Se sabe que las personas con diabetes tipo 2 tienen mayor riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares (como ataque al corazón o ictus). La diabetes mellitus tipo 2 es la cuarta causa principal de muerte en los países desarrollados, con el doble de riesgo de mortalidad y dos a cuatro veces mayor riesgo de cardiopatía coronaria e ictus. La dislipidemia típica (anomalías de los lípidos en sangre) asociada con la diabetes tipo 2 es una combinación de hipertrigliceridemia (niveles altos de grasas [triglicéridos] en la sangre), niveles bajos de colesterol HDL (lipoproteínas de alta densidad) y composición anormal del colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad). Los niveles bajos de colesterol HDL y los niveles altos de colesterol LDL se asocian con un aumento en el riesgo de enfermedad cardiovascular, mientras que los niveles aumentados de los triglicéridos están menos claramente relacionados con un elevado riesgo de enfermedad cardiovascular. Se han utilizado varios enfoques farmacológicos para el tratamiento de la dislipidemia diabética y los enfoques dietéticos estándar se centran en la restricción de las grasas saturadas y la limitación de la ingesta de carbohidratos simples y de alcohol. A finales de la década de 1980, varios investigadores informaron sobre el uso de suplementos dietéticos con aceite de pescado como una forma de tratar la dislipidemia diabética. Los aceites y las grasas dietéticas de orígenes distintos difieren de forma considerable en su composición de ácidos grasos. La grasa animal es rica en ácidos grasos saturados, mientras que los aceites vegetales y marinos son ricos en ácidos grasos poliinsaturados. La mayoría de los aceites de pescado son de la variedad denominada omega-3 (ácidos grasos poliinsaturados [AGPI] omega-3).
Se identificaron 23 ensayos aleatorizados (duración máxima de ocho meses) que incluyeron 1075 personas en los que los AGPI omega-3 se compararon con aceite vegetal o placebo. Ninguno de los ensayos analizó el desenlace cardiovascular con la enfermedad cardiovascular o la muerte como una medida de desenlace.
La revisión muestra que aunque algunos tipos de grasa en la sangre se reducen con la administración de suplementos de omega-3, otros aumentaron, como el colesterol LDL (que podría favorecer la cardiopatía). El control de los niveles de azúcar en sangre no se vio afectado por el tratamiento. No se observaron otros efectos adversos de las intervenciones. Se necesitan ensayos con desenlaces clínicos de duración suficiente para establecer de forma concluyente la función de los AGPI omega-3 en la diabetes tipo 2, pero los resultados de esta revisión no indican un efecto perjudicial importante en el equilibrio de las grasas en sangre y confirman que no tienen efectos adversos en el control de la glucemia.
La administración de suplementos de AGPI omega-3 para la diabetes tipo 2 disminuye los triglicéridos y el colesterol VLDL, pero podría aumentar el colesterol LDL (aunque los resultados no fueron significativos en los subgrupos) y no tiene efectos estadísticamente significativos en los controles glucémicos ni en la insulina en ayunas. Se necesitan ensayos que midan desenlaces definidos como los eventos vasculares o la muerte.
Las personas con diabetes mellitus tipo 2 tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Se sabe que los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) omega-3 dietéticos reducen los niveles de triglicéridos, pero su impacto sobre los niveles de colesterol, el control glucémico y los desenlaces vasculares no son bien conocidos.
Determinar los efectos de la administración de suplementos de AGPI omega-3 sobre los desenlaces cardiovasculares, los niveles de colesterol y el control glucémico en personas con diabetes mellitus tipo 2.
Se realizó una búsqueda exhaustiva en La Biblioteca Cochrane, MEDLINE, EMBASE, bibliografías de documentos relevantes y se estableció contacto con expertos para identificar ensayos adicionales.
Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorizados cuando la administración de suplementos de AGPI omega-3 o la ingesta dietética se asignó al azar y sin factores de confusión en personas con diabetes tipo 2. Se estableció contacto con los autores de los ensayos grandes para obtener la información faltante.
Los ensayos se evaluaron para inclusión. Se estableció contacto con los autores para obtener la información faltante. Se extrajeron los datos y se evaluó la calidad por duplicado y de forma independiente. Se realizó un metanálisis de efectos fijos.
Se incluyeron 23 ensayos controlados aleatorizados (1075 participantes) con una duración media del tratamiento de 8,9 semanas. La dosis media de AGPI omega-3 utilizada en los ensayos fue de 3,5 g/d. No se identificaron ensayos con desenlaces de eventos vasculares o mortalidad. Los niveles de triglicéridos de los tratados con AGPI omega-3 disminuyeron de manera significativa en 0,45 mmol/l (intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,58 a -0,32; p < 0,00001) y el colesterol VLDL disminuyó en -0,07 mmol/l (IC del 95%: -0,13 a 0,00; p = 0,04). Los niveles de colesterol LDL aumentaron en un 0,11 mmol/l (IC del 95%: 0,00 a 0,22; p = 0,05). No se observaron cambios significativos en el colesterol HDL o total, la HbA1c, la glucemia en ayunas, la insulina en ayunas ni en el peso corporal. El aumento del colesterol VLDL se mantuvo significativo sólo en los ensayos de duración más prolongada y en pacientes hipertrigliceridémicos. El aumento del colesterol LDL no fue significativo en los análisis de subgrupos. No se informaron efectos adversos de la intervención.
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