Apnea obstructiva del sueño es la denominación utilizada para describir la interrupción de la respiración normal de las personas durante el sueño. Es causada por el colapso de las vías respiratorias superiores durante el sueño y se asocia de manera estrecha con la obesidad. La base del tratamiento médico es el uso nocturno de un equipo para aplicar presión positiva continua de las vías respiratorias (del inglés CPAP). El equipo envía aire a través de las vías respiratorias superiores por medio de una máscara sobre la boca o la nariz para mantener la garganta abierta. Se efectuaron búsquedas y se revisaron todos los ensayos controlados aleatorizados realizados para evaluar el efecto beneficioso de la CPAP en los pacientes adultos con apnea del sueño. Algunos de los ensayos tenían deficiencias metodológicas, aunque los estudios más recientes han empezado a utilizar formas apropiadas de control. Los resultados generales demuestran que en las personas con apnea del sueño moderada a grave la CPAP puede mejorar las medidas de somnolencia, la calidad de vida y la somnolencia diurna asociada. La CPAP disminuye la presión arterial en comparación con el control, aunque el grado en que se consigue puede depender de si la persona presenta elevación de la presión arterial al comienzo del tratamiento. Para tratar la apnea del sueño también se utilizan dispositivos orales pero, aunque algunas personas los encuentran más convenientes de usar que la CPAP, no parecen ser tan efectivos para mantener las vías respiratorias abiertas durante la noche. Se necesitan ensayos adicionales de buena calidad para definir quién se beneficia, en qué medida y a qué coste. También se necesitan ensayos adicionales para evaluar la efectividad de la CPAP en comparación con otras intervenciones, particularmente las orientadas a la obesidad.
La CPAP es efectiva para disminuir los síntomas de somnolencia y mejorar las medidas de calidad de vida en personas con apnea obstructiva del sueño (AOS) moderada y grave. Es más efectiva que los dispositivos orales para disminuir los trastornos respiratorios en estas personas, pero los desenlaces subjetivos son más equívocos. Ciertas personas tienden a preferir los dispositivos orales a la CPAP cuando ambos son efectivos. Esto puede ser porque ofrecen una manera más conveniente de controlar la AOS. Los datos a corto plazo indican que la CPAP da lugar a una presión arterial inferior que el control. Se necesitan datos a largo plazo de todos los desenlaces para determinar si persisten los efectos beneficiosos iniciales observados en los ensayos clínicos a corto plazo.
La apnea obstructiva del sueño es la reducción periódica (hipopnea) o el cese (apnea) de la respiración debido al estrechamiento u oclusión de las vías respiratorias superiores durante el sueño. El síntoma principal es la somnolencia diurna y se ha indicado que está vinculada con muerte prematura, hipertensión, cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular y accidentes de tráfico.
El tratamiento principal de la apnea del sueño es la presión positiva continua de las vías respiratorias (del inglés CPAP), que requiere un generador de flujo y una máscara. Éstos se utilizan de noche para prevenir la apnea, la hipoxia y los trastornos del sueño. El objetivo fue evaluar los efectos de la CPAP en el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño en adultos.
Se realizaron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Vías respiratorias (Cochrane Airways Group) y en las listas de referencias de los artículos. Se consultó a expertos en el tema. Las búsquedas se realizaron en julio de 2005.
Se incluyeron los ensayos aleatorizados que compararon la CPAP nocturna con un control inactivo o dispositivos orales en adultos con apnea obstructiva del sueño (un índice de apnea e hipopnea mayor de 5 por hora). Los ensayos tuvieron un período mínimo de intervención de dos semanas.
Se evaluó la calidad de los ensayos y dos autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente. Se estableció contacto con los autores de los estudios para obtener la información faltante. Los ensayos de grupos paralelos y de diseño cruzado (crossover) se analizaron por separado.
Treinta y seis ensayos con 1718 personas cumplieron los criterios de inclusión. La calidad de los estudios fue variada. En comparación con el control, la CPAP mostró mejoras significativas en cierta somnolencia objetiva y subjetiva, en las medidas de calidad de vida y la función cognitiva (estudios de grupos paralelos: Epworth sleepiness scale [ESS] -3,83 unidades; IC del 95%: -4,57 a -3,09; estudios cruzados: ESS -1,84 unidades; IC del 95%: -2,57 a -1,11). La presión arterial sistólica y diastólica a las 24 horas fue inferior con la CPAP comparada con el control (ensayos de grupos paralelos). En comparación con los dispositivos orales, la CPAP disminuyó significativamente el índice de apnea e hipopnea (estudios cruzados: -7,97 eventos/hora; IC del 95%: -9,56 a -6,38) y mejoró la eficiencia del sueño (estudios cruzados: 2,31%: IC del 95%: 0,02 a 4,6) y la saturación de oxígeno mínima (4,14%; IC del 95%: 3,25 a 5,03). Los que respondieron a ambos tratamientos expresaron una preferencia mayor por el dispositivo oral. Sin embargo, los participantes tuvieron una mayor probabilidad de abandonar cuando utilizaron los dispositivos orales que con el tratamiento con CPAP.
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