La risperidona es uno de los más utilizados de las nuevas generaciones de fármacos antipsicóticos. Esta revisión resume sus efectos en comparación con los antipsicóticos más antiguos. En resumen, la risperidona puede ser clínicamente tan eficaz como las dosis relativamente altas de haloperidol, un resultado que es difícil de interpretar como clínicamente significativo. La risperidona provoca menos efectos adversos que el haloperidol, que es propenso a los efectos secundarios.
La risperidona puede ser más aceptable para los pacientes con esquizofrenia que los antipsicóticos más antiguos y tiene efectos beneficiosos marginales en cuanto a la mejoría clínica limitada. Su perfil de efectos adversos puede ser mejor que el del haloperidol. Con el agregado de más estudios a esta revisión, el sesgo de publicación evidente en las versiones anteriores ya no es un aspecto significativo. Los efectos beneficiosos marginales que pueda tener este fármaco se deben equilibrar con su mayor coste y su mayor tendencia a causar efectos secundarios como el aumento de peso.
Los importantes datos recientes a largo plazo que favorecen el efecto de la risperidona sobre la recaída se deben reproducir por investigadores independientes de los fabricantes del fármaco.
La risperidona es uno de los antipsicóticos de "nueva generación". Además de su renombrada tendencia a causar menos trastornos del movimiento que los fármacos más antiguos, como la clorpromazina y el haloperidol, se señala que la risperidona puede mejorar los síntomas negativos.
Evaluar los efectos de la risperidona para la esquizofrenia en comparación con los fármacos neurolépticos "convencionales".
Las búsquedas electrónicas originales en Biological Abstracts (1980 a 1997), el Registro del Grupo Cochrane de Esquizofrenia (Cochrane Schizophrenia Group) (1997), The Cochrane Library (1997, Número 1), EMBASE (1980 a 1997), MEDLINE (1966 a 1997), PsycLIT (1974 a 1997) y SCISEARCH (1997) se actualizaron con una nueva búsqueda electrónica en las mismas bases de datos en 2002. El término de búsqueda utilizado en la actualización fue idéntico al utilizado en 1997. Se añadieron a la revisión todos los estudios nuevos o las referencias pertinentes. Las referencias de todos los estudios identificados se revisaron en busca de citas de ensayos adicionales. Se estableció comunicación con compañías farmacéuticas y con los autores de los ensayos.
Todos los ensayos aleatorizados que compararon la risperidona con cualquier tratamiento neuroléptico "convencional" en pacientes con esquizofrenia u otras enfermedades mentales graves similares.
Las citas y, en los casos posibles, los resúmenes, se revisaron de forma independiente por los autores de la revisión, se solicitaron los trabajos, se revisaron nuevamente y se evaluó su calidad. Los datos se obtuvieron de manera independiente. Siempre que fue posible, se realizaron análisis de sensibilidad sobre la dosis de la risperidona, el haloperidol y la duración de la enfermedad para los resultados primarios mejoría clínica, efectos secundarios (trastornos del movimiento) y aceptabilidad del tratamiento. Para los datos dicotómicos homogéneos se calculó el riesgo relativo (RR) con intervalos de confianza (IC) del 95%, y cuando fue apropiado, también el número necesario a tratar/para dañar (NNT7NND) sobre la base de la intención de tratar.
A corto plazo, la risperidona tuvo más probabilidades de producir una mejoría en la Positive and Negative Syndrome Scale (PANSS) en comparación con el haloperidol (n = 2368, nueve ECA, RR sin mejoría del 20% 0,72; IC: 0,59 a 0,88; NNT 8). En los estudios a largo plazo se encontró un resultado similar y favorable de la risperidona (n = 859, dos ECA; RR sin mejoría del 20% 0,51; IC: 0,38 a 0,67; NNT 4; n = 675 un ECA, RR sin mejoría del 40% 0,75; IC: 0,66 a 0,84; NNT 5; n = 675, un ECA, RR sin mejoría del 60% 0,90 IC: 0,84 a 0,96; NNT 11). La risperidona también tuvo más probabilidades de reducir la recaída al año de seguimiento, en comparación con el haloperidol (n = 367, un ECA, RR 0,64; IC: 0,41 a 0,99; NNT 7). Menos pacientes asignados a la risperidona abandonaron los estudios antes de su finalización, tanto en los ensayos a corto plazo (n = 3066, 16 ECA, RR 0,76; IC: 0,63 a 0,92; NNT 6) como en los ensayos a largo plazo (n = 1270, cuatro ECA, RR 0,55; IC: 0,42 a 0,73; NNT 4). En el caso de los trastornos del movimiento en general, los resultados favorecieron a la risperidona. Los pacientes a los que se les administró risperidona tuvieron significativamente menos trastornos generales del movimiento (incluidos los efectos secundarios extrapiramidales) que los que recibieron antipsicóticos típicos más antiguos (n = 2702, diez ECA, RR 0,63; IC: 0,56 a 0,71; NNT 3). Un número significativamente menor de pacientes a los que se les administró risperidona utilizaron fármacos antiparkinsonianos (n = 2524, 11 ECA, RR 0,66; IC: 0,58 a 0,74; NNT 4). Sin embargo, con respecto al peso corporal, cuatro estudios (n = 1708) encontraron que los pacientes tenían más probabilidades de aumentar de peso si se les asignaba a la risperidona en comparación con los antipsicóticos típicos (RR 1,55; IC: 1,25 a 1,93; NND 3). No hubo más ni menos probabilidades de presentar problemas sexuales, como disfunción eréctil, con la risperidona que con el haloperidol (n = 106, dos ECA, RR 1,55; IC: 0,58 a 4,20). Finalmente, algunos resultados encontraron que la risperidona tenía más probabilidades de causar rinitis que los antipsicóticos convencionales (n = 656, tres ECA, RR 1,99; IC: 1,24 a 3,19; NND 3).
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