
¿Por qué es esto importante?
Se ha asumido que las ecografías ordinarias antes de las 24 semanas de gestación permitirán detectar antes los problemas y mejorar el tratamiento y el desenlace del embarazo. La alternativa son las ecografías selectivas por motivos específicos.
¿Qué evidencia se encontró?
Se buscaron ensayos controlados aleatorizados. Se encontraron 13 estudios que incluyeron a 85 265 mujeres. Se incluyeron dos comparaciones principales.
Ecografía temprana ordinaria
Las ecografías en las primeras 14 semanas redujeron las preocupaciones maternas a corto plazo sobre el embarazo. No hubo evidencia de un efecto claro sobre la inducción del parto para evitar que el embarazo se prolongue, la pérdida del feto, el parto prematuro (antes de las 34 semanas) o que las madres optaran por la interrupción debido a anomalías del feto.
Ecografía ordinaria más tardía
Las ecografías del segundo trimestre, entre las semanas 14 y 24, aumentaron la detección de anomalías en el feto, y un mayor número de mujeres optó por la interrupción del embarazo por este motivo. No hubo evidencia de un efecto sobre la pérdida perinatal. Se redujo la inducción del parto para evitar que el embarazo se prolongara. Ningún estudio informó cómo afectó esto a la ansiedad materna. Los embarazos múltiples tuvieron más probabilidades de ser detectados a las 24 semanas. El seguimiento a largo plazo de los niños expuestos a estas ecografías no indicó que fueran perjudiciales para el desarrollo físico o intelectual de los niños.
También se encontró un ensayo de un grupo de países de ingresos bajos y medios, que comparó una combinación de dos ecografías y la formación especializada de los profesionales sanitarios y la derivación de las mujeres con complicaciones, con ecografías selectivas y atención habitual. La intervención no alteró el número de mujeres que dieron a luz en un hospital con servicio de cesárea. Tampoco pareció reducir las muertes maternas ni el número de recién nacidos con bajo peso al nacer, aunque la evidencia no estuvo clara.
También se encontró un ensayo en el que todas las mujeres se sometieron a ecografías, pero los resultados se les revelaron a los profesionales sanitarios en la mitad de los casos. Este ensayo no mostró un efecto importante de revelar los resultados de la ecografía, pero la evidencia fue muy incierta.
La mayoría de los estudios se realizaron en una fase relativamente temprana del desarrollo de la tecnología ecográfica y cuando la capacitación en su uso estaba menos avanzada. En la mayoría de los ensayos, una gran proporción de las mujeres de los grupos control también recibieron una ecografía.
¿Qué significa esto?
Las ecografías tempranas probablemente reducen las preocupaciones maternas sobre el feto a corto plazo. Las ecografías posteriores podrían reducir la inducción del parto para evitar que el embarazo se prolongue. También podrían mejorar la detección de anomalías importantes en el feto y aumentar el número de mujeres que eligen la interrupción del embarazo por este motivo. También podrían reducir el número de embarazos gemelares no detectados. Todos estos hallazgos coinciden con el sentido común.
Aunque ninguno de los dos tipos de ecografía parece alterar otros desenlaces importantes, esta revisión podría subestimar el efecto en la práctica moderna porque los ensayos fueron en su mayoría de una época relativamente temprana del desarrollo de la tecnología ecográfica y muchas participantes de los grupos control también se sometieron a ecografías.
Las ecografías tempranas probablemente reducen la ansiedad materna a corto plazo.
Las ecografías posteriores podrían reducir la inducción del trabajo de parto debido a posmadurez. Podrían mejorar la detección de anomalías fetales importantes y aumentar el número de mujeres que eligen la interrupción del embarazo por este motivo. También podrían reducir el número de embarazos gemelares no detectados. Todos estos hallazgos concuerdan con los datos observacionales.
Ningún tipo de ecografía parece alterar otros desenlaces maternos o fetales importantes, pero la presente revisión podría subestimar el efecto en la práctica moderna porque los ensayos fueron en su mayoría de una época relativamente temprana del desarrollo de la tecnología, y muchas participantes control también se sometieron a ecografías. Los ensayos tampoco tuvieron el poder estadístico suficiente para mostrar un efecto sobre otros desenlaces maternos o fetales importantes.
La exploración ecográfica del embarazo antes de las 24 semanas de gestación podría dar lugar a una datación más precisa y a un diagnóstico más temprano de alguna patología, pero también podría dar una falsa seguridad. Se puede utilizar para monitorizar el desarrollo o diagnosticar afecciones en el feto. Esta revisión compara el efecto de la exploración ecográfica ordinaria o universal, realizada antes de las 24 semanas completas de gestación, con la exploración ecográfica selectiva o sin ella.
Evaluar el efecto de la ecografía ordinaria del embarazo antes de las 24 semanas como parte de un programa de cribado, en comparación con la ecografía selectiva o ninguna ecografía, sobre el diagnóstico precoz de la localización anormal del embarazo, la interrupción debido a anomalía congénita del feto, el embarazo múltiple, los desenlaces maternos y el compromiso fetal posterior.
Evaluar el efecto de la ecografía del primer trimestre (antes de las 14 semanas) y del segundo trimestre (14 a 24 semanas), por separado.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Embarazo y parto (Cochrane Pregnancy and Childbirth), en ClinicalTrials.gov y en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos (ICTRP) de la Organización Mundial de la Salud el 11 de agosto de 2020. También se examinaron las listas de referencias de los estudios identificados.
Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA), ensayos controlados cuasialeatorizados, ECA por conglomerados y ECA publicados en forma de resumen. Se incluyeron todos los ensayos con mujeres embarazadas a las que se les realizó una ecografía ordinaria o revelada versus una ecografía selectiva, ninguna ecografía o una ecografía cegada, antes de las 24 semanas de gestación. Todos los estudios elegibles se examinaron para comprobar su integridad científica y su fiabilidad.
Dos autores de la revisión de forma independiente evaluaron la elegibilidad de los ensayos y el riesgo de sesgo, extrajeron los datos y comprobaron la exactitud de los datos extraídos. Dos autores de la revisión de forma independiente utilizaron el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia para cada desenlace
Esta revisión incluyó datos de 13 ECA con 85 265 mujeres. La revisión incluyó cuatro comparaciones. Cuatro ensayos se consideraron con bajo riesgo de sesgo para la generación de la secuencia y para la ocultación de la asignación, y dos con alto riesgo. La naturaleza de la intervención impidió cegar a las mujeres y al personal que las atendía a la asignación del tratamiento. La deserción de la muestra fue baja en la mayoría de los ensayos y los datos de los desenlaces estuvieron disponibles para la mayoría de las mujeres. Muchos ensayos se realizaron antes de que fuera habitual el registro de los ensayos y la publicación de los protocolos.
Ecografía ordinaria del primer trimestre versus ecografía selectiva: cuatro estudios, 1791 mujeres de Australia, Canadá, EE.UU. y Reino Unido.
Las ecografías del primer trimestre probablemente reducen la ansiedad materna a corto plazo sobre el embarazo (razón de riesgos [RR] 0,80; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,65 a 0,99; evidencia de certeza moderada). No existe información sobre si se mantuvo la reducción.
No está clara la evidencia sobre el efecto de las ecografías del primer trimestre en la pérdida perinatal (RR 0,97; IC del 95%: 0,55 a 1,73; 648 participantes; un estudio; evidencia de certeza baja) o en la inducción del parto debido a posmadurez (RR 0,83; IC del 95%: 0,50 a 1,37; 1474 participantes; tres estudios; evidencia de certeza baja).
No se informó del efecto de la ecografía ordinaria del primer trimestre sobre el parto antes de las 34 semanas o la interrupción del embarazo debido a anomalías fetales.
Ecografía ordinaria del segundo trimestre versus ecografía selectiva: siete estudios, 36 053 mujeres de EE.UU., Finlandia, Noruega, Sudáfrica, y Suecia.
Las ecografías del segundo trimestre probablemente suponen poca diferencia con respecto a la pérdida perinatal (RR 0,98; IC del 95%: 0,81 a 1,20; 17 918 participantes, tres estudios; evidencia de certeza moderada) o la muerte fetal (RR 0,97; IC del 95%: 0,66 a 1,42; 29 584 participantes, tres estudios; evidencia de certeza baja).
Las ecografías del segundo trimestre podrían reducir la inducción del trabajo de parto debido a posmadurez (RR 0,48; IC del 95%: 0,31 a 0,73; 24 174 participantes, seis estudios; evidencia de certeza baja), presumiblemente por una datación más precisa.
La ecografía ordinaria del segundo trimestre podría mejorar la detección del embarazo múltiple (RR 0,05; IC del 95%: 0,02 a 0,16; 274 participantes, cinco estudios; evidencia de certeza baja).
La ecografía ordinaria del segundo trimestre podría aumentar la detección de anomalías fetales importantes antes de las 24 semanas (RR 3,45; IC del 95%: 1,67 a 7,12; 387 participantes, dos estudios; evidencia de certeza baja) y probablemente aumenta el número de mujeres que interrumpen el embarazo debido a anomalías importantes (RR 2,36; IC del 95%: 1,13 a 4,93; 26 893 participantes, cuatro estudios; evidencia de certeza moderada ).
El seguimiento a largo plazo de los niños expuestos a las ecografías antes del parto no indicó efectos perjudiciales en el desarrollo físico o intelectual de los niños (RR 0,77; IC del 95%: 0,44 a 1,34; 603 participantes, un estudio; evidencia de certeza baja).
No se informó del efecto de la ecografía ordinaria del segundo trimestre sobre el parto antes de las 34 semanas o la ansiedad materna.
Atención estándar más dos ecografías y derivación por complicaciones versus atención estándar: un ECA por conglomerados, 47 431 mujeres de la República Democrática del Congo, Guatemala, Kenia, Pakistán y Zambia.
Este ensayo incluyó una cointervención, la formación del personal sanitario y la derivación por complicaciones y, por lo tanto, se evaluó por separado.
La atención estándar del embarazo más dos ecografías, y la formación y derivación en caso de complicaciones, versus la atención estándar, probablemente supone una pequeña diferencia en cuanto a si las mujeres con complicaciones dan a luz en un entorno de riesgo adecuado, con instalaciones para la realización de cesáreas (RR 1,03; IC del 95%: 0,89 a 1,19; 11 680 participantes; evidencia de certeza moderada). La intervención probablemente tampoco da lugar a diferencia alguna en cuanto al bajo peso al nacer (< 2500 g) (RR 1,01; IC del 95%: 0,90 a 1,13; 47 312 participantes; evidencia de certeza moderada). La evidencia sobre si la intervención comunitaria (incluyendo la ecografía) da lugar a alguna diferencia en la mortalidad materna es muy incierta (RR 0,92; IC del 95%: 0,55 a 1,55; 46 768 participantes; evidencia de certeza baja).
Resultados ecográficos revelados (comunicados a la paciente y al médico) versus resultados ecográficos cegados (para la paciente y para el médico en cualquier momento antes de las 24 semanas): un estudio, 1095 mujeres del Reino Unido.
La evidencia fue muy incierta para todos los resultados relacionados con la ecografía revelada versus la cegada (evidencia de certeza muy baja).
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