Si se tiene en cuenta que otros tratamientos han demostrado reducir las tasas de fracturas vertebrales, el flúor podría no ser la primera opción terapéutica para el tratamiento ni la prevención de las fracturas osteoporóticas. La evidencia mostró un aumento en el riesgo de efectos secundarios gastrointestinales y de fracturas no vertebrales con el flúor.
Aunque el flúor tiene la capacidad de aumentar la DMO en la columna lumbar, no da lugar a una reducción de las fracturas vertebrales. Al aumentar la dosis de flúor, se incrementa el riesgo de fractura no vertebral y los efectos secundarios gastrointestinales sin efectos sobre la tasa de fracturas vertebrales.
La osteoporosis es una enfermedad que provoca un aumento en el riesgo de fracturas debido a la reducción del volumen óseo, que se produce por un desequilibrio entre la formación y la resorción ósea. Debido a esta propiedad, el flúor se ha utilizado durante más de 30 años como tratamiento para la osteoporosis.
Evaluar la eficacia del tratamiento con flúor sobre la pérdida ósea, las fracturas vertebrales y no vertebrales y los efectos secundarios en mujeres posmenopáusicas.
Se realizaron búsquedas en MEDLINE, Current Contents y el Registro Cochrane de ensayos controlados hasta diciembre de 1998.
Dos autores de la revisión independientes seleccionaron los ECA que cumplieran los criterios de inclusión predeterminados.
Dos autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente mediante formularios predeterminados y evaluaron la calidad metodológica de los ensayos con el uso de una escala validada. Para los desenlaces dicotómicos se calcularon los riesgos relativos (RR) y para los desenlaces continuos se calcularon las diferencias de medias ponderadas (DMP) del cambio porcentual con respecto al valor inicial. Cuando existía heterogeneidad (determinada por una prueba de ji cuadrado) se utilizó un modelo de efectos aleatorios.
Once estudios (1429 sujetos) cumplieron los criterios de inclusión. Se comprobó que el aumento de la densidad mineral ósea (DMO) de la columna lumbar era mayor en el grupo de tratamiento que en el grupo control, con una DMP del 8,1% (IC del 95%: 7,15 a 9,09) después de dos años de tratamiento y del 16,1% (IC del 95%: 14,65 a 17,5) después de cuatro años. El RR de nuevas fracturas vertebrales no fue significativo a los dos años (0,87 [IC del 95%: 0,51 a 1,46]) ni a los cuatro años (0,9 [IC del 95%: 0,71 a 1,14]). El RR de nuevas fracturas no vertebrales no fue significativo a los dos años (1,2 [IC del 95%: 0,68 a 2,1]), pero aumentó a los cuatro años en el grupo tratado (1,85 [IC del 95%: 1,36 a 2,5]), sobre todo si se administra a dosis elevadas y no en forma de liberación lenta. El RR de los efectos secundarios gastrointestinales no fue significativo a los dos años (2,18 [IC del 95%: 0,86 a 1,21]), pero aumentó a los cuatro años en el grupo tratado (2,18 [IC del 95%: 1,69 a 4,57]), especialmente si el flúor se administra a dosis elevadas y no en forma de liberación lenta. No hay evidencia de que haya una diferencia importante en el número de retiros y de abandonos entre los grupos tratados y los grupos control a los dos y a los cuatro años.
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