Los betabloqueantes reducen la mortalidad en pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca y enfermedad arterial coronaria. Tradicionalmente no se han administrado a pacientes con enfermedades reversibles de las vías respiratorias (asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica con un componente obstructivo reversible), por temor a los efectos respiratorios adversos. Esta revisión de ensayos controlados aleatorizados, que evaluó el uso de betabloqueantes cardioselectivos en pacientes con enfermedades reversibles de las vías respiratorias, no demostró un aumento de los efectos respiratorios adversos. Según la evidencia disponible, parece que es seguro prescribir estos medicamentos a las personas con enfermedades reversibles de las vías respiratorias.
Los betabloqueantes cardioselectivos administrados en enfermedades reversibles de las vías respiratorias de leves a moderadas o en la EPOC no producen efectos respiratorios adversos. Dado su efecto beneficioso demostrado en afecciones como la insuficiencia cardíaca, las arritmias cardíacas y la hipertensión, estos agentes no se deben evitar en estos pacientes. Aún se debe establecer la seguridad a largo plazo.
El tratamiento con betabloqueantes tiene efectos beneficiosos sobre la mortalidad en los pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca y arteriopatía coronaria, así como durante el período perioperatorio. Estos fármacos se han considerado tradicionalmente contraindicados en pacientes con enfermedades reversibles de las vías respiratorias.
Evaluar el efecto de los betabloqueantes cardioselectivos en pacientes con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Se realizó una búsqueda en el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Vías respiratorias (Cochrane Airways Group) hasta junio de 2011. Se revisaron las listas de referencias de informes de ensayos y artículos de revisión.
Ensayos aleatorizados, cegados y controlados con placebo de los efectos de los betabloqueantes cardioselectivos de dosis única o de tratamiento continuado en pacientes con enfermedades reversibles de las vías respiratorias.
Dos autores de la revisión independientes extrajeron los datos de los artículos seleccionados, conciliando las diferencias por consenso. Los betabloqueantes se dividieron en aquellos con o sin actividad simpaticomimética intrínseca (ASI). Las intervenciones fueron: la administración de un bloqueador beta1 a dosis única o continuada, y la respuesta al agonista beta2 administrado después del fármaco de estudio.
Diecinueve estudios sobre el tratamiento con una sola dosis y diez estudios sobre el tratamiento continuado cumplieron los criterios de inclusión. La dosis única de betabloqueante cardioselectivo produjo una reducción del 7,46% (intervalo de confianza [IC] del 95%: 5,59 a 9,32) del volumen espiratorio forzado en un segundo (VEF1), pero con un aumento del 4,63% (IC del 95%: 2,47 a 6,78) del VEF1 con el agonista beta2, en comparación con el placebo. El tratamiento de tres a 28 días no produjo cambios en el VEF1 (diferencia de medias [DM] -0,42% de cambio con respecto al valor inicial; IC del 95%: -3,74 a 2,91), en los síntomas o en el uso del inhalador, mientras que se mantuvo una respuesta del 8,74% (IC del 95%: 1,96 a 15,52) al agonista beta2. No hubo cambios significativos en el efecto del tratamiento sobre el VEF1 en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): dosis única (DM -5,28%; IC del 95%: -10,03 a -0,54); tratamiento continuado (DM 1,07%; IC del 95%: -3,30 a 5,44).
Con el tratamiento continuado no hubo diferencias significativas en la respuesta del VEF1 de los betabloqueantes sin ASI en comparación con los betabloqueantes con ASI: -3,22% (IC del 95%: -7,79 a 1,36) en comparación con 2,72% (IC del 95%: -2,12 a 7,57). Los betabloqueantes sin ASI produjeron un aumento del 12,0% en el VEF1 tras la administración de agonistas beta2 en comparación con el placebo (IC del 95%: 4,12 a 19,87), mientras que los bloqueantes beta1 con ASI no produjeron cambios en comparación con el placebo (DM -0,60%; IC del 95%: -13,93 a 12,73). Estos resultados se obtuvieron en un escaso número de estudios con pocos pacientes. La diferencia no fue significativa.
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