Las personas con enfermedad mental grave pueden presentar episodios de violencia y agresión que pueden amenazar tanto su seguridad como la de sus cuidadores. Estrategias de contención para personas con enfermedades mentales graves para determinar sus efectos, pero no se halló ninguno. Por consiguiente, el uso generalizado de estas estrategias no cuenta con el apoyo de evidencia de ensayos aleatorios, aunque tales estudios son éticos y realizables.
No existe evidencia en los ensayos controlados que apoye los enfoques no farmacológicos actuales de contención de la conducta perturbada o violenta. La práctica diaria se basa en evidencia no proveniente de ensayos clínicos, y resulta difícil justificar su continuación completamente al margen de estudios aleatorios bien diseñados e informados.
El tratamiento de los pacientes con cuadros agudos de alteración durante los períodos de crisis psiquiátricas plantea un desafío especial a los profesionales de salud mental. El desafío consiste en mantener la seguridad al mismo tiempo que se proporciona un ámbito seguro y terapéutico. Los métodos no farmacológicos utilizados en la actualidad para lograr esta meta incluyen una observación especial del paciente, el apaciguamiento, acuerdos de conducta y cierre de las puertas con llave.
Comparar los efectos de diversas estrategias de contención para las personas con una enfermedad mental aguda durante los períodos de crisis psiquiátricos (con la exclusión de la reclusión y aislamiento y del uso de fármacos según prescripción).
Para la actualización de esta revisión en 2006, se realizaron búsquedas en la interfase Ovid de CINAHL, CENTRAL, en el registro del Grupo de Esquizofrenia, EMBASE, MEDLINE y PsycINFO.
Los ensayos controlados aleatorios relevantes que incluyeran pacientes hospitalizados debido a enfermedad mental grave y que compararan intervenciones no farmacológicas destinadas a contener a las personas en riesgo de dañarse a sí mismas o a los demás (por ejemplo, enfoques de cambio de los niveles de observación, salas cerradas con llave, control de la proporción de pacientes por cada miembro del personal, uso de técnicas de apaciguamiento o de acuerdos de conducta).
Se evaluaría de manera fiable la calidad de los ensayos y se extraerían los datos. Se estimarían los riesgos relativos (RR) y los intervalos de confianza (IC) del 95% según un modelo de efectos aleatorios. Si fuese posible, se estimaría el número necesario a tratar (NNT) y el necesario para dañar (NND).
La búsqueda inicial en 1999 identificó más de 2000 informes y la de actualizaciones en 2006 halló 2808 informes adicionales. Sólo seis de dichos informes eran potencialmente relevantes, pero una vez obtenidos, resultó claro que no se los podía incluir. Ninguno de esos informes se centró en métodos no farmacológicos para la contención de la violencia o del daño autoinfligido por las personas con enfermedades mentales graves.
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