Las fracturas (roturas) de muñeca son muy frecuentes, especialmente en las mujeres con osteoporosis. Es posible que haya que volver a colocar los fragmentos de hueso en su sitio. La anestesia se utiliza para evitar el dolor durante el tratamiento y hay varios métodos de uso común. La anestesia general implica una pérdida de conciencia. La anestesia regional consiste en una inyección (en una vena o en el tejido que rodea los nervios) para adormecer el brazo lesionado. La anestesia local es una inyección directamente en el lugar de la fractura. La sedación suele consistir en el uso de un medicamento para calmar la ansiedad y promover la somnolencia. La revisión encontró que no había suficiente evidencia de ensayos aleatorizados para decidir cuál es el mejor método.
No hubo evidencia sólida a partir de ensayos aleatorizados para establecer la efectividad relativa de los diferentes métodos de anestesia, las diferentes técnicas físicas asociadas o el uso de fármacos complementarios en el tratamiento de las fracturas distales del radio. Sin embargo, hay algunos indicios de que el bloqueo del hematoma proporciona una analgesia más deficiente que la anestesia regional intravenosa, y puede comprometer la reducción.
Dadas las numerosas cuestiones sin resolver sobre el tratamiento de estas fracturas, se indica que el camino a seguir sea un programa integrado de investigación que incluya la consideración de las opciones de anestesia.
La fractura distal del radio es un problema clínico común, especialmente en mujeres blancas de edad avanzada con osteoporosis. Se suele aplicar anestesia durante la movilización pasiva de las fracturas desplazadas o durante el tratamiento quirúrgico.
Examinar y resumir la evidencia sobre la efectividad relativa de los principales métodos de anestesia (bloqueo del hematoma, anestesia regional intravenosa, bloqueos nerviosos regionales, sedación y anestesia general), así como de las técnicas físicas asociadas y los fármacos complementarios utilizados durante el tratamiento de las fracturas distales del radio en adultos.
Se realizaron búsquedas en el registro especializado del Grupo Cochrane de Lesiones óseas, articulares y musculares (Cochrane Bone, Joint and Muscle Trauma Group) (noviembre de 2003), en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (La Biblioteca Cochrane, número 4, 2003), en MEDLINE (desde 1966 hasta la segunda semana de noviembre de 2003), en EMBASE (desde 1988 hasta la semana 49 de 2003), en CINAHL (desde 1982 hasta la primera semana de diciembre de 2003), en el National Research Register del Reino Unido (número 4, 2003), en Current Controlled Trials (octubre de 2003) y en las listas de referencias de los artículos. También se buscaron de forma manual resúmenes de congresos de varias reuniones de ortopedia.
Ensayos clínicos aleatorizados o cuasialeatorizados que evaluaron intervenciones relevantes para estas lesiones (ver Objetivos). Se excluyeron los ensayos farmacológicos que compararon dosis de fármacos y, con una excepción, diferentes fármacos de la misma clase. También se excluyeron los ensayos que sólo informaron desenlaces farmacocinéticos y fisiológicos.
Los tres autores de la revisión evaluaron de forma independiente la calidad metodológica de todos los ensayos que cumplieron los criterios de selección. Dos autores de la revisión extrajeron los datos de forma independiente. Los datos cuantitativos se presentan utilizando los riesgos relativos o las diferencias de medias junto con los límites de confianza del 95%. Sólo fue posible un agrupamiento muy limitado de los resultados de ensayos comparables.
Los 18 estudios incluidos incluían al menos 1200 pacientes, principalmente mujeres y de edad avanzada, con fracturas distales del radio. Todos los estudios tenían serias limitaciones metodológicas, sobre todo en la frecuente falta de evaluación de desenlaces clínicamente importantes y a largo plazo.
Cinco ensayos aportaron evidencia de que, en comparación con el bloqueo del hematoma, la anestesia regional intravenosa proporcionó una mejor analgesia durante la movilización pasiva de la fractura y permitió una mejor y más fácil reducción de la fractura, con algunos indicios de un menor riesgo de redislocación posterior o necesidad de una nueva reducción. En cambio, el bloqueo del hematoma fue más rápido y fácil de realizar y requería menos recursos.
Hubo evidencia inadecuada de la efectividad relativa de los diferentes métodos de anestesia a partir de las siguientes comparaciones, todas examinadas en ensayos únicos: bloqueo nervioso versus bloqueo del hematoma; sedación intravenosa versus bloqueo del hematoma; anestesia general versus bloqueo del hematoma; anestesia general versus sedación; y anestesia general versus bloqueo del hematoma y sedación.
Ninguno de los tres ensayos que evaluaron tres aspectos físicos diferentes de la anestesia (sitio de inyección, o torniquete adicional, para la anestesia regional intravenosa; y técnica para el bloqueo del plexo braquial) proporcionó evidencia concluyente de la efectividad y seguridad de la nueva técnica.
Seis ensayos examinaron el uso de fármacos complementarios. Se probó el agregado de dos relajantes musculares diferentes y un analgésico para la anestesia regional intravenosa; un sedante y hialuronidasa para el bloqueo del hematoma; y clonidina para el bloqueo del plexo braquial. Todos los ensayos que evaluaron los complementos no aportaron evidencia sobre el desenlace clínico final.
Un estudio muy deficiente en el que se comparó la bupivacaína con la prilocaína para la anestesia regional intravenosa dio una idea de los posibles efectos de confusión del tratamiento por médicos diferentes sobre el desenlace de los pacientes.
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