El ictus interrumpe el flujo de sangre al cerebro, lo que a menudo provoca que se afecten algunas de sus funciones. Esto puede causar una parálisis persistente de algunas partes del cuerpo u otras dificultades con diversas funciones físicas. Los experimentos realizados en animales han demostrado que las anfetaminas (estimulantes) podrían mejorar la recuperación de los ictus. Los mecanismos que propician la recuperación más rápida que se observa después de un ictus en los animales no se entienden claramente. Esta revisión identificó diez pequeños ensayos aleatorizados de anfetaminas en pacientes con ictus. No se encontró evidencia de que las anfetaminas produjeran más efectos beneficiosos que perjudiciales. No hay evidencia suficiente que apoye el uso habitual de las anfetaminas para promover la recuperación después de un ictus. Se necesitan ensayos controlados adicionales.
En la actualidad, se han estudiado muy pocos pacientes para poder establecer conclusiones definitivas acerca de los efectos del tratamiento con anfetaminas en la recuperación del accidente cerebrovascular. Los efectos beneficiosos indicados sobre la función motora y la tendencia no significativa hacia un mayor riesgo de muerte podrían estar relacionados con desequilibrios en las variables pronósticas u otros sesgos en los estudios. Por consiguiente, se justifica la realización de estudios de investigación adicionales.
La investigación experimental en animales demuestra que el tratamiento con anfetaminas mejora la recuperación después de una isquemia cerebral focal. Si el efecto fuera similar en humanos, el tratamiento con anfetaminas podría tener un impacto importante en la recuperación del accidente cerebrovascular.
Evaluar los efectos del tratamiento con anfetaminas en pacientes con un accidente cerebrovascular.
Se realizaron búsquedas en el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes cerebrovasculares (Cochrane Stroke Group) (última búsqueda en enero de 2006), el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (The Cochrane Library Número 1, 2006), MEDLINE (1966 a enero de 2006), EMBASE (1980 a enero de 2006), CINAHL (1982 a enero de 2006), CINAHL (1982 a enero de 2006), Science Citation Index (1992 a marzo de 2005) y registros de ensayos en curso. También se revisaron las listas de referencias de todos los artículos y revisiones relevantes, y se estableció contacto con investigadores en el campo.
Ensayos aleatorizados sin factores de confusión que compararon las anfetaminas con el placebo.
Dos autores de la revisión seleccionaron de forma independiente los ensayos para inclusión y evaluaron la calidad; uno de ellos extrajo los datos.
Se incluyeron diez estudios con 287 pacientes, pero no todos los ensayos contribuyeron con datos a cada desenlace examinado en esta revisión. La calidad de los ensayos varió, pero generalmente fue alta. Sobre la base de tres ensayos (106 pacientes) no hubo evidencia de que el tratamiento con anfetaminas redujera la muerte o la dependencia (odds-ratio de Peto [OR de Peto] 1,5; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,6 a 3,3). Los desequilibrios iniciales con los accidentes cerebrovasculares más graves asignados a anfetaminas, pueden explicar la tendencia al aumento de las muertes al final del seguimiento entre los pacientes asignados al tratamiento con anfetaminas (OR de Peto 2,8; IC del 95%: 0,9 a 8,6). Según dos ensayos (73 pacientes), la presión arterial sistólica (diferencia de medias ponderada [DMP] 8,4 mmHg; IC del 95%: 1,6 a 15,2) y la diastólica (DMP 4,9 mmHg; IC del 95%: 1,1 a 8,8), así como la frecuencia cardíaca (DMP 10,6 lpm; IC del 95%: 3,3 a 17,8) aumentaron en los pacientes asignados a anfetaminas. A partir de seis estudios (176 pacientes), hubo evidencia de un mejor cambio relativo a partir del inicio hasta el último seguimiento en la función motora (DMP -6,1 puntos; IC del 95%: -10,4 a -1,9). Los diferentes resultados con diferentes enfoques de análisis resaltan la necesidad de tener precaución en la interpretación de los resultados.
La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.