La desnutrición es una de las causas subyacentes de las enfermedades y muertes infantiles en los países de ingresos bajos y medios. Proporcionar alimentos adicionales a los niños o a las familias más allá de lo que normalmente tienen en casa es una intervención destinada a apoyar el bienestar nutricional de la población objetivo. Se incluyeron ocho estudios en los que los participantes se asignaron al azar a dos grupos: un grupo recibió alimentos extra y el otro grupo fue un control, que o no recibió alimentos o recibió alimentos de muy bajo contenido nutricional. Aunque el impacto de la alimentación suplementaria en el crecimiento del niño no parece ser significativo, no es posible establecer conclusiones hasta que se disponga de estudios que incluyan un número mayor de personas y no permitan que los evaluadores sepan quién recibe la intervención. Aunque es difícil determinar si la alimentación suplementaria comunitaria ayuda a promover el crecimiento de los niños desde el nacimiento hasta los cinco años de edad en los países de ingresos bajos y medios, es obviamente vital seguir proporcionando alimentos, atención sanitaria y saneamiento a quienes los necesitan.
La escasez de estudios disponibles y su heterogeneidad hace difícil establecer conclusiones firmes. Los resultados de la revisión indican que la alimentación suplementaria no tiene un efecto significativo en el crecimiento del niño; sin embargo, los resultados agrupados se deben interpretar con gran cautela porque los estudios incluidos en la revisión son clínicamente diversos. Los estudios futuros deben abordar cuestiones de diseño de la investigación, incluido el cálculo del tamaño de la muestra, para detectar efectos clínicos significativos y la ocultación adecuada de la asignación a la intervención. Mientras tanto, las familias y los niños necesitados deben recibir una alimentación, atención sanitaria y saneamiento adecuados sin esperar a que se realicen nuevos ECA para establecer una base de investigación para la alimentación infantil.
La alimentación suplementaria se define como el suministro de alimentos adicionales a los niños o a las familias más allá de la ración normal de sus dietas domésticas. El impacto de la suplementación alimentaria en el crecimiento infantil merece una evaluación cuidadosa en vista de la confianza de muchos estados y organizaciones no gubernamentales en esta intervención para mejorar la salud infantil en los países de ingresos bajos y medios (PIBM). Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2005.
Evaluar la eficacia de la alimentación suplementaria comunitaria para promover el crecimiento físico de los niños menores de cinco años en los PIBM.
Para esta revisión actualizada se realizaron búsquedas en las siguientes bases de datos el 31 de enero de 2011: CENTRAL (la Cochrane Library), MEDLINE (1948 hasta la tercera semana de enero de 2011), EMBASE (1980 hasta la tercera semana de 2011), CINAHL (1937 hasta el 27 de enero de 2011), LILACS (todos los años), WorldCat para disertaciones y tesis (todos los años) y ClinicalTrials.gov (todos los años).
Ensayos controlados aleatorizados (ECA) que evaluaron la alimentación suplementaria en comparación con un grupo control (ninguna intervención o un placebo como alimentos con un número muy bajo de nutrientes y calorías) en niños desde el nacimiento hasta los cinco años de edad en PIBM.
Dos autores de la revisión, de manera independiente, recopilaron y analizaron los datos.
Se incluyeron ocho ECA (n = 1243 niños) con un riesgo relativamente alto de sesgo. Se encontraron altos niveles de heterogeneidad clínica en los participantes, las intervenciones y las medidas de resultados de los estudios. No obstante, para cuantificar los efectos agrupados de la alimentación suplementaria, se decidió combinar los estudios según las características preestablecidas. Se trataba de la edad de los niños (menores o mayores de 24 meses), el estado nutricional inicial (atrofiado o debilitado, o no atrofiado ni debilitado) y la duración de la intervención (menos o más de 12 meses). Sólo se encontró una diferencia estadísticamente significativa del efecto en la duración de la intervención en los niños menores de 12 meses (dos estudios; 795 niños; diferencia de medias 0,19 cm; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,07 a 0,31). Sobre la base de la estadística resumen calculada para cada estudio, la diferencia de medias (DM) entre los grupos de intervención y control varió de 0,48 cm (IC del 95%: 0,07 a 0,89) a 1,3 cm (IC del 95%: 0,03 a 2,57) después de tres y 12 meses de intervención, respectivamente. Faltaron datos sobre los posibles efectos adversos.
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