Terapia nutricional para la reducción de la discapacidad y la mejoría de las actividades cotidianas en las personas después de un accidente cerebrovascular

Mensajes clave

° La terapia nutricional con suplementos energéticos y proteicos orales podría mejorar las actividades cotidianas (evidencia muy incierta).

° La terapia nutricional con suplementos energéticos y proteicos orales podría no reducir la discapacidad (evidencia incierta).

° Se identificaron varios tipos de intervenciones nutricionales para la discapacidad y las actividades cotidianas. Se necesitan más estudios de calidad alta para determinar el efecto de cada tipo de terapia nutricional sobre la discapacidad y las actividades cotidianas de las personas tras un ictus.

¿Qué es un ictus?

Un ictus se produce cuando se interrumpe o reduce el riego sanguíneo a una parte del cerebro. Hay tres tipos principales de ictus: el ictus isquémico, que se produce cuando un coágulo de sangre bloquea o estrecha una arteria que irriga el cerebro; el ictus hemorrágico, que se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe, provocando una hemorragia cerebral; y la hemorragia subaracnoidea, que se produce cuando hay una hemorragia en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo rodea (espacio subaracnoideo).

¿Qué es la terapia nutricional?

La terapia nutricional es una intervención que utiliza nutrientes como proteínas, vitaminas y suplementos energéticos para las comidas diarias y entre comidas, e incluye atención nutricional según el estado de cada paciente. Las personas que padecen o han padecido una enfermedad suelen recibir terapia nutricional.

¿Por qué es necesario centrarse específicamente en la terapia nutricional de las personas que han sufrido un ictus?

Los pacientes con ictus sufren fácilmente desnutrición porque no reciben suficiente energía y nutrientes como consecuencia de las deficiencias. Los pacientes con ictus suelen presentar problemas físicos y cognitivos, y el estado nutricional puede afectar su mejoría.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quiso averiguar si la terapia nutricional reduce la discapacidad y mejora las actividades cotidianas de las personas tras un ictus.

¿Qué se hizo?

Se realizaron búsquedas en la bibliografía médica de todos los ensayos aleatorizados realizados sobre terapia nutricional en personas después de un ictus. También se evaluó si la terapia nutricional es segura en términos de efectos no deseados. Los resultados de estos estudios se compararon y resumieron, y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se identificaron 52 estudios con 11 926 participantes. Treinta y seis estudios se realizaron con pacientes que presentaban ictus agudo (en el transcurso de 14 días desde el inicio del ictus), 10 con pacientes con ictus subagudo (en el transcurso de 6 meses, desde 14 días después del inicio del ictus), tres con pacientes con ictus agudo y subagudo, y tres con pacientes con ictus crónico (después de 6 meses desde el inicio del ictus). El tipo de ictus investigado fue isquémico en 23 estudios, hemorrágico en tres estudios, hemorragia subaracnoidea (HSA) en tres estudios e ictus isquémico o hemorrágico con HSA en 23 estudios. En esta revisión se identificaron 25 tipos de intervenciones nutricionales. El número de estudios que evaluaron la discapacidad y las AC como desenlaces fue de 9 y 17, respectivamente.

En la intervención principal de utilizar suplementos energéticos y proteicos orales, se identificaron seis estudios.
Se determinó que la terapia nutricional con suplementos energéticos y proteicos orales:

- podría no reducir la discapacidad; sin embargo, la evidencia es incierta

- podría mejorar las actividades cotidianas; sin embargo, la evidencia es muy incierta

En otros desenlaces, la terapia nutricional con el uso de suplementos energéticos y proteicos orales:

- podría mejorar el estado nutricional en el aumento de peso; sin embargo, la evidencia es muy incierta

- podría no disminuir el riesgo de muerte por cualquier causa; sin embargo, la evidencia es incierta

- se asoció con una mayor incidencia de diarrea e hiperglucemia (exceso de azúcar [glucosa] en sangre) o hipoglucemia (falta de glucosa en sangre); sin embargo, la evidencia es incierta

No se encontraron estudios que utilizaran suplementos energéticos y proteicos orales que informaran sobre la velocidad de la marcha ni la calidad de vida.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

No se tiene confianza en la evidencia relacionada con la reducción de la discapacidad y la mejoría de las actividades cotidianas por las siguientes razones:

- Los pacientes de la mayoría de los estudios eran conscientes de la intervención que recibían.

- Los profesionales sanitarios y los evaluadores de los desenlaces conocían las intervenciones que recibían los pacientes.

- La mayoría de los estudios que evaluaron las AC (actividades cotidianas) no describieron sus métodos con suficiente detalle.

- El efecto podría diferir según el tipo de ictus, el tiempo transcurrido desde el inicio del ictus y el estado nutricional al comienzo de la terapia nutricional, pero no fue posible evaluar lo suficiente esas diferencias debido al escaso número de estudios.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta el 19 de febrero de 2024.

Conclusiones de los autores: 

No está claro el efecto del tratamiento nutricional, incluidos los suplementos energéticos y proteicos orales y otros suplementos identificados en esta revisión, sobre la reducción de la discapacidad ni la mejoría de las AC en las personas después de un accidente cerebrovascular. Se evaluaron diversas intervenciones nutricionales en los desenlaces de los estudios incluidos, y casi todos los estudios tenían tamaños muestrales pequeños. Esto dificultó la realización de metanálisis y redujo la precisión de la evidencia. Además, la mayoría de los estudios presentaron problemas de riesgo de sesgo, especialmente en cuanto a la falta de cegamiento e información poco clara. En cuanto a los eventos adversos, la intervención con suplementos energéticos y proteicos orales se asoció con un mayor número de eventos adversos, como diarrea, hiperglucemia e hipoglucemia, en comparación con la atención habitual. Sin embargo, la calidad de la evidencia fue baja. Debido a la certeza baja de la mayoría de la evidencia de esta revisión, se necesitan más estudios de investigación. Los estudios de investigación futuros se deben centrar en intervenciones nutricionales específicas para reducir la discapacidad y mejorar las AC basadas en un fundamento teórico en personas después de un accidente cerebrovascular, y es necesario mejorar la metodología y los informes.

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Antecedentes: 

Los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular suelen presentar discapacidades que interfieren significativamente en su día a día. El estado nutricional deficiente es un problema común entre estos pacientes, y la desnutrición puede afectar gravemente a su recuperación funcional tras el accidente cerebrovascular. Por lo tanto, la terapia nutricional es fundamental en el control de los desenlaces del accidente cerebrovascular. Sin embargo, sus efectos sobre la discapacidad, las actividades cotidianas (AC) y otros desenlaces críticos no se han estudiado a fondo.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de la terapia nutricional en la reducción de la discapacidad y la mejoría de las AC en pacientes tras un accidente cerebrovascular.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en los registros de ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes cerebrovasculares (Cochrane Stroke Group), en CENTRAL, MEDLINE (desde 1946), Embase (desde 1974), CINAHL (desde 1982) y AMED (desde 1985) hasta el 19 de febrero de 2024. También se realizaron búsquedas en ensayos y registros de investigación (ClinicalTrials.gov, Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud) y en las listas de referencias de los artículos.

Criterios de selección: 

Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que compararon la terapia nutricional con placebo, la atención habitual o un tipo de terapia nutricional en personas después de un accidente cerebrovascular. La terapia nutricional se definió como la administración de nutrientes suplementarios, que incluyen suplementos energéticos, proteicos, aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas y minerales, a través de métodos orales, enterales o parenterales. Como comparador, un tipo de terapia nutricional se refiere a todas las formas de terapias nutricionales, excluyendo la terapia nutricional específica definida para su uso en el grupo de intervención.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizó Screen4Me de Cochrane para evaluar los resultados iniciales de la búsqueda. Dos autores de la revisión examinaron de forma independiente las referencias que cumplían los criterios de inclusión, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo y la certeza de la evidencia mediante el sistema GRADE. Se calculó la diferencia de medias (DM) o la diferencia de medias estandarizada (DME) para los datos continuos y el odds ratio (OR) para los datos dicotómicos, con intervalos de confianza (IC) del 95%. La heterogeneidad se evaluó con el estadístico I 2 . Los desenlaces principales fueron la discapacidad y las AC. También se evaluaron como desenlaces secundarios la marcha, el estado nutricional, la mortalidad por todas las causas, la calidad de vida, la fuerza muscular de manos y piernas, la función cognitiva, el rendimiento físico, la recurrencia del accidente cerebrovascular, la función de deglución, el deterioro neurológico y la aparición de complicaciones (eventos adversos).

Resultados principales: 

Se identificaron 52 ECA elegibles con 11 926 participantes. Treinta y seis estudios se realizaron en la fase aguda, 10 en la fase subaguda, tres en las fases aguda y subaguda, y tres en la fase crónica. Veintitrés estudios incluyeron pacientes con accidente cerebrovascular isquémico, tres incluyeron pacientes con accidente cerebrovascular hemorrágico, tres incluyeron pacientes con hemorragia subaracnoidea (HSA) y 23 incluyeron pacientes con accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico que incluía HSA. Se utilizaron 25 tipos de suplementos nutricionales como intervención. Nueve estudios evaluaron la discapacidad y 17 las AC como desenlaces.

En la intervención que utilizó suplementos energéticos y proteicos orales, que fue la intervención principal de esta revisión, se incluyeron seis estudios. Los resultados de los siete desenlaces analizados (discapacidad, AC, cambio de peso corporal, mortalidad por cualquier causa, velocidad de la marcha, calidad de vida e incidencia de complicaciones [eventos adversos]) fueron los siguientes: No hubo evidencia de diferencias en la reducción de la discapacidad cuando el "buen estado" se definió como una puntuación mRS de 0 a 2 (para el "buen estado": OR 0,97; IC del 95%: 0,86 a 1,10; un ECA, 4023 participantes; evidencia de certeza baja). Los suplementos energéticos y proteicos orales podrían mejorar las AC según lo indicado por un aumento en la puntuación motora de la FIM (Functional Independence Measure), pero la evidencia es muy incierta (DM 8,74; IC del 95%: 5,93 a 11,54; dos ECA, 165 participantes; evidencia de certeza muy baja). Los suplementos energéticos y proteicos orales podrían aumentar el peso corporal, pero la evidencia es muy incierta (DM 0,90; IC del 95%: 0,23 a 1,58; tres ECA, 205 participantes; evidencia de certeza muy baja). No hubo evidencia de una diferencia en la reducción de la mortalidad por todas las causas (OR 0,57; IC del 95%: 0,14 a 2,28; dos ECA, 4065 participantes; evidencia de certeza baja). En cuanto a la velocidad de la marcha y la calidad de vida, no se identificaron estudios. Con respecto a la incidencia de complicaciones (eventos adversos), no hubo evidencia de diferencias en la incidencia de infecciones, incluidas neumonía, infecciones urinarias y sepsis (OR 0,68; IC del 95%: 0,20 a 2,30; un ECA, 42 participantes; evidencia de certeza muy baja). La intervención se asoció con una mayor incidencia de diarrea en comparación con la atención habitual (OR 4,29; IC del 95%: 1,98 a 9,28; un ECA, 4023 participantes; evidencia de certeza baja) y la aparición de hiperglucemia o hipoglucemia (OR 15,6; IC del 95%: 4,84 a 50,23; un ECA, 4023 participantes; evidencia de certeza baja).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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