Las personas con fibrosis quística son particularmente susceptibles a las infecciones respiratorias, por lo que es importante encontrar tratamientos para estas infecciones. Una revisión Cochrane del Grupo Cochrane de Fibrosis quística y enfermedades genéticas examina la evidencia sobre el uso de antibióticos en personas con esta afección y en este podcast se habla sobre sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Andrea Cervera del Centro Cochrane Iberoamericano.
Las personas con fibrosis quística son particularmente susceptibles a las infecciones respiratorias, por lo que es importante encontrar tratamientos para estas infecciones. Una revisión Cochrane del Grupo Cochrane de Fibrosis quística y enfermedades genéticas examina la evidencia sobre el uso de antibióticos en personas con esta afección y en este podcast se habla sobre sus hallazgos.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García y locutado por Andrea Cervera del Centro Cochrane Iberoamericano.
La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria que afecta a unas 70 000 personas en todo el mundo y que causa dificultades para eliminar la mucosidad de las vías respiratorias, provocando infecciones respiratorias recurrentes. Éstas pueden hacerse crónicas, lo que ocurre con frecuencia con un germen común llamado Pseudomonas aeruginosa. A los veinte años, la mayoría de las personas con fibrosis quística tendrán una infección crónica por Pseudomonas en los pulmones. Esto ocasiona ingresos frecuentes en el hospital, un empeoramiento de la tos y otros síntomas, que incluyen un deterioro de la calidad de vida y una reducción de la esperanza de vida.
Cuando la infección aparece por primera vez, se puede erradicar con antibióticos pero, una vez que se ha afianzado, es imposible deshacerse de la Pseudomonas. Por este motivo, los equipos médicos comprueban la presencia de Pseudomonas cada vez que ven a un paciente con fibrosis quística y, si detectan la infección, le administran antibióticos para erradicarla. Sin embargo, aunque esto es eficaz a corto plazo, la infección por Pseudomonas suele reaparecer y, con el tiempo, se suele producir una infección crónica.
Esta revisión Cochrane pretendía comprobar si las estrategias antibióticas pueden erradicar la Pseudomonas y prevenir la infección crónica. Se quería analizar si algún tipo de tratamiento es mejor que otro, y observar cualquier efecto secundario no deseado. Se consideraron los ensayos en los que los antibióticos intravenosos, orales o inhalados se compararon con placebo o ningún tratamiento, así como los estudios directos que compararon una combinación de antibióticos con otra.
Se encontraron 11 estudios elegibles con un total de aproximadamente 1500 participantes. Cuatro fueron estudios nuevos para esta actualización y ahora se cuenta con el doble de participantes que en la versión de 2017 de la revisión.
Cuatro de los ensayos compararon el tratamiento activo con placebo o ningún tratamiento. La combinación de los resultados de los tres que compararon tobramicina inhalada con placebo mostró una erradicación eficaz al mes y a los dos meses del inicio del tratamiento. El cuarto ensayo probó la colistina inhalada combinada con ciprofloxacina oral y determinó que esta combinación redujo la infección crónica por Pseudomonas a los dos años después del tratamiento de erradicación.
El ensayo TORPEDO 2020 exploró la vía de administración de los antibióticos. Comparó antibióticos intravenosos junto con antibióticos inhalados frente a antibióticos orales junto con antibióticos inhalados. No hubo diferencias en las tasas de erradicación entre los 3 y los 15 meses, lo que significa que es igual de eficaz tratar esta infección con antibióticos orales.
Otros ensayos compararon diferentes duraciones de tratamiento o diferentes combinaciones de antibióticos. Ninguno mostró que un tratamiento en particular fuera claramente mejor o peor que otro, pero, del mismo modo, ningún ensayo fue lo suficientemente grande como para afirmar que un enfoque es tan bueno como otro. Un ensayo comparó 28 días de colistina administrada junto con ciprofloxacina, una combinación ampliamente utilizada en Europa, con la misma duración de tobramicina administrada junto con ciprofloxacina, que es la preferida en Estados Unidos. Ambos tratamientos mostraron tasas similares de erradicación, pero durante el ensayo el número de personas con otro germen causante de infección pulmonar en la fibrosis quística, Stenotrophomonas maltophilia, aumentó en ambos grupos.
En resumen, se sabe que la infección crónica por Pseudomonas reduce la calidad y la esperanza de vida de las personas con fibrosis quística. El tratamiento de erradicación con antibióticos nebulizados, solos o combinados con antibióticos orales, es mejor que ningún tratamiento para la infección temprana por Pseudomonas y la erradicación se podría mantener hasta dos años.
Sin embargo, aún no hay evidencia suficiente para determinar qué estrategia antibiótica se debe utilizar para la erradicación temprana ni si alguna estrategia disminuye la mortalidad o la morbilidad, mejora la calidad de vida o está relacionada con efectos secundarios en comparación con el placebo o con el tratamiento estándar. No se encontraron diferencias en las tasas de erradicación de la Pseudomonas entre los tratamientos activos, pero sí se encontró evidencia de que el tratamiento antibiótico intravenoso no es mejor que el tratamiento antibiótico oral. Los regímenes de erradicación con antibióticos orales podrían reducir la carga del tratamiento y los efectos perjudiciales potenciales que conlleva la administración intravenosa, además de suponer un ahorro significativo en los costes sanitarios.
Si desea acceder a más detalles sobre los ensayos de esta revisión, incluidos los tratamientos específicos que se compararon en los ensayos directos, puede buscar la revisión en la Biblioteca Cochrane con las palabras “Pseudomonas y fibrosis quística”.