La tuberculosis espinal (TB espinal) se presenta en alrededor del 1% al 2% de los pacientes con TB (la enfermedad infecciosa más común en el mundo). La enfermedad puede tener un gran impacto en la vida de los pacientes. Puede ocurrir compresión nerviosa que provoca dolor, pérdida de la sensibilidad y problemas respiratorios. También se puede producir pérdida ósea y curvatura de la columna vertebral, dando lugar a pérdida de la función nerviosa y parálisis después de algunos años, incluso si la tuberculosis se ha curado. Corregir con cirugía en este punto puede ser difícil debido a la complejidad de la cirugía requerida. Se ha indicado que se podría realizar una cirugía en el momento en que se diagnostique la tuberculosis de la columna vertebral y utilizar un tratamiento con fármacos (quimioterapia). Sin embargo, toda cirugía tiene posibles efectos adversos. Esta revisión de ensayos encontró que no hubo un número suficiente de participantes en los dos ensayos encontrados (331 participantes) para poder determinar si la cirugía de rutina en las primeras etapas tenía en general efectos beneficiosos. Se necesitan más ensayos y éstos deben evaluar el dolor que presentan los pacientes y sus opiniones sobre la enfermedad y el tratamiento.
Los dos ensayos incluidos tuvieron muy pocos participantes para poder determinar si la cirugía de rutina podría ayudar. Aunque los fármacos y las técnicas quirúrgicas actuales ahora están mucho más avanzadas, estos resultados indican que la cirugía de rutina no se puede recomendar a menos que se realice en el contexto de un ensayo controlado aleatorizado grande y bien realizado. Los médicos pueden considerar que la cirugía puede estar clínicamente indicada en algunos grupos de pacientes. Los estudios futuros deben abordar estos temas, así como la opinión del paciente sobre su enfermedad y su tratamiento.
Generalmente la tuberculosis se puede curar con quimioterapia, pero hay controversia en la literatura sobre la necesidad de una intervención quirúrgica en el 1% al 2% de los pacientes con tuberculosis de la columna vertebral.
Comparar la quimioterapia más la cirugía con la quimioterapia sola para tratar a los pacientes diagnosticados con tuberculosis activa de la columna vertebral.
Se realizaron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane de Enfermedades Infecciosas (Cochrane Infectious Diseases Group) (febrero de 2010), CENTRAL (The Cochrane Library 2010, número 1), MEDLINE (1966 hasta febrero de 2010), EMBASE (1974 hasta febrero de 2010), LILACS (1982 hasta febrero de 2010), resúmenes de congresos y listas de referencias. Una actualización de la búsqueda en noviembre de 2012 no encontró estudios nuevos.
Ensayos controlados aleatorizados con un seguimiento de al menos un año que compararon quimioterapia más cirugía con quimioterapia sola para tratar la tuberculosis activa de la columna torácica y lumbar.
Dos autores, de forma independiente, evaluaron la elegibilidad y la calidad metodológica de los ensayos y extrajeron los datos. Los datos se analizaron mediante el odds ratio con intervalos de confianza del 95%.
Dos ensayos controlados aleatorizados (331 participantes) cumplieron los criterios de inclusión. Se realizaron en las décadas de 1970 y 1980 y se dispuso de informes de seguimiento después de 18 meses, tres años y cinco años; en un ensayo también se informó de un seguimiento de diez años. La completitud del seguimiento varió en los diferentes puntos temporales, con menos del 80% de los participantes disponibles para el análisis en varios puntos temporales. No hubo diferencias estadísticamente significativas en las medidas de resultado: ángulo de cifosis, déficit neurológico (nadie desarrolló esta complicación), fusión ósea, ausencia de tuberculosis espinal, muerte por cualquier causa, nivel de actividad recuperado, cambio de tratamiento asignado o pérdida ósea. Ninguno de los ensayos informó sobre el dolor. De los 130 participantes asignados a quimioterapia solamente, 12 presentaron déficit neurológico y cinco necesitaron una operación de descompresión. Un ensayo indicó que un ángulo de cifosis inicial superior a 30° es probable que empeore, especialmente en los niños.
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